COLECCIÓN DE CORTOS PROYECTADOS EN
EL TALLER DE CINE
Título original: Posturas.Dirección: Álvaro
Oliva. País: España.
Año: 2012.
Duración: 13
minutos. Guión: Josu
Díaz. Producción: Álvaro Oliva. Jefe de Producción: Juan Carlos Moro. Dirección de Arte: Seila Fernández. Fotografía: Jonay
Arbelo. Montaje: Felipe
Gómez Ullate. Sonido: Ángel Castro. Música: Jose Antonio Serrano.
Intérpretes: Txema
Blasco, María Alfonsa Rosso y Pablo Venero.
Sinopsis: Dolores,
una señora que vive en un pueblo, decide animar su vida matrimonial llevando un
kamasutra a su anciano marido.
Consideraciones: Los
cortometrajes del cineasta cántabro Álvaro Oliva han sido premiados en
numerosos festivales, tanto nacionales como internacionales.
Prestar atención: Al
tono de comicidad que impera desde el principio, buscando la sonrisa del
espectador. El personaje de Dolores rebosa ternura: disfruta planeando la
travesura y preparando los detalles, tanto como pueda hacerlo llevándola a
cabo. Si es frecuente que los cortos finalicen con una canción cargada de
sentido que redondea lo visto, la que se ha elegido en esta ocasión es una
guinda insuperable.
Llega
a CICUS el cine de Luis Buñuel. Para ello, esta tarde a las 18,00 horas
tendremos la proyección de la película “El discreto encanto de la burguesía”
(1972), seguida de una suculenta Mesa Redonda, donde podrán participar todos
los asistentes al acto.
“El
discreto encanto de la burguesía” es una película francesa dirigida por un
realizador español: Luis Buñuel. Como en muchos de los largometrajes que
realizó a lo largo de su vida, se pueden observar algunas escenas con
características propias del surrealismo. Ganó el premio Oscar en1972 a la mejor
película de habla no inglesa. Buñuel deseaba filmar la película en España, cosa
que fue imposible debido a la censura franquista. Este film está considerado
una obra maestra del cine mundial y una de las más aclamadas del cine de Buñuel.
Don
Rafael Acosta, embajador de Miranda, el matrimonio Thévenot, y Florence, la
hermana de Madame Thévenot, están invitados a cenar en casa del matrimonio
Sénechal. Sin embargo, hay una confusión, y Monsieur Sénechal ha salido rumbo a
otra cita. Como alternativa, se proponen ir a un restaurante cercano, pero al
llegar se dan cuenta de que el dueño del lugar ha muerto. A partir de este
momento, las reuniones entre este selecto grupo de burgueses se verán
interrumpidas por una serie de eventos extraordinarios, algunos reales y otros
producto de su imaginación. La alternancia entre lo real y lo onírico produce
giros inesperados en la trama, que incluye militares, un obispo, policías,
guerrilleros y campesinos, todos causantes de interrupciones durante los
frustrados intentos de estos seis personajes por sentarse a comer y disfrutar
del encanto de ser burgueses.
Buñuel
retrata en forma irónica, humorística y onírica su concepción de la burguesía:
seres paranoicos que se desestabilizan ante los más insignificantes
imprevistos, llenos de prejuicios y traumas existenciales, repletos de
autoestima, para ellos la apariencia externa determina el status social y por
ende la calidad de persona, portan apellidos y títulos honorarios como si ello
fuera meritorio, se auto adulan pero dentro de su círculo honorífico también se
traicionan, están insatisfechos a pesar de tener poder económico, se sienten
superiores y por ello su trato hacia los demás no es el mejor, a pesar de su
alcurnia se drogan y emborrachan como cualquier callejero inculto, frecuentan
cenas de etiqueta con costosos trajes, esgrimen erudición y culta labia, su
hipocresía es el medio de relacionarse, sus influencias dan miedo, pero sus
ansiedades y sus inseguridades también están a la orden del día.
De
todo ello veremos en la película y de todo ello hablaremos en la Mesa Redonda.
No perdérsela.
Auditorio
de CICUS. C/ Madre de Dios, s/n. Sevilla. 18,00 horas.
El pasado verano,
el director y guionista británico Michael Radford -responsable entre otras de
‘El cartero (y Pablo Neruda)’ o ‘El mercader de Venecia’- lanzaba una dura
acusación contra Gheko Films, la productora española de su último trabajo, ‘La
Mula’, una coproducción entre España, Reino Unido e Irlanda, basada en la
novela sobre la Guerra Civil de Juan Eslava Galán.
