Título original: Rojo. Dirección: Benjamín Naishtat. País: Argentina. Año: 2018. Duración: 109
min. Género: Drama, Thriller, Cine
Negro.
Andres Quaranta (Montaje), Pedro Sotero (Fotografía), Benjamin Naishtat (Guión), Vincent van Warmerdam (Música), Emmanuel Chaumet, Federico
Eibuszyc, Rachel Daisy Ellis, Barbara Sarasola-Day, Marleen Slot, Ingmar Trost,
Dan Wechsler, Jamal Zeinal Zade (Producción),
Dolores Gimenez (Maquillaje), Jam
Monti (Vestuario), Julieta Dolinsky
(Dirección Artística), Maria Laura
Berch (Casting), Dolores Gimenez (Peluquería).
Mejor Director, Mejor Actor
(Dario Grandinetti) y Mejor Fotografía en el Festival de Cine de San Sebastián
2018.
Estreno en Sevilla: 02 Agosto 2019
Reparto:
Dario Grandinetti
(Claudio), Andrea Frigerio (Susana), Alfredo Castro (Detective Sinclair), Laura
Graninetti (Paula), Diego Cremonesi (Hombre extraño), Susana Pampin (Profesora
de música), Claudio Martinez Bel (Vivas), Mara Bestelli (Mabel), Rafael Federman
(Santiago), Rudy Chenicoff (Mago).
Sinopsis:
A mediados de los años
70, un hombre extraño llega a una tranquila ciudad de provincias. En un
restaurante, y sin motivo aparente, comienza a agredir a Claudio, un reconocido
abogado. La comunidad apoya al abogado y el agresor es humillado y expulsado
del lugar. Más tarde y camino de casa, Claudio y su mujer, Susana, son
interceptados por el hombre extraño. El abogado toma entonces un camino sin
retorno de secretos y silencios.
Comentarios:
La caída moral de un
individuo en el contexto de un microcosmos atravesado, de principio a fin, por
la oscuridad y la corrupción es la materia esencial de la que se nutrió el cine
negro como género cinematográfico incubado durante los años de la Depresión,
pero elevado a discurso central en los cuarenta, cuando, en palabras de David
Thomson, funcionó “como respuesta a los campos de concentración, al
descubrimiento de la tortura y al mundo feliz posterior a Hiroshima”. El tiempo
acabó demostrando que la funcionalidad del género no sólo podía aplicarse al
contexto norteamericano: su universalidad permitía aplicar el molde a las
patologías de toda sociedad posindustrial. “Rojo”, tercer largometraje en
solitario del bonaerense Benjamín Naishtat, recoge la herencia del género de
manera tan modélica como poco mimética para recorrer las corrientes
subterráneas de sordidez y silencio cómplice que desembocaron en la Argentina
de Videla.
Lejos de abordar un
fastidioso ejercicio de estilo noir, Naishtat opta por la desconcertante opción
de llenar su película de anacrónicos estilemas –desde el diseño y la cadencia
de los títulos de crédito hasta la imagen congelada como signo de puntuación-
que no la convierten en un pastiche postmoderno, sino que la disfrazan de
improbable thriller enterrado en el desierto, durante una larga noche de los
70, para ser redescubierto en nuestro presente, como cápsula del tiempo delatora
de una culpabilidad generalizada.
El abogado Claudio (Dario
Grandinetti) carga con la culpa de un violento encuentro mucho antes de aceptar
y gestionar una evidente mancha en su expediente profesional. La manera en que
la historia dilata el encaje de las piezas de su puzle narrativo y la composición
espectacular de Alfredo Castro como detective televisivo siembran falsas pistas
que amplifican la fuerza de esa mirada final sobre un mundo donde la decencia
ha sido secuestrada. (Jordi Costa).
Recomendada.
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