La actriz irlandesa Maureen
O'Hara, que ha pasado a la historia de Hollywood como una de las grandes
estrellas de Edad de Oro del cine estadounidense, falleció el pasado sábado 24
de octubre en su casa de Boiuse, Idaho. Rodeada de su familia y al son de su
melodía favorita, la banda sonora de "El hombre tranquilo / El hombre
quieto / The Quiet Man", de John Ford, la actriz pelirroja de ojos verdes
se despedía por causas naturales a los 95 años de edad. O'Hara deja como legado
cultural una amplia carrera cinematográfica que servirá, según expresa la
familia mediante un comunicado recogido en Irish Times, "como un ejemplo
para la gente joven de todo el mundo, especialmente en Irlanda, para que
trabaje duro y haga realidad sus sueños".
La actriz nació en la capital
irlandesa el 17 de agosto de 1920 como Maureen FitzSimons, segunda de los seis
hijos del matrimonio. La faceta artística de O'Hara le venía de herencia, pues
su madre, Marguerita, se dedicaba al cante de ópera en contralto. Su padre,
Charles, era agente de negocios y además copropietario de un equipo de fútbol:
Maureen, aparte de mostrar grandes aptitudes para el cante y la danza, también
era gran aficionada a los deportes, especialmente el fútbol. Sus hermanos
-Peggy, Florrie, Charles, Margot y James- también se vieron sumergidos en el
mundo artístico, pues la mayoría se dedicó al cante de ópera para después
seguir los pasos de su hermana en las artes escénicas. La joven O'Hara no solo
mostraba grandes dotes para el cante, sino que también estaba entusiasmada con
la actuación, y cuando tan solo contaba con 14 años fue aceptada en el
prestigioso Abbey Theater, el teatro nacional irlandés, donde estudió arte
drámatico y canto. A pesar de que ella tenía muy clara su vocación, su madre la
obligó a estudiar secretariado contable pues los progenitores de la actriz
mostraban cierto rechazo por la actuación, aunque ella nunca llegó a ejercer
esa profesión secundaria.
Su salto al estrellato se produjo
a los 18 años, de la mano del personaje Eileen O'Shea en el musical "My
Irish Molly", el único en el que apareció citada con el apellido
FiztSimons. Fue en esta circunstancia cuando el productor Eric Pommer y el
actor Charles Laughton, ambos socios en Mayflower Pictures, descubrieron el
talento de la joven irlandesa, que a partir de ese momento pasó a llamarse
Maureen O'Hara, un apellido más corto y llamativo que FiztSimons. El dúo
actor-productor aventuró a la joven en la última película británica de Alfred
Hitchcock, "La posada de Jamaica / Posada maldita / Jamaica Inn"
(1939), tras la cual director y actriz encaminaron sus rumbos en la misma
dirección: Hollywood.
Apadrinada por Laughton, su
siguiente aparición en la gran pantalla fue en el film "Esmeralda, la
zíngara / El jorobado de Notre Dame / The Hunchback of Notre Dame", en
1939 junto al propio Laughton. Su interpretación, que no recibió demasiadas
buenas críticas, junto con su fuerte carácter, sensatez y decisión, fueron
peculiaridades que resultaron muy llamativas para el público, así como su
acusada belleza. Precisamente la llegada del cine a color le valió el apelativo
de "reina del Technicolor" por el contraste que producía su cabellera
pelirroja y sus ojos verdes. La actriz se codeó con grandes personalidades de
la época, incluido John Ford, con quien llegó a rodar hasta cinco películas. La
primera de ellas, "¡Qué verde era mi valle! / How Green Was My
Valley" (1941), llegó a ganar cinco premios Oscar, y aunque a O'Hara no se
la incluyó en la lista de candidatos, su poderosa actuación no pasó
inadvertida: la Fox compró el contrato de la artista, hasta ese momento en
manos de la RKO Pictures, una de las cinco grandes empresas de los años dorados
del cine.
Maureen O'Hara |
En la filmografía de la actriz se
encuentran más de cincuenta películas, entre las que destacan "El cisne
negro / The Black Swan" (1942), "De ilusión también se vive / Miracle
on 34th Street" (1947), "La isla de los corsarios / Contra todas las
banderas / Against All Flags" (1952), "El hombre tranquilo / El
hombre quieto / The Quiet Man" (1952), "La pelirroja de Wyoming / The
Redhead from Wyoming" (1953) o "Fiebre en la sangre / Los nueve
hermanos / Spencer's Mountain" (1963), aparte de realizar también
diferentes interpretaciones musicales en Broadway. A principios de los años 70
se produjeron sus últimas apariciones formales, pues la actriz decidió
dedicarse a su matrimonio con Charles F. Blair Jr, propietario de una empresa
de hidroaviones. Este compromiso, el tercero después del productor George H.
Brown y el director Will Price, con quien O'Hara tuvo una hija que también
trabaja en el mundo de Hollywood como modista, terminó en 1978 con la muerte
del marido en un accidente aéreo. Tras este suceso, O'Hara se encargó de la
administración de la empresa, convirtiéndose así en la primera mujer gerente de
una línea aérea en Estados Unidos.
Continuando con el artículo de Sonia R. Castellanos, Maureen O'Hara regresó a la pantalla pocas veces tras su retiro, la mayoría en producciones televisivas como "Un viaje al corazón / Cab to Canada" (1998) y "El último baile / The Last Dance" (2000). La de Maureen O'Hara fue una larga y prolífica carrera, salpicada de éxitos, logros y superación personal, rodeada de grandes amistades y personalidades de una de las mejores épocas del cine. Su trabajo fue reconocido en noviembre de 2014 con la entrega de un Oscar honorífico de la mano de Clint Wastwood y Liam Neeson. Un broche perfecto para poner el punto y final a la vida de la reina del Technicolor.
Continuando con el artículo de Sonia R. Castellanos, Maureen O'Hara regresó a la pantalla pocas veces tras su retiro, la mayoría en producciones televisivas como "Un viaje al corazón / Cab to Canada" (1998) y "El último baile / The Last Dance" (2000). La de Maureen O'Hara fue una larga y prolífica carrera, salpicada de éxitos, logros y superación personal, rodeada de grandes amistades y personalidades de una de las mejores épocas del cine. Su trabajo fue reconocido en noviembre de 2014 con la entrega de un Oscar honorífico de la mano de Clint Wastwood y Liam Neeson. Un broche perfecto para poner el punto y final a la vida de la reina del Technicolor.
Maureen O'Hara durante la entrega de su Oscar Honorífico |
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