Mediante un
comunicado, alertaba de que la productora española -propiedad de Alejandra
Frade- había realizado un 'montaje pirata' con el material grabado en vídeo
durante el rodaje. La relación contractual entre director y productora se había
roto en octubre de 2009, meses antes de finalizar el rodaje, debido a
desacuerdos sobre la autoría y los porcentajes de gastos y distribución.
Pues bien, este
martes, el blog especializado en contenidos cinematográficos Bloguionistas daba
la voz de alarma, al recoger la denuncia que un espectador hacía al comprobar
la pésima calidad de imagen y audio de la cinta. Efectivamente, la copia
distribuida por los cines españoles se corresponde con el montaje realizado con
las cintas de vídeo que refuerzan el rodaje diario en cine. Es decir, la misma
calidad que un vídeo casero pero proyectado en pantalla grande.
María Valverde
“La calidad de la
proyección era infame. No era un problema de que la película estuviera
desenfocada o no hubieran conectado el dolby. Por una vez, la culpa no era de
los cines. (…) De pronto, me vino a la cabeza las palabras de un colega que
estuvo en el Festival de Málaga. <<Han montado la peli con los dailies de
rodaje>>. En aquel momento pensé que era una exageración. Que era
imposible que nadie fuera tan cutre como para hacer algo así”, explica Chico
Santamano, autor del post de protesta.
Sin embargo la tarde de
cine le deparaba alguna sorpresa más, ya que al ir a poner una reclamación al
cine y exigir los 9,20 euros que pagó por la entrada, los empleados le
remitieron a una carta enviada por la productora en la que se justificaba la
pésima calidad de la película “con un deseo por volver a los tiempos de los
documentales de nuestros abuelos”, apostando por una “iluminación y textura
antigua”, caracterizada por el grano.
“Con la intención de
conseguir ese look retro, tan buscado hoy en día por el espectador más joven en
los productos fotográficos que existen en el mercado, (la cámara Polaroid, los
filtros Instagram, etc…) a la imagen entera de la película se le han aplicado
varios filtros para dar un aspecto de película antigua con el grano de la época
y los bordes oscurecidos”, explica la nota.
Indignado por el
'fraude' del que se sentía víctima, Santamano se decidía a escribir un
incendiario post que ha revolucionado las redes sociales. “Entiendo la
necesidad imperiosa de la productora por estrenar la película para salvarse de
la ruina, pero en los tiempos que corren de piratería y descrédito del cine
español, el estreno de ‘La Mula’ se ha convertido en un ejemplo de cómo no se
deben de hacer las cosas. No se puede cobrar a precio de ‘Iron Man 3’ algo cuyo
resultado final no vale ni una décima parte”.
Mario CAsas
La polémica en torno a
esta película ha durado más de cuatro años. Todo empezó cuando Gheko Films
acusó al director de no haber aportado el dinero comprometido por la parte
británica. Sin embargo, Radford se escudaba en que Frade nunca firmó los
acuerdos de coproducción, habiéndole impedido acceder a las subvenciones que su
país otorga al cine británico. La tensión provocó que Radford dejara la
película a medias y que la cinta careciera de una nacionalidad clara, motivo
por el cual el Ministerio de Cultura decidió bloquear su licencia de
exhibición.
Frade llegó a acusar al
entonces director del Instituto de la Cinematografía y de las Artes
Audiovisuales (ICAA), Ignasi Guardans, de impedir el estreno de la película por
motivos ideológicos, ya que por primera vez se trataba en el cine la Guerra
Civil desde el lado nacional.
Esta agria polémica
parecía haber quedado atrás cuando Frade anunció que había ganado el
contencioso judicial y finalmente estrenaba ‘La Mula’ en el Festival de Málaga.
El hecho de que la autor de la obra fuese ‘Anónimo’ se relegaba a una simple
anécdota, mientras los actores –huérfanos de director o productora- se afanaban
en dar la cara por su trabajo en la ‘cinta maldita’.
"Al final, las
preguntas de las que nos estamos haciendo cargo los actores no es un asunto del
que nosotros deberíamos preocuparnos; se nos escapa de las manos, no tenemos
nada que ver", aseguraba el protagonista de la película, Mario Casas.
"Hay mucho miedo
cuando una película se retrasa tanto o no se termina, pero esto es mucho más
habitual en el cine de lo que se cree el público. Yo conozco muchos casos de
películas que se quedaron en el cajón. Aunque es duro, no es excepcional",
apunta Secun de la Rosa, otro de los intérpretes.
