jueves, 29 de agosto de 2019

Érase una vez en... Hollywood (Quentin Tarantino, 2019)


Título original: Once Upon a Time in... Hollywood. Dirección: Quentin Tarantino. País: USA. Año: 2019. Duración: 165 min. Género: Drama. Comedia.
Fred Raskin (Montaje), Robert Richardson (Fotografía), Quentin Tarantino (Guión), David Heyman, Shannon McIntosh, Quentin Tarantino (Producción), Gerogia Kacandes, Yu Dong (Producción ejecutiva), Arianne Phillips (Vestuario), Victoria Thomas (Casting).
Presentada en la sección oficial del Festival de Cannes 2019.
Estreno en Sevilla: 15 Agosto 2019

Reparto:
Leonardo DiCaprio (Rick Dalton), Brad Pitt (Cliff Booth), Margot Robbie (Sharon Tate), Dakota Fanning (Squeaky Fromme), Al Pacino (Marvin Shwarz), Timothy Olyphant (James Stacy), Kurt Russell (Randy), Margaret Qualley (Pussycat), Luke Perry (Wayne Maunder), Damian Lewis (Steve McQueen), Emile Hirsch (Jay Sebring), Rumer Willis (Joanna Pettet), Bruce Dern (George Spahn), Scoot Mcnairy, Clifton Collins Jr, Lew Temple, Maurice Compte, Michael Madsen, Zoë Bell, Brenda Vaccaro, Spencer Garrett.

Sinopsis:
Hollywood, años 60. La estrella de un western televisivo, Rick Dalton, intenta amoldarse a los cambios del medio al mismo tiempo que su doble. La vida de Dalton está ligada completamente a Hollywood, y es vecino de la joven y prometedora actriz y modelo Sharon Tate que acaba de casarse con el prestigioso director Roman Polanski.

Comentarios:
En 1923, el turbulento escándalo Fatty Arbuckle, que marcó el fin de un Hollywood, inspiró a Ramón Gómez de la Serna “Cinelandia”, obra pionera de lo que acabaría denominándose Hollywood novel, donde la malograda Virginia Rappe se transformaba en la actriz Carlota Bray, que, en el capítulo final, resucitaba en forma de proyección cinematográfica. En 2007, el norteamericano Steve Erickson aportaría otra relevante obra al subgénero con “Zeroville”, novela cuyo protagonista llegaba a la meca del cine la misma noche en que sería asesinada Sharon Tate y, con ella, otra idea de Hollywood posible. Entre uno y otro trabajo, libros y películas tan relevantes como “El día de la langosta” (1939) de Nathanael West; “El crepúsculo de los dioses” (1950) de Billy Wilder; el díptico “Hollywood Babilonia” (1959 y 1986), de Kenneth Anger o “¿Qué fue de Baby Jane?” (1962), de Robert Aldrich fueron consolidando un imaginario de la ciudad de los sueños como territorio habitado por lo espectral, como precario espejismo de luz con un reverso de pesadilla.
En “Érase una vez… en Hollywood”, Quentin Tarantino parte de esa tradición para llevarle saludablemente la contraria y, con ello, ha logrado una película compleja y extraordinaria que ondea las banderas de la utopía y el deseo desde el territorio de nobleza y precariedad de los que han sido tempranamente expulsados del sueño. Desde “Jackie Brown” (1997), el cineasta no había tenido oportunidad de desarrollar una mirada tan empática y afectuosa sobre sus personajes: un actor de capa caída y su doble de acción, vecinos de quienes centran los focos del nuevo glamour, inquebrantables camaradas en los márgenes de un mundo que se transforma.
Si en “Los odiosos ocho” (2015) uno podía tener la impresión de que Tarantino se embriagaba en exceso con la sonoridad envolvente de sus alambicados diálogos, aquí emerge otro cineasta (que es el mismo, pero más maduro y depurado, sin perder un ápice de su voluntad de juego). Confiarlo todo a la imagen, mirada, silencio y gesto como en la escena de Sharon Tate en el cine demuestra una contundente firmeza en este nuevo registro, en el que también se introduce una luminosa iconoclastia (el tratamiento de Bruce Lee) y se afina un sentido lúdico de la narración que logra cimas como la del encadenado de flashbacks mientras un personaje arregla una antena de televisión. Auténtico trabajo de amor (cinéfilo), “Érase una vez… en Hollywood” es una obra mayor, inagotable, esplendorosa. (Jordi Costa).
Recomendada.


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