miércoles, 14 de diciembre de 2011

Los orígenes de Pedro Almodóvar, en CICUS.





Este miércoles, 14 de diciembre de 2011, nuestra Asociación dedica una actividad a los orígenes de Almodóvar. Dicha actividad se celebrará a las 18,00 horas, en el Auditorio de CICUS, en c/ Madre de Dios, s/n, Sevilla.
La actividad consistirá en la proyección, en pantalla grande, de la película “¿Qué he hecho yo para merecer esto?” (1984), dirigida por Pedro Almodóvar, a la que seguirá una Mesa Redonda repleta de interesantes contertulios que destriparán la película incidiendo en los orígenes de este apreciado director.
Con esta película, la cuarta realizada por Almodóvar, viajaremos de nuevo a los orígenes de su cine, donde se podrá apreciar el verdadero, auténtico y genuino universo de Almodóvar que tanto éxito le proporcionó.
Como diría el crítico Carlos Boyero “Pedro Almodóvar en esta película está dotado de un notable talento expresivo, una pasmosa facilidad para introducir el surrealismo en personajes y situaciones cotidianas, para reproducir con tanta gracia como desgarro la realidad, para plasmar el argot de la calle y el ritmo de la vida, para crear una tipología de seres humanos y de historias tragicómicas con el sello de su universo”.

Verónica Forqué y Carmen Maura

La película nos cuenta la historia de Gloria (Carmen Maura), una limpiadora en Madrid, que intenta sacar adelante una familia bastante complicada: su marido, Antonio, es taxista y añora los tiempos en los que fue chófer de una cantante alemana de la que sigue enamorado; uno de sus hijos trafica con heroína y el otro se acuesta con hombres por dinero; la madre de Gloria, por último, guarda comida y bebida bajo llave para venderla a la familia. Las cosas se complicarán cuando la antigua amante alemana de Antonio vuelva a Madrid de visita.
Sobre la película comentó Almodóvar: “El neorrealismo italiano para mí es una de las subdivisiones del melodrama: se le añade al sentimiento una gran conciencia social. Además le quita al melodrama su parte más artificiosa y lo vincula con la realidad. En esta película le quito al neorrealismo sus elementos más melodramáticos y los sustituyo por humor negro”.
Pues ya sabéis, estáis todos invitados a pasar una tarde inolvidable con la magia cinematográfica de “Pedrooooooooooooo”, como diría Penélope Cruz. Nos vemos en CICUS.



7 comentarios:

  1. EXTRAVAGANCIA VS. ALTURA INTELECTUAL (Y TAMBIÉN DOS HUEVOS DUROS)

    Hace tiempo que diversas corrientes “innovadoras” contaban con el prurito del no va más en cuanto producto de materias grises fuera de series, que se consideraban no ya por encima del bien y del mal – que también -, sino dotados de una aureola mística - las mayores veces en versión cutre - que los alejaba del resto de los mortales.

    Y menciono lo anterior en imperfecto de indicativo de mis tiempos – me importa un pimiento como se denomine ahora la forma gramatical -, porque la mayoría de esas tendencias entraron tarde o temprano en fases delicuescentes y no han pasado a la historia sino como pura anécdota.

    ¿Los motivos? : su escasa o nula aportación al crecimiento, desarrollo y evolución de la especie humana, hasta el punto – hace ya tiempo – que estaréis más de uno leyendo mañana lo que escribo ahora, por poner un ejemplo de andar por casa, si bien en materias técnicas, pero igualmente válido para el enriquecimiento intelectual, artístico, etc. Alguien estuvo engendrando esta parida, mientras otros – que se proclamaban a sí mismos innovadores – se entretenían entre las malvas de los prados en lanzar mensajes bucólicos y otras zarandajas, sin doblar mucho el espinazo mediante. Vamos - hablando en plata -, que con semejante personal lo mismo estaríamos aún, no ya en la edad de los metales, sino en la de piedra, por mucha altura intelectual que se autoasignaran.

    Vienen a cuento las parrafadas anteriores, porque una especie de élite – en general más autoproclamada también que admitida por los demás – quiere hacernos comulgar con ruedas de molino (sobre todo a los clásicos), en aras de defender supuestas paridas artísticas de más que dudoso calibre formal – cuando no auténticas mamarrachadas – como producto de geniales cacúmenes. Se confiesan gratamente sorprendidos por el solo hecho de que un individuo proponga una extravagancia, que rápidamente se tilda de genialidad surrealista y se encumbra hasta el infinito...ridículo.

