Título original: Ballon. Dirección: Michael Herbig. País: Alemania. Año: 2018. Duración: 120
min. Género: Drama, Thriller.
Alexander Dittner (Montaje), Torsten Breuer (Fotografía), Kit Hopkins, Thilo
Röscheisen, Michael Bully Herbig (Guión),
Ralf Wengenmayr (Música), Michael
Bully Herbig (Producción), Uli Fauth
(Producción ejecutiva), Tatjana
Krauskopf (Maquillaje), Lisy Christl
(Vestuario), Bernd Lepel (Dirección Artística), Daniela Tolkien (Casting).
2 nominaciones a los Premios
del Cine Alemán (Banda Sonora y Diseño de Sonido).
Estreno en Sevilla: 06 Septiembre 2019
Reparto:
Friedrich Mücke (Peter
Strelzyk), Karoline Schuch (Doris Strelzyk), David Kross (Günter Wetzel),
Alicia Von Rittberg (Petra Wetzel), Thomas Kretschmann (Teniente Coronel
Seidel), Jonas Holdenrieder (Frank Strelzyk), Tilman Döbler (Andreas “Fitscher”
Strelzyk), Ronald Kukulies (Erik Baumann), Emily Kusche (Klara Baumann), Till
Patz (Peterchen Wetzel), Ben Teichmann (Andreas Wetzel), Christian Näthe
(Capitán Heym), Sebastian Hülk (Sargento Lesch), Gernot Kunert (Teniente
Coronel Schirra), Ulrich Friedrich Brandhoff (Teniente Coronel Tornow).
Sinopsis:
En los años 80 dos
familias alemanas de la Alemania oriental (RDA) intentan pasar a la Alemania
occidental (RFA) en un globo aerostático casero.
Comentarios:
El Checkpoint Charlie, el
museo berlinés dedicado al paso fronterizo entre el Este y el Oeste en tiempos
de ciudad dividida, puede ser un sitio mágico o un lugar tristemente inhóspito,
dependiendo del lugar donde se coloque la cabeza del visitante y la amplitud de
miras que ejerza. Los inventos, artilugios y, en definitiva, el ingenio que los
habitantes del segmento de la Alemania socialista desarrollaron para escapar y
cruzar al otro lado pueden llevar a una alegre excitación casi circense. Pero
en realidad el lugar también desprende un funesto olor a muerte, la de un país,
la de una generación, la de unos ideales políticos.
“Viento de libertad”,
película de Michael Herbig que homenajea a los que intentaron la fuga con la
historia de una de esas familias, parece haberse quedado en la primera etapa,
la de la feliz celebración, pero se ha olvidado de la segunda, la del estado
exterior e interior de unos seres humanos marcados por una pared de contención
y un muro de extremismo.
Inspirada en la historia
real de la doble tentativa de pasar la frontera con un globo aerostático
casero, y ambientada a principios de los años ochenta, “Viento de libertad” es
un relato de suspense, casi a la manera americana, que empieza casi donde
cualquier otro impondría su clímax: por la escapada. Herbig y sus guionistas
eluden los razonamientos que les llevan hacia la aventura de la gloria o del
suicidio, incluso acompañados de niños pequeños. Y se basa casi exclusivamente
en la suma de una larga serie de situaciones de tensión circunstancial, unas
pocas bien trazadas, y otras cuantas, de una gastada originalidad: el
empecinamiento por jugar con los personajes secundarios al silencio, la mirada
escrutadora y el presunto indicio de que los han calado, para luego girar hacia
la pregunta idiota que nada tiene que ver con la intriga; la simulada realidad
trágica que no es más que una pesadilla física, y hasta el recurso de la falsa
apertura de la puerta en dos escenarios, practicada por Jonathan Demme en uno
de los grandes momentos de “El silencio de los corderos”.
Un suspense que, por otro
lado, es solo aparente, pues el tono de la película deja claro que es impensable
un final distinto del que tiene. Y en beneficio del entretenimiento, la
historia nunca llega a desarrollar algunos de los temas y subtextos de interés
que deja apuntados: la dicotomía entre conformismo y rebeldía; la grisura de la
paz socialista, o el (muy Sidney Lumet) tema de quién paga el atrevimiento y
los pecados de los padres: los hijos. Herbig se ha quedado en la parafernalia
mágica y superficial del Checkpoint Charlie. (Javier Ocaña).
No
Recomendada.
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