lunes, 14 de mayo de 2018

Universo Kieslowski: Dekalog, Piec

Ya que he visto recientemente algunos capítulos pendientes del Decálogo de Kieslowski, pensé en escribir en el blog sobre esta obra. Afortunadamente consulté antes si había ya algo al respecto. Esto me ha permitido rescatar palabras que leería en su día y que ahora tienen un valor añadido. Al pie de la entrada están los enlaces para que podáis refrescar la memoria y recordar las reflexiones de buenos compañeros.

Capítulo 5: No matarás.


Dirección: Krzysztof Kieslowski.
Guión: Krzysztof Kieslowski y Krzystof Piesiewicz.
Fotografía: Slawomir Idziak.
Música: Zbigniew Preisner.
Sonido: Malgorzata Jaworska.
Dirección Artística: Halina Dobrowolska.
Montaje: Ewa Smal.
Producción: Ryszard Chutkowski para Zespol Filmowy TOR y la Televisión Polaca.
Duración: 57'

Intérpretes:
Miroslaw Baka (Jacek), Krzysztof Globisz (Piotr), Jan Tesarz (el taxista), Zbigniew Zapasiewicz (jefe de la comisión), Bárbara Dziekan-Vajda (Beatka, la cajera), Aleksander Bednarz (el verdugo), Jerzy Zass (director de la cárcel), Zdzislaw Tobiasz (el juez), Artur Barcis (el joven operario), Krystyna Janda (Dorota), Olgierd Lukaszewicz (Andrzej).

Sinopsis:
En una Varsovia gris, vacía, pobre y triste, Jacek, un joven sin perspectivas ni futuro, asesina brutalmente a un taxista, por lo que es encarcelado. Piotr, un joven abogado sin experiencia, se encarga de su defensa pero Jacek es juzgado, condenado a muerte y ejecutado en la horca. Y Piotr se plantea si, en nombre de la sociedad, el sistema legal tiene derecho a matar a sangre fría.

Dos víctimas: el taxista y Jacek

El Decálogo 5 era el que en un principio pensó Kieslowski reservarse para dirigirlo él, aunque finalmente se encargó de todos y lo que cambió fue el director de fotografía para cada capítulo. Para costear el proyecto, realizó las versiones cinematográficas de los capítulos 5 y 6 que se estrenaron en 1988, consiguiendo premios internacionales. La película No matarás obtuvo el Premio del Jurado y el Premio FIPRESCI del Festival de Cannes de ese año, así como el Premio a la Mejor Película en el Festival de Cine Europeo en su primera edición. Tiene una duración de hora y media pero no tiene diferencias significativas con la versión televisiva: solo se eliminaron  para ésta secuencias de poca relevancia.

Cartel del largometraje


En el conjunto del Decálogo, algunos preceptos se enjuician según el contexto, como ocurre en el capítulo 8: el no mentirás pierde su rigor si se trata de salvar la vida de un niño, por ejemplo. Sin embargo, el no matarás se admite categóricamente. El imperativo deja poco margen al relativismo moral: denuncia tanto el asesinato frío que comete el joven desorientado como el asesinato legal que supone la pena de muerte, tan violento uno como otro. La última ejecución de un condenado a muerte en Polonia se produjo un mes después del estreno del largometraje. El gobierno firmó una moratoria de cinco años para las penas de muerte pendientes. Luego cayó el Muro de Berlín y la pena de muerte se abolió.

Jacek se rebela ante la inminencia de la ejecución

El personaje del abogado, Piotr, transmite el deseo de una ley más justa, como es propio de alguien que se inicia en la profesión de la abogacía, una ley que no se limitara a ejecutar una venganza. Dice: “el castigo es venganza, sobre todo si hace daño sin prevenir el crimen”. A Piotr se le otorga voz a lo largo del capítulo para que exprese opiniones que sin duda compartía Krzystof Piesiewicz, coguionista del Decálogo de quien parte la idea de su realización y que ejerció como abogado, no mucho tiempo pero sí el suficiente para tener material que tomar de base.