Título original: Stoker. Dirección: Park Chan-wook. País: USA. Año: 2013.
Duración: 100 min. Género: Drama, suspense.Guión: Wentworth
Miller. Producción: Ridley Scott, Tony Scott y Michael Costigan.Música: Clint Mansell. Fotografía: Chung Chung-hoon. Montaje: Nicolas
De Toth. Diseño de producción: Thérèse DePrez. Vestuario: Kurt
Swanson y Bart Mueller. Estreno en España: 10 Mayo 2013.
Intérpretes: Mia Wasikowska (India Stoker), Matthew Goode (Charles Stoker), Nicole
Kidman (Evelyn Stoker), Dermot Mulroney (Richard Stoker), Jacki Weaver
(Gwendolyn Stoker), Lucas Till (Pitts), Alden Ehrenreich (Whip), Phyllis
Somerville (Sra. McGarrick), Ralph Brown (sheriff), Judith Godrèche (Dra.
Jacquin).
Sinopsis:
Cuando India Stoker pierde a su amado padre y
a su mejor amigo Richard en un trágico accidente de tráfico el día de su 18
cumpleaños, su tranquila vida familiar se ve sacudida. Con una gran delicadeza,
India muestra una actitud impasible que enmascara los profundos sentimientos
que sólo su padre podía entender. India se ve entonces atraída hacia el hermano
de su padre, Charlie, que se presenta de manera inesperada en el funeral y
decide quedarse con ella y su emocionalmente inestable madre, Evie. En un
principio, India no confía en su encantador y misterioso tío, pero después
descubrirá todo lo que tienen en común.
MIa Wasikowska
Calificación: 6, Aceptable
Lo
mejor de la película: La apuesta del director coreano Park Chan-wook por el
mercado anglosajón.¡Bienvenida sea!El descubrimiento de un guionista
novel como Wentworth Miller, conocido por dar vida al atractivo cerebrito Michael
Scofield en la serie Prison Break. El trio de protagonistas (Wasikowska – Goode
– Kidman) están fenomenales.
Lo peor
de la película: No
está a la altura de sus trabajos anteriores y el final “made in Hollywood”
ensombrece una factura muy notable.
El actor
Alfredo Landa ha muerto a los 80 años como el penúltimo gran símbolo de la
historia del cine español. Landa, que llevaba varios años retirado y enfermo en
Pamplona, resume en su carrera la segunda mitad del siglo XX en el cine español,
con lo bueno y con lo malo. Fue protagonista destacadísimo de las comedias
populares que triunfaron en los años del desarrollismo y, al mismo tiempo, uno
de los héroes de la edad de oro del cine de autor en los 70.
Tan larga
fue la carrera de Landa que su estampa, su voz, su pose, se convirtió en su
símbolo de su tiempo, la época de los españoles que crecieron en el franquismo,
vivieron la pobreza más desoladora en su infancia, asistieron a la conquista,
paso a paso, de las pequeñas libertades que el franquismo fue tolerando con las
décadas y, ya adulto, se encontró con la democracia, el destape y la
liberación. Hablar del 'landismo' se ha convertido, al cabo de los años, en una
broma manoseada. Pero algo quiere decir.
'Atraco a
las tres' y 'El verdugo' aparecen en la primera fila de su currículo. Su papel
en las películas de Forqué y Berlanga aún era secundario, pero es un buen
pórtico para entender su carrera. Lo muy español, en un sentido sórdido y
cómico, la picardía, la pobreza, el humor negro...
Un par de
años después, 'Ninette y un señor de Murcia', en 1965 aparece como una bisagra
en su carrera. La película pertenece, por un lado, a los tiempos del cine
heroico y de realismo sucio de la primera posguerra; y por el otro, anuncia el
cine del desarrollismo, sainetero y popular.
Y a partir
de ahí, la locura: las películas de Lazaga, 'La ciudad no es para mí', los ocho
estrenos al año (no es exageración, ocurrió en 1966), los duelos
interpretativos con López Vázquez, los ligues con Concha Velasco, el paseo
inolvidable por la playa en el movimiento de apertura de 'Manolo la nuit', el
personaje que fingía ser homosexual en 'El vecino del quinto', las películas de
Mariano Ozores, el delirio, el delirio... El dichoso 'landismo'.
Si la
carrera de Alfredo Landa se hubiera terminado en 1976, hoy hablaríamos de
sociología más que de cine en su obituario: del tópico del personaje bajito,
bruto y, en el fondo, buen tipo. Pero ese año, rodó 'El puente', de Juan
Antonio Bardem, y, de pronto, el cine español descubrió a un actor
sobresaliente.
