Película dirigida por la cineasta argentina
Lucrecia Martel, coproducida por Argentina, Brasil, España, México, Francia,
Holanda, EEUU, Líbano/ 2017/ 115 minutos
En la Sección Oficial del 5 de Noviembre (20 horas)
la película fue presentada por su actriz principal, Lola Dueñas, y los
productores de El Deseo (Agustín Almodóvar y Esther García) que elogiaron a la
directora argentina, Lucrecia Martel, ya que “Zama” es su cuarta película [La
Ciénaga (2001), La mujer rubia (2008), La niña santa (2005)] tras casi 10 años
desde su último film, que por motivos de salud apartaron a Lucrecia del cine.
La película toma como base la novela del mismo nombre del escritor argentino
Antonio di Benedetto (1922-1986), escrita en 1956 y considerada una de las
mejores novelas escritas en castellano.
Zama es el apellido del corregidor, Diego de Zama
(interpretado por Daniel Giménez Cacho) protagonista principal que nos conduce
al Paraguay del siglo XVIII, a finales de la colonización hispánica. Una región
de barbarie, olvidada, patio trasero de la Colonia y del Virreinato del Río de
La Plata. Zama vive esperando su traslado a Lerma (actualmente en la provincia
de Buenos Aires), es una espera interminable y kafkiana. Esa espera sirve para mostrarnos
el paisaje del pantanal, donde todo está empantanado como en una ciénaga, donde
nada sucede más allá de la decadencia que todo lo inunda y devora para
sumergirlo en el caos.
Daniel Giménez Cacho |
La singular cámara de Lucrecia Martel unida a los
sonidos humanos, de animales y objetos recorre un paisaje ardiente, primitivo,
y hostil del que forman parte unos personajes anacrónicos, ataviados con
pelucas y casacas, que aman a son de boleros y
viven en la “locura equinoccial”
del Paraná, sin esperanza. Esta película es un magnífico alegato a una
colonización dominada por la desidia, el
abandono, el olvido y el caos, que fueron la piedra angular de todo un sistema
que pervivió en América Latina a pesar de las “Independencias”.
La obra de Martel tiene muchos guiños de otras
películas que han tratado la colonización hispánica como: Aguirre, la cólera de Dios (Werner Herzog, 1972); La última cena (Tomás Gutiérrez Alea,
1976); Jericó (Venezuela, 1990); La misión (Roland Joffé 1986). También
la influencia de Glauber Rocha es patente en este film de Lucrecia Martel, lo
que le otorga cierto aire de western del que hablan algunos críticos, pero de
western latinoamericano, concretamente brasileño, siendo esta una lengua que se
habla en el film para significarnos la geografía fronteriza y periférica de un
lugar distópico, de una tierra de nadie sumida en la nada.
Es una obra de arte cinematográfica pero difícil de
entender por sus muchas elipsis, es un rompecabezas de los que gustan a
Lucrecia Martel para mostrarnos el asfixiante caos de una barbarie real
protagonizada por la decadente civilización occidental.
María Dolores Pérez Murillo
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