Título original: Ad Astra. Dirección: James Gray. País: USA. Año: 2019. Duración: 122
min. Género: Ciencia-Ficción.
John Axelrad, Lee Haugen
(Montaje), Hoyte Van Hoytema (Fotografía), James Gray, Ethan Gross (Guión), Max Richter (Música), Brad Pitt, Dede Gardner,
Jeremy Kleiner, James Gray, Rodrigo Teixeira, Anthony Katagas (Producción).
Presentada en la sección
oficial del Festival de Venecia 2019.
Estreno en Sevilla: 20 Septiembre 2019
Reparto:
Brad Pitt (Roy McBride),
Liv Tyler (Eve McBride), Tommy Lee Jones (Clifford McBride), Donald Sutherland
(Croronel Pruitt), Ruth Negga (Helen Lantos), Jamie Kennedy (Sargento Peter
Bello), John Ortiz (General Rivas), Kimberly Elise (Lorraine Deavers), John
Finn (Stroud), LisaGay Hamilton (Gral. Adj. Amelia Vogel), Alyson
Reed (Janice Collins).
Sinopsis:
El astronauta Roy McBride
(Brad Pitt) viaja a los límites exteriores del sistema solar para encontrar a
su padre perdido y desentrañar un misterio que amenaza la supervivencia de
nuestro planeta. Su viaje desvelará secretos que desafían la naturaleza de la
existencia humana y nuestro lugar en el cosmos.
Comentarios:
No existe precisamente la
exaltación ni la plenitud en aquello que imaginaron por primera vez Verne en la
literatura y Méliès en el cine. O sea, los viajes espaciales, iniciados en la
realidad con algo tan prodigioso como que el hombre pisara la Luna. Las novelas
y relatos de ciencia ficción son inquietantes o terroríficos. Y las películas,
a excepción de ese circo tan triunfante, exprimido y cansino de la saga
galáctica, acostumbran a ser amenazantes, angustiosas o tétricas. Hay monstruos
esperando a los invasores como en el primer y magistral “Alien” y en sus
prescindibles secuelas. Lo más humano de “2001: una odisea del espacio” no lo
parecían los hieráticos conquistadores del espacio sino el ordenador Hal y su
agonía al ser desconectado. También era más fácil conectar anímicamente con los
trágicos replicantes de “Blade Runner” que con los despiadados y envilecidos
humanos que les van a exterminar.
En las últimas
incursiones del cine en los viajes planetarios el protagonismo lo ejercen el
tormento interior, la introspección y la angustiosa soledad de los astronautas.
Bueno, George Clooney inyectaba inicialmente humor e ironía a su personaje
flotando en la atmósfera en la admirable “Gravity” pero todo se convertía en
miedo y supervivencia para la pobre Sandra Bullock cuando se queda más solita
que la una en el amenazador espacio. La irregular pero también atractiva “El
primer hombre” contaba la hazaña lunar de Neil Armstrong, pero también el
destrozo de su corazón ante la muerte de su hija. Sin embargo, la
profesionalidad se impuso a su desdicha. Es emocionante el momento en el que
deposita en la Luna la pulserita que llevaba la cría.
En “Ad Astra” su director
y coguionista James Gray no cita como fuente de inspiración al irreemplazable
escritor Joseph Conrad y su justificadamente mítico relato “El corazón de las
tinieblas”. Creo —no estoy seguro— que tampoco lo hicieron Coppola y su
guionista John Milius en “Apocalypse Now”. Pero está claro que todos se
empaparon de Conrad, independientemente de que sus aventuras se desarrollen en
la guerra de Vietnam o en el espacio interestelar. En “Ad Astra” un astronauta
experimentado, en posesión del físico, los conocimientos y la fuerza mental que
hay que tener para profesión tan trascendente, recibe la orden de viajar a los
límites del sistema solar para averiguar qué ha ocurrido con su legendario
padre, del que no se han tenido noticias desde quince años atrás, cuando se
embarcó con la misión de encontrar vida inteligente en el universo planetario.
También sabemos que su hijo es una persona íntimamente herida, que sale de un
naufragio sentimental, que acumula frustraciones por la ausencia de su
progenitor aunque los exámenes psicológicos que precisa un trabajo de tanta
responsabilidad como el suyo le hayan aprobado para esa aventura de desarrollo
y final inciertos.
Hay misterio, tensión,
múltiples peligros, pesadumbre y sorpresas en el viaje de ese hombre roto para
encontrar al padre que se perdió en el corazón de las tinieblas. James Gray
describe esa angustia con un poderoso sentido visual. Y Brad Pitt, que además
de ser una verdadera estrella y un actor muy competente, demuestra
inteligencia, sentido artístico y capacidad de riesgo en el cine que produce,
transmite con hondura y sobriedad la tortura, la vulnerabilidad y la
incertidumbre de su personaje. Sale menos guapo que de costumbre, nada que ver
con el Adonis que despierta comprensible y generalizada lujuria cuando se
despoja de la camiseta en “Érase una vez en… Hollywood”. Y es un lujo cuando
aparecen actores tan buenos, tan veraces, con tanta personalidad, como Tommy
Lee Jones y Donald Sutherland. “Ad Astra” no es excepcional pero sí
perturbadora, más que digna, posee aroma. (Carlos Boyero).
Recomendada.
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