Un poco de
historia: en los años 70, la Dirección General de Cinematografía, gobernada por
José María Escudero, impulsó otro cine español, capaz de competir en Cannes, en
Berlín y en Venecia. Chavarri, Querejeta, Camus, etcétera. Bardem no pertenecía
a esa generación, pero tenía la capacidad de abrir la puerta de esa nueva
quinta a Landa.
A partir de
1980, las películas del 'método industrial' desaparecen del currículo. En
cambio, comienzan los destellos: 'El crack' y su segunda parte, 'Los santos
inocentes', 'Tata mía', 'La vaquilla', 'El bosque animado'... En realidad, el
personaje de Landa en muchas de ellas, es el mismo de siempre, el del español
de una pieza, un poco ridículo, un poco entrañable, marcado por su físico de
posguerra, 'sanchopancesco'... pero dignificado, cada vez más matizado, más
complejo.
'El rey del
río', de Manuel Gutiérrez de Aragón, fue quizá, su última gran película.
Después hubo televisión y réplicas no del todo completas de sus años dorados.
Landa, ya anciano, se convirtió cada vez más en personaje: gruñón, puñetero y
simpático. En 2007 se llevó el Premio Goya de Honor (ya tenía dos en el
currículo por sus trabajos en 'La marrana' y 'El bosque animado'). Durante la
ceremonia, cuando pronunciaba su discurso de aceptación, tuvo un ictus, se
quedó en blanco y balbuceó unos segundos. Fue la última imagen de Landa para
muchos. Quedan sus películas. (Luis Alemany)
Nuestra
recomendación: No dejar
de ver Alfredo Landa en “Los santos
inocentes” (1984), de Mario Camus. Una auténtica Obra Maestra.
Entre cine y moda existe
una estrecha y vieja relación que podíamos calificar como “de
conveniencia”, un nexo que funciona a modo de vasos comunicantes une ambas
industrias. No se trata de un intercambio de favores, sino de un negocio
redondo. Las estrellas no solo contribuyen a crear tendencias de moda mediante
el vestuario que lucen en las películas, sino que de manera más directa ellas
mismas son imagen de las principales firmas de moda, publicitan sus creaciones
en anuncios y revistas, y especialmente en la “alfombra roja”, que el últimas
décadas se ha convertido en una de las pasarelas más influyentes.
El vestuario hace
brillar a las estrellas, tanto que algunas de ellas se convierten en verdaderos
iconos. La pantalla ha marcando
tendencias y estilos a los que la sociedad no ha podido resistirse: como si
fuera un enorme y persuasivo escaparte, el cine expone imágenes y objetos
susceptibles de ser deseados por todos los espectadores.
A lo largo de la historia del
cine, el vestuario ha evolucionado de acuerdo con las corrientes estéticas
dominantes en cada época. Se ha adaptado a las distintas modas y, al mismo
tiempo, se ha adelantado a muchas de ellas. En las
siguientes imágenes haremos un repaso por la evolución de la moda a lo largo
del siglo XX, viendo como las corrientes estilísticas más relevantes han sido
adoptadas por las estrellas y por gran pantalla, y cómo muchas imágenes y
estilos de moda han salido directamente de ella.
Título original: Combustión. Dirección: Daniel Calparsoro. País: España. Año:
2013. Género: Acción, thriller. Guión: Carlos Montero, Jaime Vaca
y Daniel Calparsoro. Producción: Mercedes Gamero y Francisco Ramos. Música:
Carlos Jean. Fotografía: Daniel Aranyó. Montaje: Antonio Frutos y
David Pinillos. Dirección artística: Antón Laguna. Vestuario:
Loles García. Estreno en España: 26 Abril 2013.
Intérpretes: Álex González (Mikel), Adriana Ugarte (Ari), Alberto Ammann (Navas),
Luis Zahera, Marta Nieto, María Castro, Juan Pablo Schuck, Christian Mulas.
