martes, 14 de julio de 2015

Princesa (Han Gong-Ju), de Lee Su-jin



Título original: Han Gong-Ju. Dirección y Guión: Lee Su-jin. País: Corea del Sur. Año: 2013. Duración: 112 minutos. Género: Drama. Productor: Fine Cut. Música: Kim Tae-Sung. Fotografía: Hong Jae-Sik. Estreno en España: 08 Mayo 2015. Lanzamiento en DVD: 10 Junio 2015
Intérpretes: Chun Woo-Hee, Jung In-Sun, Lee Young-Ran, Kim So-Young.

Sinopsis:
Han Gong-ju (Chun Woo-hee) es una joven estudiante obligada a abandonar su escuela tras un misterioso incidente del que todo el mundo la señala como culpable. Con sus padres ilocalizables, es llevada a un pequeño pueblo donde se queda a vivir con la madre de uno de sus profesores. Poco a poco irá acostumbrándose a su nueva vida y haciendo nuevos amigos, entre ellos Eun-hee, una divertida compañera de clase que la empujará a unirse a su grupo de música. Pero el pasado que Han Gong-ju ha dejado atrás pronto volverá para atormentarla.

Fotograma de "Princesa (Han Gong-Ju)

Comentarios:
Considerada por muchos como la mejor película del año producida en Corea del Sur, su paso por festivales no deja lugar a dudas del carácter excepcional que esta posee: Premio del Público en Busan, Premio del Jurado en Rotterdam, Gran Premio del Jurado en Marraquech, y recientemente en el Festival de Deauville se alzó con el Gran Premio del Jurado, el Premio de la Crítica y el Premio del Público a la Mejor Película. Opera prima de Lee Su-jin, y primer papel protagonista de la joven actriz Chun Woo-hee, “Han Gong-ju” ha supuesto una auténtica revelación dentro de la industria cinematográfica de Corea del Sur, tanto por la extraordinaria calidad de las actuaciones de sus protagonistas, como por la gran sensibilidad demostrada por un director novel en un tema tan delicado como el que trata.
Tal como afirma Jordi Costa, el sufrimiento de los personajes femeninos –encarnados, con frecuencia, en la figura de madres o abuelas con portentosa capacidad de sacrificio- es la piedra angular de una larga tradición en el contexto del melodrama coreano, que trasciende lo cinematográfico para infiltrarse también en el discurso del culebrón televisivo. En Madre (2009) y Poesía (2010), dos cineastas como Bong Joon-ho y Lee Changdong alteraron de manera radical toda esa memoria colectiva enfrentando al arquetipo con un insalvable dilema moral que desembocaba en dos maneras tan contrastadas como heterodoxas de gestionar la culpa. Princesa, opera prima de Lee Su-jin, podría completar con esas dos películas mencionadas una trilogía involuntaria, un completo tríptico sobre las tres edades del sufrimiento femenino en una Corea del Sur marcada por las fracturas generacionales, la cotidianidad de la violencia, la protección social del verdugo en el seno de un sociedad visiblemente misógina y la desprotección y exclusión de las víctimas.
Chun Woo-hee

En una escena, la protagonista canta en solitario, mientras la observan las compañeras de su nuevo instituto. Una de ellas hace un comentario sobre su voz: una voz tan triste solo puede emerger tras un tremendo hecho traumático. El cineasta dosifica la información con endiablada y pertinente eficacia y no conviene aquí desvelar nada: lo poco que, al principio, sabe el espectador de la protagonista es que ha tenido que abandonar su residencia habitual, cambiar de instituto… en suma, desaparecer, como la portadora de un estigma. En su mundo no hay ni abuelas, ni madres que sufran por sus desdichas: sólo los restos de una desestructuración familiar, un padre y una madre ausentes (cada uno aferrado a su propia y desesperada tabla de salvación tras el naufragio) que, cuando concurren en el relato, aportan importante información sobre el estado espiritual de una sociedad marcada por la muerte del afecto. Lee Su-jin es un excelente retratista de trazo impresionista y conciso: también la anfitriona de la protagonista en su nueva residencia/exilio suma capas de complejidad a este melodrama íntimo enmarcado en un desastre moral colectivo.
Al parecer Martin Scorsese cayó rendido a los pies de esta película ambiciosa, que parece mimetizar en sus modos de expresión la ingravidez, delicadeza y vulnerabilidad de su heroína… Años atrás, al frente de su World Cinema Project, el propio Scorsese contribuyó a la preservación y difusión en Occidente de Hanyo (1960) de Kim-ki Young, obra fundacional del moderno melodrama coreano. El premio que Scorsese otorgó a Princesa en el festival de Marrakech es, pues, una excelente manera de cerrar ese círculo.


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