    En el mundo del cine, la calidad de cinéfilo avanzado parece que debe ser consensuada con la aceptación "sine qua non" de tales corrientes “vanguardistas”, por muy de chichinabo que puedan parecernos a algunos pardillos. Y yo, si me lo permitís, voy a proclamarlo en nuestro blog como lo siento: acabo de venir de nuestra sesión sobre Almodóvar, director admirable en muchas facetas, satisfecho de haber revisado una buena película, pero lejos de comulgar con que algunas triviales y caprichosas secuencias espurreadas en la cinta merezcan la consideración de “genialidades”, sólo por su carácter surrealista, como si la auténtica genialidad habitara en sumo grado en esta corriente artística, refugio – dicho sea de paso – de muchas chorradas que no pasan de meras extravagancias. Y refugio además, y también de paso, de algunos intelectuales de pacotilla.

    Luis Martínez

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  2. Ja,ja!!! ¡¡Qué arte, Luis!!

Pues si te parece caprichosa, trivial y surrealista algunas de las escenas de la película de ayer te insto a que le eches un ojo a la escenita de la vuelta del hijo del personaje de Marisa Paredes , vestido de Tigretón, (¡¡como suena!! :-P), en su último filme "La piel que habito" (ingenuo de mí, fui con la esperanza de ver algo al estilo “Los ojos sin rostro”, de Franju). Te puedo asegurar que momentos tan extravagantes, surrealistas, bochornosos y dantescos hay pocos como este. :-P

El señor Hitchcock metía mucho humor en sus películas y lo hacía de tal forma que servía como contrapunto al resto del filme, la gente se distendía y tenía un respiro y lo hacía de miedo. Claro, el señor Alfredo era cojonudo, y otra cosa es meter algo que no sé a que viene a cuento y que te saca por completo del filme. A partir de ahí, fue tomarmela a cachondeo.

Personalmente, estos toques que le da el cineasta manchego a sus filmes creando este universo personal ,almodovariano como dicen la legión de seguidores que tiene, es lo que me choca.

¡¡Oiga!!, que no se ofenda nadie ¿eh?, que conmigo se han cebado, ensañado a base de bien por defender películas especialmente poco 'normales' y que admito que son más rara que un perro verde, algunas muy malas y todo. Y es que sobre gustos no hay nada escrito. :-P

Por cierto Luis, a ver si quedamos para tomarnos una birra, hombre. ;-)

Un saludo y felices fiestas a todos de camino.


    Jesús

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  3. Valorar a un Director como Almodóvar, que ya no es un donnadie, y que tiene una más que extensa y variada filmografía, considero que no se debe hacer a la ligera, porque la "legión de seguidores", como comentais, no son sólo españoles, sino a nivel mundial,también permito hacer un poco de memoria, y traer a este comentario que Hitchcock, gran maestro del cine, fue escasamente valorado en su época, tuvieron que venir los franceses, como en el caso de Almodóvar, para hacer poner el punto de visión en su cine, mira por donde; los críticos franceses parecen que valoran no sólo lo suyo, sino lo interesante de los demás, por algo será.
No toda la filmografía de los directores puede ser excelsa, ninguna lo es, ni lo será, por mucho que nos guste un Director.
También sería interesante que consideraramos que la crítica internacional de Los Angeles, ha nominado su última película a mejor cinta de habla no inglesa, no será tan mala la peli, aunque en otra estantería deba estar, el que nuestro gusto y no la valoración cinéfila, sea contrario a la película, esta u otra cualquiera, de este u otro Director, aspectos muy distintos.
Defendamos un poco nuestro cine, que falta nos hace.

    
 Javier

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  4. Hola Jesús ! Yo también estoy deseando que nos tomemos unas birras. De hecho esperaba verte en lo de Almodóvar, pero parece que no coincidimos. Por cierto que has captado perfectamente a lo que yo quería referirme con la producción de este director, al aludir a lo de las escenas que no vienen a cuento y que te sacan del filme. Bajo mi punto de vista, esas extravagancias – por otra parte arbitrarias y gratuitas casi siempre – son fruto de querer “salirse del tiesto”, en aras de una pretendida (y también pretenciosa) originalidad. Y es una pena – siempre a mi juicio -, porque algunas de sus películas, como la que vimos la otra tarde, no necesitan en absoluto recurrir a lo grotesco o esperpéntico para resultar no ya aceptables, sino hasta bastante buenas.