Krzysztof Globisz interpreta a Piotr, el abogado

Todos los capítulos facilitan la empatía con uno u otro personaje o, al menos, plantearse qué hacer en esa situación. Este es en el que la identificación sea seguramente más lejana por la forma negativa en que las dos víctimas son retratadas. El joven asiste impávido a la paliza de un individuo por parte de dos tipos, ahuyenta a las palomas cuando una anciana le pide que las deje tranquilas, tira una piedra a los coches desde lo alto de un puente, empuja a un joven a la suciedad de unos aseos. El taxista no se hace simpático: es desagradable en el trato, lascivo, rehúsa llevar al enfermo protagonista del Decálogo 2. Y, sin embargo, la historia no deja de conmover, ya que el dolor y la culpa son temas universales que están también muy presentes aquí.

Muchas veces los actos violentos en el fondo buscan la autodestrucción. Puede ser el caso de Jacek, que arrastra la carga de la culpa desde que su hermana muriera siendo una niña: una muerte que ha podido ser la que origina todo lo que sucede aquí, ya que la siente como su víctima. La conversación con su abogado revela esto y aporta luz a secuencias previas: la  importancia de la foto que conserva, la emoción ante la canción infantil en la radio, la única sonrisa dirigida a unas niñas que ve a través del cristal, cristal que termina manchando…

Jacek sonríe al ver a las niñas y luego mancha el cristal

En todos los capítulos del Decálogo, aparece un personaje sin nombre que suele aparecer en los créditos como “el joven” que aparece en los momentos clave de cada película (solo no lo vemos en el capítulo 7, porque parece ser que se estropeó la toma, ni en el 10 porque Kieslowski decidió que no casaba con el tono de comedia negra del episodio). Lo incluyó como resultado del consejo del asesor literario del proyecto. En el Decálogo 5 aparece en dos ocasiones, momentos antes de cada asesinato. Interpretado como un ángel o como la conciencia, el director decía que lo interesante era lo que el personaje significaba para cada uno. Para él era un aviso, una señal, alguien que observa nuestra vida y no está muy contento con lo que ve.

El actor Artus Barcis busca la mirada de Jacek
Artus Barcis momentos antes de la ejecución

Si todo el capítulo es amargo, la frase final que repite el abogado defensor deja una sensación desoladora. No sabemos a quién las dirige, pero si Kieslowski buscaba la interpretación del espectador, a mí me parecen las palabras de un hombre, formado en la tradición católica aunque distanciado de posturas eclesiales, que se estremece ante una realidad que le supera y solo le queda increpar a quien le han enseñado que es el Hacedor. Otra opción es que su odio personalice al régimen comunista que aprobaba la pena capital y se dirija a él.

Piotr expresa su rabia

En sus aspectos técnicos, destaca la dirección de fotografía a cargo de Slawomir Idziak. Ya había trabajado con Kieslowski dos veces anteriormente y en esta ocasión le dio libertad absoluta. Es el único capítulo del Decálogo que tiene una ruptura radical respecto a los demás en lo que a estilo visual se refiere y supone un punto de inflexión en cuanto al aspecto cromático del cine posterior del director.

Filtro verde acentuado por la luna del taxi

Usa filtros verdes (alrededor de seiscientos diferentes) así como el efecto máscara, consistente en oscurecer y nublar el contorno del plano. Obviamente esta estética no es gratuita sino que se utiliza con sentido expresivo: los filtros potencian la crudeza y el efecto máscara oprime al personaje. Estos efectos cromáticos se usan durante todo el metraje, ya que los individuos desde el comienzo son ya víctimas de una colectividad en la que no se ve esperanza posible.

Filtro y efecto máscara

Kieslowski quedó muy satisfecho con el trabajo de Idziak, ya que era la forma visual adecuada para expresar su mensaje de soledad, inseguridad y tensión de la sociedad polaca de la época, de modo que contó también con él para La doble vida de Verónica (1991) y Azul (1993).

Esta fotografía novedosa no desdice la sobriedad narrativa que impera en toda la obra del Decálogo. Esta quinta entrega es un ejemplo más de la capacidad de observación de Kieslowski que comenzó ejercitando en el campo del documental y continuó cultivando durante toda su carrera. Reflexionaba sobre la realidad para luego hacernos regalos como este.

Jacek se derrumba al escuchar la canción infantil


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