Título original: Techo y comida. Dirección y Guión: Juan Miguel del Castillo. País: España. Año: 2015. Duración: 90 min. Género: Drama. Productores: Alfred Santapau y Germán García. Producción ejecutiva:
Germán García. Dirección de
producción: Isidre
Monreal.
Montaje: Juan Miguel
del Castillo. Música: Miguel Carabante y Daniel Quiñones. Fotografía: Manuel Montero y Rodrigo Rezende. Diseño de sonido: Jordi Gutierrez. Sonido directo: José Aguirre. Estreno en España: 4 diciembre 2015.
Intérpretes: Natalia de Molina (Rocío), Mariana Cordero (María), Jaime
López (Adrián), Mercedes Hoyos (Antonia), Gaspar Campuzano (Alfonso), Montse
Torrent (Ani), Natalia Roig (Belen), Manuel Tallafé (Nacho).
Sinopsis:
Jerez de la Frontera, 2012. Rocío, una madre soltera y sin trabajo, no
recibe ningún tipo de ayuda ni subsidio. Vive con a su hijo de ocho años en un
piso cuyo alquiler no paga desde hace meses, de modo que el dueño la amenaza
continuamente con echarla a la calle. Para hacer frente a los gastos de
manutención y alquiler, realiza trabajos ocasionales mal pagados y vende en el
top manta objetos encontrados.
Natalia de Molina y Jaime López |
Comentarios:
El director, Juan Manuel del Castillo, debuta con una película que no es ni más ni menos que la
crónica dura, terrible, de la vida de Rocío, una joven madre soltera -en paro y
sin ningún tipo de ayudas o subsidios-, y su hijo de ocho años.
La acción transcurre en la ciudad de Jerez en el año 2012, en plena
crisis económica, situación que refleja perfectamente la película, y así,
hechos tan simples como ir a la compra o llevar al hijo al colegio se
convierten en situaciones no exentas de dramatismo, porque la pobreza no sólo
es un drama personal, sino que además es un estigma, por lo que hay que
ocultarla. La cinta recoge perfectamente
la invisibilidad de la pobreza en esta sociedad.
El director y guionista, utiliza recursos ya conocidos de una manera
oportuna y convincente; así, la casi ausencia de música parece querer indicar
que en una situación tan terrible no hay concesiones para el disfrute ni para
ningún tipo de efectismos. Aunque hay
muchos momentos conmovedores me pareció desgarradora, por su elocuencia, la
secuencia en la que la protagonista acude al abogado buscando una salida a su
dramática situación. Hay unos planos cortos y primeros planos que reflejan
crudamente el drama que está viviendo la protagonista y no vemos nunca a su interlocutor,
solo a ella, es como si el interlocutor, el abogado no existiera, como si le
estuviese hablando a un muro, o a nadie, da igual, porque no hay solución para
su problema, no hay salida.
Uno de los elementos a destacar, seguramente el que más, es la soberbia
interpretación de Natalia de Molina. Tiene una actuación impresionante, con
momentos desgarradores, y dota al personaje y a la película de naturalidad y
realismo.
El director ha confeccionado un guion preciso, y una estructura narrativa
que mantiene al espectador en una zozobra que va in crescendo hasta el desgarro
final.
Aunque pudiera haber secuencias, quizás aparentemente excesivas, como esa
en la que la protagonista rebusca en la basura objetos para vender, sin
embargo, creo que es una secuencia que sugiere reminiscencias pictóricas, en la
que algún plano de la misma bien pudiera convertirse en un cuadro realista de
una serie negra, que podría titularse “Personajes rebuscando en los
contenedores”.
La película es un aldabonazo a las conciencias de una sociedad instalada
en el despropósito y que se mueve entre la opulencia de muy pocos y la
necesidad extrema de muchos.
Un artículo de José Manuel Briones.
hola!
ResponderEliminarMe ha gustado mucho la película,tanto como los comentarios de José Manuel Briones.Felicitaciones!!Jose