Título original: Sordo. Dirección: Alfonso Cortés-Cavanillas. País: España. Año: 2018. Duración: 121
min. Género: Thriller, Acción,
Western.
Alfonso Cortés-Cavanillas
(Montaje), Adolpho Cañadas, Silvia
Domínguez (Fotografía), Juan Carlos
Díaz Martin, Alfonso Cortés-Cavanillas (Guión),
Carlos Martín Jara (Música), Aníbal
Ruiz-Villar, Juanjo López (Producción),
Juanjo López (Producción ejecutiva),
Daniel Rodrigo (Sonido), Inés Díaz (Maquillaje), Austen Lasa (Vestuario), Mónica de la Fuente, Mateo
Mariotti (Dirección Artística), Ana
S. de la Morena (Casting), Blanca Díaz
(Peluquería).
Presentada en la sección
oficial del Festival de Cine Español de Málaga 2018.
Estreno en Sevilla: 13 Septiembre 2019
Reparto:
Asier Etxeandia (Anselmo
Rojas), Hugo Silva (Vicente Roig), Marian Álvarez (Rosa Ribagorda), Aitor Luna
(Capitán Bosch), Imanol Arias (Sargento Castillo), Olimpia Melinte (Darya).
Año 1944. Han pasado años
tras la Guerra Civil Española, pero muchos maquis siguen escondidos combatiendo
al franquismo. Uno de ellos es Anselmo, que se queda sordo tras una acción de
sabotaje dentro de la llamada ‘Operación Reconquista’. Escondido por los montes,
acorralado por el ejército dirigido por el Capitán Bosch y ayudado por la
mercenaria Darya Sergéevich, el silencio de su sordera será su acompañante y su
espejo, pero sobre todo su enemigo.
Comentarios:
Desde un punto de vista
estético y narrativo, la lucha del maquis, la guerrilla antifranquista que
lanzaba operaciones desde los montes en busca de la recuperación de territorio
tras la victoria nacional en la Guerra Civil, siempre tuvo un aire de wéstern.
De vana cruzada contra el poder por parte de unos héroes cansados y fracasados,
a los que la vida arrinconó en un lugar en el que la renuncia iba
irremediablemente unida a la muerte.
Bien se supo ver desde la
órbita franquista con películas como “Torrepartida” (Pedro Lazaga, 1956), en la
que los civiles armados que resistían en la ilegalidad eran retratados como
simples bandoleros, como cuatreros de clásico del Oeste desprovistos de
cualquier connotación e ideal políticos. Y ya en democracia por Julio Sánchez
Valdés, director de “Luna de lobos” (1987), basada en la novela de Julio
Llamazares, y en la que el tratamiento del espacio físico era muy semejante al
del wéstern.
Una particularidad que
ahora recoge Alfonso Cortés-Cavanillas en “Sordo”, su segundo largometraje,
para llevarla a una dimensión mucho más explícita y convirtiendo el cómic
original de David Muñoz y Rayco Pulido, publicado en 2008, en un spaguetti-western
de corte crepuscular, con personajes agotados por el tiempo y por la pérdida,
ambientado en el año 1944, cuando el inminente final de la Segunda Guerra
Mundial aún auguraba una posible ayuda aliada y desde el maquis se lanzó la
llamada “Operación Reconquista”, una importante incursión desde el valle de
Arán que debía ir acompañada posteriormente de un levantamiento popular.
En “Sordo”,
Cortés-Cavanillas y sus compañeros de La Caña Brothers, la productora que ocupa
el insólito último título de crédito (“una película de La Caña Brothers”, a la
manera de las producciones de David O. Selznick o, en cierto modo, ahora con
Netflix), han ahondado en unos elementos iconográficos de cine del Oeste que en
el cómic original apenas resaltaban, y aunque han sido relativamente fieles a
la trama y a una parte de las acciones del relato, se han alejado tanto del
tipo de encuadre como del blanco y negro, y sobre todo de la esencialidad del
trabajo de Muñoz y Pulido: el silencio, pues en la novela gráfica la inmensa
mayoría de las viñetas estaban vacías de diálogo. Así, han inventado un nuevo
vestuario y aditamentos para su héroe (abrigo muy especial, sombrero, caballo),
y acompañan cada secuencia con una banda sonora de gran vehemencia, creada por
Carlos M. Jara, con efectos de sonido e instrumentos deudores de las músicas de
Ennio Morricone, con mucha percusión y trompetas.
Con una formidable
producción y perfecta en escenarios, vestuario, localizaciones, decorados y
factura técnica en general, “Sordo” se ve con pasión durante la primera hora de
metraje, entrando de lleno en un tipo de cine de género donde los aspectos
políticos solo están en un segundo plano. Algo que tampoco es nuevo porque
Guillermo del Toro ya hizo algo semejante uniendo fantasía y terror en “El
espinazo del diablo” y “El laberinto del fauno”.
Sin embargo, a pesar del
excelente trabajo interpretativo de Asier Etxeandia, Marian Álvarez, Aitor
Luna, Imanol Arias y Ruth Díaz, y en general de todos, en la segunda mitad del
relato, sobre todo tras la aparición de la mercenaria rusa, todo es mucho más
discutible, y van surgiendo secuencias con un punto inconcebible (la violación,
sobre todo), incluso dentro de los parámetros de género entre los que se mueve
la producción. Una caída que, de todos modos, no arrastra el exquisito cuidado
de la imagen y, lo mejor, tampoco acaba con la metáfora final, con un país
sordo y ciego ante lo que tenía delante de sus ojos. (Javier Ocaña).
Recomendada
(con reservas).
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