Título original: Quien a hierro mata. Dirección: Paco Plaza. País: España. Año: 2019. Duración: 107
min. Género: Thriller.
David Gallart (Montaje), Pablo Rosso (Fotografía), Juan Galiñanes, Jorge
Guerricaechevarria (Guión), Maika
Makovski (Música), Emma Lustres,
Borja Pena, Mercedes Gamero, Mikel Lejarza (Producción), David Machado, Gabriel Gutierrez, Yasmina Praderas (Sonido), Susana Veira, Nacho Díaz (Maquillaje), Vinyet Escobar (Vestuario), Javier Alvariño (Dirección Artística), Arantza Velez (Casting), Beatriz Antelo (Peluquería).
Estreno en Sevilla: 30 Agosto 2019
Reparto:
Luis Tosar (Mario), Xan
Cejudo (Antonio), Ismael Martínez (Toño), Enric Auquer (Kike), María Vazquez
(Julia).
Sinopsis:
En un pueblo de la costa
gallega vive Mario, un hombre ejemplar. En la residencia de ancianos en la que
trabaja como enfermero todos le aprecian. Cuando el narcotraficante más
conocido de la zona, Antonio Padín, recién salido de la cárcel, ingresa en la
residencia, Mario trata de que Antonio se sienta como en casa. Ahora, los dos
hijos de Padín, Kike y Toño, están al mando del negocio familiar. Pero un fallo
en una operación llevará a Kike a la cárcel y les generará una gran deuda con
un proveedor colombiano. Toño recurrirá al enfermero para que intente convencer
a su padre de que asuma la deuda. Pero Mario tiene sus propios planes.
Comentarios:
Lo que parecía la
sustancia esencial del cine de Paco Plaza, el terror, y que se solidificó junto
a Jaume Balagueró en los varios «[*REC]» y en «Verónica», se desplaza aquí
hacia el terreno del «thriller», de la intriga, y tal y como sugiere el título
se trata de una historia en la que la venganza será el condimento predominante.
Y sin duda, el director se siente cómodo en el desplazamiento: elabora una
trama dura, seca, correosa a partir del guion de Juan Galiñanes y Jorge
Guerricaechevarría, con personajes muy nítidos (quizá, en exceso) y en el
entorno preciso, la Ría de Arousa, en Galicia, tradicionalmente un foco del
narcotráfico que es el apropiado para el argumento.
El personaje central es
Mario, un hombre apreciado en el lugar y en el geriátrico donde trabaja de
enfermero, y que interpreta con gran dominio del entrelineado del guion Luis
Tosar, un actor que sabe convivir con cualquier emoción extrema de sus personajes,
y que se lleva las callosidades hasta la ternura y la delicadeza hasta la
brutalidad sin crear apenas contradicciones. El tejido del relato, familiar,
laboral, se tensa con la llegada al geriátrico de un personaje, Antonio Padín,
el poderoso «capo» del narcotráfico atacado ya por la vejez y una enfermedad
degenerativa, y esa tensión es en varios niveles, desde el descriptivo de los
dos mundos (la tranquilidad del geriátrico y la agitación entre bandas de
narcotraficantes), al puramente ético (el pasado de Mario, los perfiles de su
personaje) y al interpretativo, con un duelo magnífico entre Tosar y Xan
Cejudo, el actor recientemente fallecido que encarna al pétreo y despiadado
mafioso. El resultado es tremendo, implacable, orgulloso de su negrura y de su control
de los clichés, con una narrativa y una fotografía que enseña los líquidos
fermentados por sus comisuras. No es una película de terror, pero invita a
santiguarse al final. (Oti Rodríguez Marchante).
Recomendada.
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