Un artículo de VIRGINIA RIVAS ROSA
Laura, una de las
obras maestras del cine negro de la Fox y uno de los clásicos de la Historia del Cine, se debe a un cúmulo
de casualidades. Darryl F. Zanuck, jefe del estudio, la concibió desde el principio
como una película de “serie B”. El cambio de director a mitad del rodaje (de
Rouben Mamoulian a Otto Preminger) y los
continuos problemas con la elección del reparto determinaron, junto a otras
dificultades, que Zanuck declarase resignado tras asistir a un premontaje de la
película: “Bien, nos hemos equivocado”.
No cabe duda que quien se equivocaba era él: Laura fue uno de los más grandes éxitos de público de 1944 y sirvió
para consolidar la carrera de buena parte de su equipo. Otto Preminger pasó
automáticamente a la primera fila de realizadores de la Fox. La actriz
protagonista, Gene Tierney, se convirtió en la fulgurante estrella del estudio,
mientras el debut de Dana Andrews como actor principal le aseguró una
importante presencia en otras películas, algunas dirigidas por el propio
Preminger (y una de ellas, Al borde del peligro -1950-, al lado de Gene
Tierney). Otro tanto sucedió con los secundarios Clifton Webb y Vincent Price,
que pasaron a interpretar papeles de mayor envergadura, y con otros miembros
del equipo de la parte técnica del film: Bonnie Cashin, encargada del
vestuario, y Joseph Lashelle, director de fotografía. Incluso alguien tan poco
célebre como el autor de la banda sonora, en este caso David Raksin, disfrutó
de cierta fama gracias a su “tema de Laura”.
Preminger era un recién llegado a
Hollywood. La oportunidad de producir y dirigir él mismo Laura, un
encargo de Darryl F. Zanuck, le garantizaba por primera vez el control absoluto
sobre una de sus películas. Y el inesperado éxito del film, en octubre de 1944,
hizo posible que su nombre destacara rápidamente por encima de la plantilla de
directores contratados por Zanuck.
Estamos en la “época dorada” del
cine americano, en el momento de apogeo de los grandes estudios de Hollywood (mayors)
entre ellos la Twenty Century Fox, que controlan la producción, distribución y
exhibición de sus películas.
Laura tiene la suerte de contar en su
rodaje con los mejores profesionales del estudio, lo que se traduce en un
absoluto triunfo a nivel artístico y económico, para sorpresa de Zanuck. Cinco
nominaciones al Oscar la avalan y consiguió de la Academia el de mejor
fotografía, ahí es nada para una peli de “serie B”.
El caso de Laura resulta
curioso: son peripecias de gestación de un producto concebido dentro de la
“serie B” de un estudio que, milagrosamente, llega a convertirse en uno de sus
grandes títulos “A”.
Preminger se interesó por la
novela de Vera Caspary y presentó un primer guión. Consiguió que el propio
Zanuck lo leyera y le diera el visto bueno, pero no consintió que Preminger la
realizara. Los dos habían discutido años atrás durante el rodaje de una
película y, desde entonces, Zanuck le había advertido que mientras él estuviera
en el estudio nunca volvería a dirigir. Otto Preminger sólo podía ser
productor. Zanuck envió el guión a varios directores, y sólo Rouben Mamoulian
aceptó el reto, no le gustaba el guión (lo detestaba), su única motivación eran
los 60.000 dólares del salario.
La elección del reparto fue
conflictiva. Zanuck barajó distintos nombres para el papel de Laura (Jenifer
Jones, Hedy Lamarr) hasta que dio con Gene Tierney, una actriz de teatro de
Nueva York que se había convertido en un popular modelo de magazines. Los
personajes masculinos fueron al final para Dana Andrews y Vincent Price. Pero
el mayor problema recayó en el papel de Waldo Lydecker (el malo de la peli). Preminger
apostó por Clifton Webb al verlo en una obra de teatro. Pero el director de
reparto, Rufus Lemaire, dijo ”no”. Justificó su postura con un contundente “he
flies” (queriendo decir que era homosexual). Naturalmente Preminger no lo ve un
inconveniente. Convence a Zanuck y éste contrata a Webb (poco después se
hicieron grandes amigos y Webb permaneció en la plantilla de la Fox durante
años).
Fotograma de "Laura" |
Mamoulian discrepó con Zanuck,
pero comenzó el rodaje. Mamoulian no dejaba entrar a Preminger en el plató.
Zanuck vió los rollos que
Mamoulian filma y no le convencen. Lo despide y llama a Preminger. El nuevo
director hizo cambios significativos en el decorado, sustituyó el retrato de Laura
(que había pintado la esposa de Mamoulian, Azadia Newman) por una
fotografía de Gene Tierney cubierta al óleo, y reemplazó al operador Lucien
Ballard por Joseph Lashelle. Ballard quería irse y forzó su despido porque en
aquel momento estaba casado con Merle Oberon y podría trabajar en la Metro
Goldwyn Mayer junto a su mujer.
Zanuck asiste a un premontaje. No
le gusta el final, hay que rehacer el último tercio. Zanuck pretende resolver
el final como si todo hubiera sido un sueño.
A nadie le gusta la idea, pero
como Zanuck era el jefe, todos de acuerdo con él... menos Preminger. Se
contrata un nuevo guionista y Preminger se ve obligado a dirigir el nuevo final
(Waldo era arrestado). En el premontaje de la nueva versión, quiso el destino
que al visionado se sumara Walter Winchell, uno de los más poderosos
columnistas de América. Acabada la proyección Winchell le dijo a Zanuck que el
final era malo. Zanuck se tragó su orgullo, pidió a Preminger volver a poner el
final anterior. Se organizó un pase previo y fue un éxito.
Fotograma de "Laura" |
Varias claves para entender el
triunfo de esta “pequeña película”:
- Preminger gusta de planos y escenas deliberadamente largas, con elegantes travellings y movimientos de cámara adecuados. Las relaciones entre los personajes presentan una correspondencia casi exacta en su posición dentro del plano.
- Laura, dentro del cine negro, sitúa una historia criminal en el mundo sofisticado de la clase media de Nueva York, en lujosos apartamentos, no en sucias callejuelas como era habitual. El fotógrafo Joseph Laselle crea unos interiores con una iluminación clara y definida, que resalta la elegancia de los decorados y el físico de los personajes dándoles cierto glamour, creando un contraste metafórico entre el bien y el mal. La comodidad del rodaje en estudio aseguró un buen sonido directo en la película.
- El éxito de la película se debió en gran medida al pegadizo tema musical de David Raksin, verdadero leivmotiv que evoca a la protagonista. Existen hasta 400 versiones, es una de las piezas más grabadas y escuchadas del siglo XX.
- En este film se explican los impulsos criminales del homicida: Laura, Perdición o La mujer del cuadro son el inicio de una nueva corriente: la psicología criminal.
Enhorabuena Virginia! Estupendo artículo de una estupenda película. Es una de mis preferidas. Y los fotogramas precioso. Ella era bellísima.Ana
ResponderEliminarEsta película forma parte de la programación estival de CICUS-21 Grados: se proyectará el día 17 del mes de agosto, a las 22:00. M.A. Galdón.
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