7 películas se estrenan
el 4 de mayo de 2018 en la cartelera cinematográfica de Sevilla. Seis producciones
son estadounidenses y una española. Estupenda proporción para la defensa de
nuestro cine. Aún no se le ha ocurrido a algún responsable hacer algo para
solventar esta invasión de cine yanqui. Esta semana se queda sin editar en
Sevilla la película “Amante por un día” (Philippe Garrel, 2017), estupenda película
francesa perteneciente a la denominada por el autor “Trilogía de los celos”. Tampoco
se estrena en Sevilla “Rebelde entre el centeno” (Danny Strong, 2017), biografía
del aclamado aunque elusivo novelista J.D. Salinger, que se hizo muy famoso
tras la publicación de su novela 'El guardián entre el centeno'. Otra película
que se queda sin editar en nuestra ciudad es la alemana “Manifiesto” (Julian
Rosefeldt, 2015), en la que la actriz Cate Blanchett hace homenaje a la
tradición y belleza de los Manifiestos Artísticos a través de una serie de
personajes impresionantes y monólogos desconcertantes. Y vamos con nuestro repaso
semanal de lo estrenado en Sevilla.
Lucky. (USA, 2017). Dir. John
Carroll Lynch.
Presentada en el Festival de Locarno 2017 y ganadora del
Premio a Mejor actor (Harry Dean Stanton) y Banda Sonora Original en Festival
de Gijón 2017.
Drama sobre la vejez interpretado por Harry Dean Stanton,
Ed Begley Jr., Beth Grant, James Darren, Barry Shabaka Henley, Yvonne Huff y
David Lynch.
El score lo compone Elvis Kuehn.
En el último plano de la última película de Luis García
Berlanga, “París-Tombuctú”, una gran pintada en un cartel al borde la carretera
(de la vida), antes de una (última) curva, rezaba así: “Tengo miedo. L.”. Don
Luis, de 78 años, lanzaba exactamente el mismo mensaje que el personaje
protagonista de Lucky, en boca del actor Harry Dean Stanton, fallecido apenas dos
semanas antes del estreno comercial de la película. La inevitabilidad del fin,
y de lo que viene después (o no), expuesta con una misma sentencia por un gran
vividor real como Berlanga y por un existencialista ficticio como Lucky, aunque
confundido, casi fusionado, con su intérprete real. Así es la vida a la hora de
la muerte.
“Hermosas arrugas; las tiene todas: las barras
transversales de la frente, las patas de gallo, los pliegues amargos a cada
lado de la boca (…). Es un hombre de suerte; aunque uno lo vea de lejos, piensa
que ha de haber sufrido y que es una persona que ha vivido”, escribió Jean-Paul
Sartre en “La náusea”, paradigma de la concepción existencialista, en un
párrafo que bien podría servir para definir al protagonista de Lucky, película
existencialista del maduro debutante en la dirección John Carroll Lynch, habitual
actor, y escrita por otros dos guionistas debutantes, Drago Sumonja y Logan
Sparks. Tres juguetones filósofos y estetas, cuatro si le unimos a Stanton,
cinco si le sumamos a David Lynch, aquí actor, que han compuesto una obra
preciosa y profunda desde la más absoluta sencillez expositiva.
Porque “Lucky” es al mismo tiempo western crepuscular de
vaquero irredento, comedia surrealista en la que Lynch parece haber escrito sus
propios diálogos (“El galápago planeaba su huida desde hacía días”), musical
fronterizo de voz cavernosa y doliente, estética obra de arte alejada del
naturalismo, en la línea de Jim Jarmusch, y drama de postulados filosóficos que
supera cualquier moral. Una película sobre la esencialidad del espacio, de
exquisita depuración narrativa, en la que pocas cosas ocurren cuando en
realidad está ocurriendo todo, donde los días se añaden a los días, y donde
tampoco hay fin. Aunque haya miedo. Recomendada.
ROMAN J. ISRAEL, ESQ. (USA, 2017).
Dir. Dan Gilroy.
Nominada al Oscar y al Globo de Oro al Mejor Actor
Protagonista (Denzel Washington).
Película dramática que tiene como telón de fondo el lado
oculto del saturado sistema penal de Los Ángeles. Interpretada por Denzel
Washington, Colin Farrell, Carmen Ejogo, Shelley Hennig, Nazneen Contractor,
Amanda Warren y Andrew T. Lee.
