El pasado verano,
el director y guionista británico Michael Radford -responsable entre otras de
‘El cartero (y Pablo Neruda)’ o ‘El mercader de Venecia’- lanzaba una dura
acusación contra Gheko Films, la productora española de su último trabajo, ‘La
Mula’, una coproducción entre España, Reino Unido e Irlanda, basada en la
novela sobre la Guerra Civil de Juan Eslava Galán.
Mediante un
comunicado, alertaba de que la productora española -propiedad de Alejandra
Frade- había realizado un 'montaje pirata' con el material grabado en vídeo
durante el rodaje. La relación contractual entre director y productora se había
roto en octubre de 2009, meses antes de finalizar el rodaje, debido a
desacuerdos sobre la autoría y los porcentajes de gastos y distribución.
Pues bien, este
martes, el blog especializado en contenidos cinematográficos Bloguionistas daba
la voz de alarma, al recoger la denuncia que un espectador hacía al comprobar
la pésima calidad de imagen y audio de la cinta. Efectivamente, la copia
distribuida por los cines españoles se corresponde con el montaje realizado con
las cintas de vídeo que refuerzan el rodaje diario en cine. Es decir, la misma
calidad que un vídeo casero pero proyectado en pantalla grande.
“La calidad de la proyección era infame. No era un problema de que la película estuviera desenfocada o no hubieran conectado el dolby. Por una vez, la culpa no era de los cines. (…) De pronto, me vino a la cabeza las palabras de un colega que estuvo en el Festival de Málaga. <<Han montado la peli con los dailies de rodaje>>. En aquel momento pensé que era una exageración. Que era imposible que nadie fuera tan cutre como para hacer algo así”, explica Chico Santamano, autor del post de protesta.
Sin embargo la tarde de
cine le deparaba alguna sorpresa más, ya que al ir a poner una reclamación al
cine y exigir los 9,20 euros que pagó por la entrada, los empleados le
remitieron a una carta enviada por la productora en la que se justificaba la
pésima calidad de la película “con un deseo por volver a los tiempos de los
documentales de nuestros abuelos”, apostando por una “iluminación y textura
antigua”, caracterizada por el grano.
“Con la intención de
conseguir ese look retro, tan buscado hoy en día por el espectador más joven en
los productos fotográficos que existen en el mercado, (la cámara Polaroid, los
filtros Instagram, etc…) a la imagen entera de la película se le han aplicado
varios filtros para dar un aspecto de película antigua con el grano de la época
y los bordes oscurecidos”, explica la nota.
Indignado por el
'fraude' del que se sentía víctima, Santamano se decidía a escribir un
incendiario post que ha revolucionado las redes sociales. “Entiendo la
necesidad imperiosa de la productora por estrenar la película para salvarse de
la ruina, pero en los tiempos que corren de piratería y descrédito del cine
español, el estreno de ‘La Mula’ se ha convertido en un ejemplo de cómo no se
deben de hacer las cosas. No se puede cobrar a precio de ‘Iron Man 3’ algo cuyo
resultado final no vale ni una décima parte”.
La polémica en torno a
esta película ha durado más de cuatro años. Todo empezó cuando Gheko Films
acusó al director de no haber aportado el dinero comprometido por la parte
británica. Sin embargo, Radford se escudaba en que Frade nunca firmó los
acuerdos de coproducción, habiéndole impedido acceder a las subvenciones que su
país otorga al cine británico. La tensión provocó que Radford dejara la
película a medias y que la cinta careciera de una nacionalidad clara, motivo
por el cual el Ministerio de Cultura decidió bloquear su licencia de
exhibición.
Frade llegó a acusar al
entonces director del Instituto de la Cinematografía y de las Artes
Audiovisuales (ICAA), Ignasi Guardans, de impedir el estreno de la película por
motivos ideológicos, ya que por primera vez se trataba en el cine la Guerra
Civil desde el lado nacional.
Esta agria polémica
parecía haber quedado atrás cuando Frade anunció que había ganado el
contencioso judicial y finalmente estrenaba ‘La Mula’ en el Festival de Málaga.
El hecho de que la autor de la obra fuese ‘Anónimo’ se relegaba a una simple
anécdota, mientras los actores –huérfanos de director o productora- se afanaban
en dar la cara por su trabajo en la ‘cinta maldita’.
"Al final, las
preguntas de las que nos estamos haciendo cargo los actores no es un asunto del
que nosotros deberíamos preocuparnos; se nos escapa de las manos, no tenemos
nada que ver", aseguraba el protagonista de la película, Mario Casas.
"Hay mucho miedo
cuando una película se retrasa tanto o no se termina, pero esto es mucho más
habitual en el cine de lo que se cree el público. Yo conozco muchos casos de
películas que se quedaron en el cajón. Aunque es duro, no es excepcional",
apunta Secun de la Rosa, otro de los intérpretes.
Trailer de la película:
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