Dicho lo anterior, me gustaría apuntar al comentario de Javier lo siguiente: el concepto “valoración cinéfila” que mencionas, no puede catalogarse como un valor objetivo o profesional y no ya referido a este u otros directores. No hay una medida “universal” para definir el valor o calidad de una película, sin que existan discrepancias basadas - precisamente – en lo de los gustos personales a los que también aludes. Criterios, por cierto, ni mucho menos homologados en este país cuando la película más taquillera es una de Torrente, que no es precisamente un Hitchcock a la hispana. Pero defender nuestro cine no significa comulgar con ruedas de molino, aceptando pulpo como animal de compañía, por muy “almodovariana” o como se diga que sea la parida. Este señor hace cosas magníficas, que muchas veces estropea con un concepto – a mi entender y al de otros – de extravagancia mal entendida. Por otra parte, por muy respetable que sea la crítica internacional de Los Angeles - y sus sin duda prestigiosos criterios -, permítenos no considerarlos infalibles para lo que tu llamas - repito - “valoración cinéfila”. A veces hay casi tantas “valoraciones cinéfilas” como cinéfilos - pardillos o eruditos – en este valle de lágrimas. 

Saludos cordiales.

    Luis Martínez

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  5. Hola, Luis, amigo:

Me temo que esta vez no coincido contigo. Y es que, aunque reconoces que Almodóvar es un director admirable y que los de Linterna Mágica vimos una buena película el otro día, lo que subrayas (y parece que te lleven los demonios, jeje...) es la secuencia extravagante y su asociación con la genialidad del director. Aludías en concreto a la del dentista.

Claro que no tiene sentido llamar genio a Almodóvar por esta secuencia, pero yo lo valoro por lo que tiene de transgresor, por olvidarse de lo políticamente correcto y, sobre todo, por hacerme soltar la carcajada. Para mí, funciona. Fuera de toda intelectualidad.

Otra cosa distinta es la secuencia que comenta Jesús de "La piel que habito". Ahí no estamos en una comedia y el detalle del tigre, cuando menos, te hace parpadear.

Y, bueno, aprovecho para desear felices fiestas. ¡Que veáis mucho cine!

    Isabel Galindo

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  6. Hola hermanita ! No temas no coincidir, ya que las discrepancias de criterio son las que enriquecen los debates, y la prueba es el número de comentarios que engendran las “desavenencias” entre cinéfilos.

Bueno, yo en realidad me referí a la secuencia del dentista cuando intervine el miércoles – en vivo y en directo -, apoyando de alguna manera la consideración de nuestra compi Loli Rodriguez, en cuanto la histriónica interpretación de Gurruchaga resultaba grotesca en el contexto general del filme y no precisamente surrealista – aunque claro que extravagante -, es decir, que no es el fondo de la cuestión de esta entrada esa escena concreta. Lo que yo lamento del cine de Almodóvar, a mi modesto entender, es que no necesitaría pasarse de rosca introduciendo elementos innecesarios, gratuitos y chocantes, para resultar trasgresor, concepto por cierto muy “de cajón de sastre” para albergar desde las genialidades más auténticas a las paparruchás más estrafalarias. Efectivamente lo considero un excelente director y, precisamente porque me gustan sus películas, deploro esos “regates de más” como se diría en el argot futbolístico.

Más que lo del dentista – que no pasa de bufofanada -, en la peli del otro día sobraban, a mi entender y que yo recuerde, lo del café con Cecilia Roth, lo de “La bien pagá” interpretada por el propio Almodóvar, los poderes paranormales y ficticios de la niña de la vecina, la interpretación – es un decir – chirriante de Gonzalo Suárez, nacido para detrás de las cámaras, y otras licencias en aras de una trasgresión para mí mal entendida, cuando la película además funciona de maravilla sin las mismas. 

Bajo mi punto de vista, el cine de Almodóvar más que trasgresor resulta desconcertante por esas licencias mencionadas, ya que el alejamiento de lo “políticamente correcto” es algo que está a la orden del día y que a estas alturas no sólo deja de resultar sorprendente, sino incluso demodé. La gente está algo hastiada de tanto “rompimiento de moldes” y vuelve a encontrar en lo convencional, si está primorosamente ejecutado, un aliciente añadido por no tener que devanarse los sesos buscando explicaciones a lo absurdo. En ese sentido yo pienso, querida Isabel, que ya está casi todo inventado.

Felices Pascuas a tod@s.

    Luis Martínez

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  7. Perdóname Javier, pero no sé que tiene que ver el expresar mis propias opiniones cinéfilas con la defensa casi a ultranza de algo por el mero hecho de ser español, como si se tratase de fútbol o similar.

    Para mi el cine es cine, venga de dónde venga, del país o de la industria que venga, otra cosa después ya se vería si me agrada o no.

    Me parece muy bien que las pelis de Almodovar le guste o le chifle a mucha gente, algo que viene de miedo para nuestra raquítica industria, que suele maquillar sus datos sólo cuando estrena este director, Amenábar o sale algun Torrente o algun pelotazo de vez en cuando. En mi caso personal, el cine de este director no suele ser santo de mi devoción, fuese o no español.

    Jesús

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