El score está compuesto por James Newton Howard.
No es tan despiadada y tenebrosa como «Nightcrawler», la
primera y anterior película de Dan Gilroy, pero retrata un personaje comparable
en su distorsión a aquel reportero degenerado que interpretaba Jake Gyllenhaal.
Traslada con otra moralidad, con otra dentellada ética el
mundo desaprensivo de los noticieros televisivos a otro plató espectacular y
muy de hoy, el de las Salas de Justicia. Y se apoya en un personaje de fábula
(moral) pero, sobre todo, en un actor de leyenda. Denzel Washington es,
siempre, el Monument Valley de las películas en que aparece, un espacio grande
y rocoso que le da proporción y sentido a la trama. Aquí organiza su físico
para ser Roman J. Israel, un terco y riguroso abogado de despacho al que la
muerte de su socio (el abogado estrella) le obliga a saltar a escena, a asumir
un papel que se contradice con su modo de ser, tan solitario, asocial,
extravagante y directo…
La composición que hace Washington del tipo íntegro, sin
matices, casi ridículo y obsesionado por los derechos civiles y los tejemanejes
de la Justicia es formidable, lo mejor de una película cuya historia se trenza
con los dos lenguajes de la abogacía y del sistema (Colin Farrell asume el
papel de abogado listo, eficaz y sin un escrúpulo de más), y aún con una ligera
trama romántica que, a pesar de que se coloree con cierto artificio, le permite
a Washington darle otra vuelta más a la física y química de su pintoresca y
genial composición del idealista y friki abogado. Recomendada.
Mi querida cofradía. (España, 2018).
Dir. Marta Díaz.
Ganadora del Premio a Mejor actriz de reparto (Carmen
Flores) en el Festival de Cine Español de Málaga.
Comedia protagonizada por Gloria Muñoz, Pepa Aniorte,
Carmen Flores, Juan Gea, Rocío Molina, Joaquín Núñez, Alejandro Albarracin,
Manuel Morón y Rosario Pardo.
Para Nietzsche, con perdón, nada tan serio y grave como
la carcajada. No en balde, la tarea del espíritu que se quiera libre no es otra
que aniquilar los valores supremos que desprecian el cuerpo y odian la vida. Y
aquí entra cualquier impostura solemne desde la religión a la metafísica. De
otro modo, ningún arma tan liberadora y carnal coma la risa. Algo de esto debió
pensar Marta Díaz cuando decidió colocar una comedia, además de ópera prima, en
mitad de lo sagrado, en el centro de una cofradía debidamente santa y mariana.
Y fue pensarlo y echar a un paso atrás. Lo que debería
ser provocación acaba por plegarse a los rigores de una calculada comedia
costumbrista que tiene en el reparto (atentos a la secundaria Carmen Flores y
su torpeza con las torrijas) su mejor baza. Una mujer es acosada por el
machismo en su beato empeño de convertirse en hermana mayor de la congregación.
El resto es una celebración de intención y claridad feminista tan resuelta
como, admitámoslo, lejos de Nietzsche. Sin perdón. No Recomendada.
12 valientes. (USA, 2018). Dir. Nicolai
Fuglsig.
Película bélica ambientada en la Guerra de Afganistán,
interpretada por Chris Hemsworth, Michael Shannon, Michael Peña, Trevante
Rhodes y Elsa Pataky.
Cada conflicto bélico genera sus propios imaginarios
cinematográficos: la compleja realidad que emergió tras el 11-S ha tenido en
Kathryn Bigelow a su más justa corresponsal, capaz de traducir en firme estilo
visual la angustia de librar una batalla inagotable sin frentes delimitados
contra un enemigo muchas veces invisible y de entender que esta realidad no era
buen material para el cantar de gesta. Pero el patriotismo no entiende
necesariamente de modernidad –ni tiene por qué- y sabe que la mejor manera de
activar la maquinaria propagandística pasa por recuperar las esencias eternas:
así lo ejemplifica este “12 valientes” que, desde su mismo título, está
desvelando su naturaleza de western por otros medios.
