Título original: X-Men: First class. Dirección: Matthew Vaughn. País: USA. Año: 2011. Duración: 132 min. Género: Acción, Ciencia-Ficción.
Guión: Matthew Vaughn, Jane Goldman, Ashley Miller, Jamie Moss, Zack Stentz (basado en un argumento de Sheldon Turner y Bryan Singer). Música: Henry Jackman. Fotografía: John Mathieson. Montaje: Eddie Hamilton, Lee Smith. Diseño de producción: Chris Seagers. Vestuario: Sammy Sheldon. Producción: Gregory Goodman, Simon Kinberg, Lauren Shuler Donner, Bryan Singer.
Mejor Actor 2011 (Michael Fassbender) de la Asociación de Críticos de Los Angeles.
Fecha del estreno: 3 Junio 2011 (España)
Reparto: James McAvoy (Charles Xavier), Kevin Bacon (Sebastian Shaw), Michael Fassbender (Erik Lehnsherr / Magneto), Rose Byrne (Dra. Moira MacTaggert), Jason Flemyng (Azazel), Nicholas Hoult (Hank/Bestia), Jennifer Lawrence (Raven/Mística), January Jones (Emma Frost), Zoë Kravitz (Angel Salvadore/Alas), Lucas Till (Alex Summers / Kaos), Álex González (Janos Questad/Riptide), Oliver Platt (The Man in Black Suit).
Sinopsis:
Antes de que los mutantes se dieran a conocer y adoptaran los nombres de Profesor X y Magneto, los jóvenes Charles Xavier (James McAvoy) y Erik Lehnsherr (Michael Fassbender) empezaban a descubrir sus poderes. No había animadversión alguna entre ellos, sino que los unía una sincera amistad y el deseo de trabajar juntos y entrenar a un grupo de jóvenes mutantes para evitar el Armagedón nuclear. Su enemigo común: el malvado Sebastian Shaw (Kevin Bacon), un mutante con el que Erik tiene una cuenta pendiente.
Comentarios:
Para el veterano lector de historietas de superhéroes, la tendencia cinematográfica de refundar sagas ha sido casi como una maldición: el insistente obstáculo que impedía disfrutar del asombro de la aventura en toda regla, de experimentar, en pantalla grande, el placer, derivado del pulp y de las viejas narrativas de serial, que justifica la fidelidad a un género que, una vez consumada la deconstrucción posmoderna de las obras de Alan Moore, Grant Morrison y Frank Miller, ha renacido con la aceleración pospunk promovida por el guionista estrella Mark Millar. El deseo del fan chocaba, así, con la obsesión de la industria por satisfacer los bajos instintos de un sector de mercado (adolescente) a través de la periódica -y mecánica- renovación del star system: cada intento de resetear a un personaje equivalía a un estratégico lifting que no se correspondía con una modernización de los planteamientos narrativos.
X-men: Primera Generación es, en semejante contexto, la mejor de las noticias posibles, porque satisface, con creces, a ambos frentes: por un lado, cumple con el sueño húmedo de la industria al resucitar la franquicia X-men con reluciente reparto y deslumbrantes texturas -el director Matthew Vaughn, que adaptó a Millar en Kick ass, y algo de su espíritu debió de pegársele, no se equivoca al equiparar su operación al Star Trek de Abrams-, y, por otro, transmuta su mitología del origen en frenética aventura en clave bondiana, atomizada en un caleidoscopio de tiempos y escenarios sin perder músculo narrativo, ni velocidad expositiva. Como DC: the new frontier, de Darwyn Cooke y Dave Stewart, la película de Vaughn convierte a sus superhéroes en nota al pie de la guerra fría -en este caso, con la crisis de los misiles de Cuba en el centro-, desplegando un espectáculo dominado por un sentido lúdico que pulveriza todo recuerdo de la pomposidad modelo Christopher Nolan. (Jordi Costa)
Recomendada (con reservas).
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