Título original: B. Dirección: David Ilundain. País: España. Año: 2015. Duración: 78 min. Género: Drama. Guión: Jordi Casanovas y David Ilundain. Producción: Carolina González y Valérie Delpierre. Fotografía: Ángel Amorós. Montaje: Marta Velasco. Estreno en España: 18 Septiembre 2015.
Intérpretes: Pedro Casablanc (Luis Bárcenas), Manolo Solo (Juez
Ruz) y Celia Castro (Mª Dolores Márquez de Prado).
Sinopsis:
El 15 de Julio de 2013, el extesorero del Partido Popular, Luis Bárcenas,
es trasladado desde la prisión para declarar en la Audiencia Nacional. Hasta
este día, había negado toda relación con los llamados "papeles de
Bárcenas", pero después de 18 días en prisión ha decidido cambiar su
declaración. Esta película retrata lo que pasó en esa sala aquel día.
Fotograma de "B" |
Comentarios:
David Ilundain se ha curtido bien como ayudante de dirección y scrip en
diferentes producciones de cine y TV. Ha dirigido 6 cortometrajes
(Acción-Reacción, En el frigo, Flores, etc.) cosechando premios en los
festivales donde presentaba sus trabajos. Por fin nos llega su primer largo, su
ópera prima, su puesta de largo, pena que haya pasado imperceptiblemente por la
cartelera nacional. Este interesante trabajo de Ilundain nos pesenta una
recreación lo más cercana posible a la realidad de todo lo que pasó el 15 de
julio de 2013 en la Audiencia Nacional. ¿Documental o Ficción? Una leve línea
separa ambos campos donde se encuentra el trabajo de Ilundain.
Todo lo que cuenta esta película es de dominio público. Pero una cosa es
saberlo y otra asistir al desarrollo, palabra por palabra, de la declaración de
Luis Bárcenas, extesorero del PP ante el juez Ruz en julio de 2013, como si el
espectador estuviera en la misma sala, cuando el procesado ya estaba en
prisión. En ella, se retractó y empezó a detallar en qué consistía la
contabilidad B del partido, de dónde procedían los ingresos y quién recibía
sobres no declarados y con qué cantidades.
El 15 de julio de 2013, en su segunda comparecencia ante el juez Pablo
Ruz en la Audiencia Nacional, el ex-tesorero del Partido Popular Luis Bárcenas
emprendió el sistemático desmantelamiento de sus propias afirmaciones en la
primera declaración. El radical cambio en su estrategia de defensa fijó uno de
los momentos culminantes en la narrativa de la corrupción que determina todo
relato político sobre la España reciente. El potencial dramático de la
situación -con un acusado dispuesto a tirar de la manta en una cuerda floja
autodestructiva y un juez en tenso estado de alerta ante las zonas de sombra
del discurso- no le pasó por alto al dramaturgo Jordi Casanovas, que, a partir
de un concienzudo trabajo de poda y construcción dramatúrgica, convirtió la
transcripción sumarial de la declaración en Ruz/Bárcenas, montaje teatral bajo
dirección de Alberto San Juan, que se estrenó en el madrileño Teatro del Barrio
antes de girar, con notable éxito, por el resto de la península.
Jordi Costa continua afirmando que probablemente, del material en bruto
de esa transcripción se podría destilar una arquitectura dramática con la
resonante elocuencia del discurso de Marco Antonio en el Julio César de
Shakespeare o con la eficacia narrativa del Frost/Nixon de Peter Morgan, pero
Casanovas tomó la decisión de manipular lo mínimo ese ígneo punto de partida:
·No se ha añadido ninguna información que no esté contenida en la
transcripción. Solamente se han modificado, recortado o reestructurado algunos
fragmentos", se podía leer en el programa de mano. Un ejercicio, pues, de
algo aparentemente paradójico –teatro documental–, pero, a la vez, cargadísimo
de sentido. Tal y como escribía Marcos Ordóñez en este periódico: "Un
texto que leído puede resultar tedioso, pese a su evidente interés, apasiona al
subir a un escenario: por los silencios, las pausas, la gradación de la
tensión. Esas cifras y esos nombres adquieren otro peso a través de la
narración actoral, y trazan un dibujo corpóreo y tremendo. Aquí te educan en la
escucha, y la escucha te hace ver. Ésa es la esencia del teatro, desde su
etimología griega: el lugar donde se hace ver".
Y, precisamente, lo que más se hace ver en la película que el debutante
en el largo David Ilundain ha realizado a partir del montaje original son la
desbordada expresividad de Pedro Casablanc (Bárcenas) y la tensa contención de
Manolo Solo (Ruz), fuego y hielo en un pulso dialéctico que funciona como punta
de iceberg de un patológico estado de la cuestión. La película contextualiza lo
que en escena era confrontación abstracta en un espacio realista.
Desafortunadamente, en ese cambio comprensible hay una contrapartida: Ilundain
contrapuntea el cuerpo del discurso con irrelevantes y rutinarios planos de
reacción de los asistentes, que restan contundencia al conjunto.
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