Una de las sex symbols más explosivas y desinhibidas de los 50 y 60 fue Jayne Mansfield. Su muerte aconteció en un accidente de automóvil. En el coche viajaban además su abogado y nuevo amante, Sam Brody, los hijos de éste y el chófer. Todos sufrieron heridas leves, excepto ella y su amante, decapitados al salir disparados a través del parabrisas.
La leyenda negra cuenta que fue la maldición que, llevado por los celos, le lanzó otro de sus amantes, Anton LaVey, fundador y gurú de la extinta Iglesia de Satán. Desde entonces su biógrafa y médium, May Mann, asegura haber contactado con ella varias veces.
Por otro lado, el propietario de la casa que habitó en vida Jayne Mansfield, una mansión de 3 plantas situada en Sunset Boulevard y dotada de 6 dormitorios y 13 cuartos de baño, es un cantante popular de EE.UU., Engelbert Humperdinck. Hace años compró la casa, que recibe el nombre de Palacio Rosa desde que la actriz la hizo pintar de dicho color, pagando un precio mucho menor que el que ha tenido en otras ocasiones, ya que la mansión ha llegado a estar valorada en 8 millones de dólares.
Poco después de mudarse al lugar con su familia, el cantante vio el fantasma de Jayne Mansfield en las escaleras. Engelbert asegura que está acostumbrado a tener encuentros con los espíritus. Según el cantante, Jayne bajaba por las escaleras y de repente desaparecía. No obstante, la fiabilidad del testimonio queda puesta en entredicho por la obsesión que manifiesta el cantante por la actriz, una manía de tal magnitud que incluso tiene una habitación con las paredes totalmente empapeladas con portadas de revista en las que aparece Jayne Mansfield. ¡Cosas de mitómanos!
Para terminar, os dejo con una fantástica foto de Jayne acompañada de Sophia Loren. La instantánea no tiene precio. Fíjense en los ojos de la Loren.
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