El danés Nicolai Fuglsig, fogueado en la realización
publicitaria, recoge aquí la definición de patriota estadounidense que ya
propuso Clint Eastwood en “El francotirador”: aquel sujeto al que le hirvió la
sangre cuando asistió a la retransmisión de la caída de las Torres Gemelas. Con
producción de Jerry Bruckheimer –y las formas enfáticas y espectaculares que
son marca de la casa-, “12 valientes” es la gloriosa crónica, a partir del
libro de no ficción “Soldados a caballo” del periodista Doug Stanton, de la
primera misión de las Fuerzas Especiales del ejército estadounidense en suelo
afgano tras el atentado que fundó nuestra nueva realidad. El resultado es un
sólido ejercicio de cine propagandístico para multisalas que, por lo menos, se
toma la molestia de construir personajes y deslizar alguna reflexión amarga
sobre el futuro del territorio de conflicto. No Recomendada.
#SexPact. (USA, 2018). Dir. Kay Cannon.
“Blockers” es el título original de esta comedia
interpretada Leslie Mann, John Cena, Ike Barinholtz, Kathryn Newton y Graham
Phillips.
Hubo épocas (los 80, sí, pero también en buena medida
los 90 y primeros 2000) en que habría sido fácil colgarle, sin ni siquiera
verlo, varias etiquetas peyorativas a un producto con la premisa de #SexPact.
Hoy eso ha cambiado. Pisando alternativamente y de puntillas los charcos donde
flotan los gags zafios de índole fisiológica y el fango sermoneador de la
moralina viejuna, he aquí otro ejemplo de cómo determinada comedia USA
reciente está logrando algo que parecía imposible: compaginar la catarsis
propia de la payasada con rescoldos de emotividad procedentes de una
construcción de personajes que dé el pego.
Con más cerebro y corazón que cualquier farsa
adolescente de iniciación sexual y menos mojigatería que la típica
producción blanquísima de papis pelmas pero bienintencionados, el eficaz
debut directorial de Kay Cannon (nada menos que guionista-productora de la
serie 'Rockefeller Plaza' y de la saga 'Dando la nota'), ya en el colmo de la
audacia, evidencia un poso temático que aúpa el conjunto bastante por encima
de lo insustancial. No obstante, pasamos de recomendarla. No Recomendada.
Amor a medianoche. (USA, 2017). Dir.
Scott Speer.
Remake basado en una película japonesa del 2006, interpretado
por Bella Thorne, Patrick Schwarzenegger, Quinn Shephard y Tiera Skovbye.
Ya desde los primeros instantes queda claro que nos
enfrentamos a una tragedia, con la voz en off de la protagonista adolescente
explicando que perdió a su madre de niña y que sufre una extraña enfermedad que
le impide exponerse a la luz de sol, por lo que duerme de día y vive de noche,
encerrada en su casa cantando melancólicas baladas... hasta que las hormonas
pueden más que los desvelos de su padre por protegerla y descubre el amor de la
mano de un chico tan encantador como pánfilo.
Si durante la primera mitad la cosa recuerda a una típica
comedia romántica adolescente, en la segunda el melodrama más lacrimógeno se
abre paso a empellones para enseñorearse de la pantalla y que se sucedan las
situaciones desgarradoras que provocan un permanente nudo en la garganta. Todo
es bastante previsible y bastante premeditado pero hay que admitir que, al
menos, la puesta en escena no es tramposa y que Bella Thorne tiene cierto
encanto, especialmente cuando canta. Patrick Schwarzenegger, en cambio, es muy
malo. No Recomendada.
Dirigida y co-escrita por el cineasta Jay Chandrasekhar, después de su
estreno en 2001 este 2018 llega la secuela del film 'Los Supermaderos',
'Supermaderos 2'. En la película, cinco policías chapuzas de Vermont tratan de
salvar su trabajo resolviendo un misterioso asesinato. Cuando surja una disputa
fronteriza entre Estados Unidos y Canadá, los Supermaderos tendrán que hacerse
cargo de patrullar y proteger el área que se disputan ambos países. La película
está protagonizada por Seann William Scott, Clifton Collins Jr., Steve Lemme,
Erik Stolhanske y Jay Chandrasekhar. Aunque es menos graciosa que la primera,
funcionará bien para los que estén en el estado de ánimo apropiado. En general,
la secuela tiene menos chispa absurda que la original. No Recomendada.
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