lunes, 9 de abril de 2012

Tres veces veinte años (Julie Gavras, 2011)



Título original: 3 Fois 20 ans (Late Bloomers). Dirección: Julie Gavras. País: Francia. Año: 2011. Duración: 85 min. Género: Drama.  

Guión: Olivier Dazat, Julie Gavras. Fotografía: Nathalie Durand. Música: Sodi Marciszewer. Montaje: Pierre Haberer. Producción: Bertrand Faivre, Sylvie Pialat para Les Films Du Worso.

Premio Jurado Campus en el Festival de Cine Europeo de Sevilla (SEFF 2011).

Fecha del estreno: 30 Marzo 2012 (España)

 

Reparto: Isabella Rossellini, William Hurt, Doreen Mantle, Kate Ashfield, Aidan McArdle, Arta Dobroshi, Luke Treadaway, Leslie Phillips, Hugo Speer, Joanna Lumley, Simon Callow.

 

Sinopsis:

A pesar de que Adam y Mary se aman, de repente, deciden separarse. Tienen más de sesenta años, una edad que les permite compaginar eficazmente sus relaciones con hijos, nietos, trabajo y amigos. Pero, de repente, ambos descubren que ya han entrado en la vejez.

 

Comentarios:

Film protagonizado por (y dedicado a) un sector habitualmente desdeñado por las historias que pueblan las salas: las personas que rondan los 60 años de edad, bordean la jubilación y, como todos, pero quizá ellos más, necesitan acicates que los hagan salir de un cierto estado de barbecho emocional. Tres veces 20 años, segundo largometraje de ficción de Julie Gavras, hija del gran Costa Gavras, en la que el matrimonio protagonista llega a la crisis de los 60 con los pies cambiados: ella lo asume con tal poder de convicción que su nuevo estado se convierte casi en una tarea laboral que requiere de esfuerzo, y él se niega a ver lo que ronda delante de sus ojos.

Con la evidente finalidad del (auto)homenaje y un tono que reflexiona sin necesidad de hundir el bisturí, Tres veces 20 años tiene en los paralelismos con la ancianidad que les aguarda buena parte de sus mejores virtudes, pero a pesar de que su indolencia nunca resulta molesta y de que su ternura tampoco se transforma en estomagante, hay un aspecto que delata que estamos ante un producto, como mínimo, inestable: una constante musiquilla de fondo, a golpe de trompeta, creada por un tal Sodi Marciszewer y que igual piensan que es una banda sonora, que transforma por momentos una digna observación sobre la llegada del último ciclo en una chanza cercana al sainete. Y es en esa indeterminación músico-tonal donde la película encuentra su peor enemigo. (Javier Ocaña)

Recomendada (con reservas).




1 comentario:

  1. Y bueno, muchas veces pasa que se espera tanto de una película que después decepciona, pero no por mala, sino por las altas expectativas que se tiene. Tengamos en cuenta que las peliculas en cartelera que llegan hasta ahí, tienen mucho éxito y generalmente pasan estándares de calidad!

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