Sinopsis:
Mikel (Álex González) está a punto de casarse
con Julia (María Castro), dueña de una importante joyería heredada de sus
padres. En la fiesta del anuncio de la boda, Mikel conoce a Ari (Adriana
Ugarte), una de las camareras del catering. Entre ellos surge una inmediata
atracción. Y aunque el chico intentará controlar ese deseo por ella, acabará
cayendo en sus brazos y disfrutando del mejor sexo de su vida. Poco a poco se
irá sintiendo más enganchado a ella y más fascinado por su mundo, que no es
otro que el de las carreras ilegales de coches. Un mundo de descontrol, de
adrenalina a tope, donde lo único que importa es el aquí y el ahora. Un mundo
que despierta el lado más salvaje de Mikel. Su vida al lado de Julia se ha
vuelto completamente gris y decide romper su compromiso con ella. Pero no sabe
que todo forma parte de un plan elaborado por Ari y su novio, Navas (Alberto
Ammann).
Alex González
Calificación: 5, Mediana
Lo
mejor de la película: El gancho comercial que ofrecen sus protagonistas.
Calparsoro ha tenido mucho tino en eso, buscando obviamente el tirón de la
taquilla.
Lo peor
de la película: Un
guión absolutamente simplón, es incomprensible que hayan intervenido tres
personas en su elaboración. Habría que decirle a Calparsoro que una buena
puesta en escena como la que ofrece en esta cinta no es suficiente para salvar
un endeble guión.
Título original: On the road (En la carretera). Dirección: Walter Salles.
Países: Francia, Reino Unido, USA y Brasil. Año: 2012. Duración: 124
min. Género: Drama. Guión: José Rivera; basado en la novela de
Jack Kerouac. Producción: Charles Gillibert, Nathanaël Karmitz, Rebecca
Yeldham y Roman Coppola. Música: Gustavo Santaolalla, con Charlie Haden
y Brian Blade. Fotografía: Eric Gautier. Montaje: François
Gédigier. Diseño de producción: Carlos Conti. Vestuario: Danny
Glicker. Estreno en España: 19 Abril 2013.
Intérpretes:Sam Riley (Sal / Jack Kerouac), Garrett Hedlund
(Dean Moriarty / Neal Cassady), Kristen Stewart (Marylou / LuAnne Henderson),
Tom Sturridge (Carlo Marx / Allen Ginsberg), Viggo Mortensen (Viejo Bull Lee /
William S. Burroughs), Kirsten Dunst (Camille / Carolyn Cassady), Amy Adams
(Jane / Joan Vollmer), Alice Braga (Terry / Bea Franco), Elisabeth Moss
(Galatea Dunkel / Helen Hinkle), Danny Morgan (Ed Dunkle / Al Hinkle).
Sinopsis:
Al día siguiente de la muerte de su padre,
Sal Paradise, un aprendiz de escritor neoyorquino, se topa con Dean Moriarty,
un joven ex presidiario con un encanto arrollador que está casado con Marylou,
una mujer muy libre y seductora. El entendimiento entre Sal y Dean es
inmediato. Decididos a no dejarse encerrar en una existencia estrecha, los dos
amigos rompen sus vínculos y se lanzan a la carretera con Marylou. Sedientos de
libertad, los tres jóvenes parten a la búsqueda del mundo, de los demás y de sí
mismos.
Sam Riley
Comentarios:
En un momento de "On the road" de Walter Salles, el viejo Bull
Lee (o lo que es lo mismo, William S. Burroughs, interpretado por un cada vez
más camaleónico Viggo Mortensen) comenta que "toda traducción es una
traición". La frase es reveladora porque se puede aplicar también a la
complicada tarea de adaptar determinadas novelas al cine.
Llevar la famosa obra de Jack Keoruac a la pantalla es una labor de
altísimo riesgo, y muestra de ello es lo que ha tardado en materializarse desde
que Coppola comprara los derechos en 1979. Ni Kerouac, ni los autores de la
llamada "generación beat", se aproximan a un Alejandro Dumas o a un
Pérez Reverte. Su forma de entender la literatura es más cercana a lo poético y
a lo espiritual que a lo teatral o a lo cinematográfico. Su lenguaje es
demasiado personal. Si fuera sencillo trasladar el monólogo interior y la
escritura automática a la gran pantalla, el "Ulises" de Joyce o
"La señora Dalloway" de Woolf tendrían más adaptaciones fílmicas y
éstas serían mucho mejores que las rodadas hasta la fecha (francamente
fallidas). Por poner sólo un par de ejemplos.
Por eso, que un realizador notable como Walter Salles (responsable de la
excelente "Estación central de Brasil" y de "Diarios de la
motocicleta") acepte el desafío con indudable admiración y cariño por las
vivencias de Kerouac, no garantiza mucho. Por desgracia. Y es que las
expectativas del gran número de lectores que amaron las aventuras de estos
"hipsters" locos por el jazz, las drogas, la bohemia, los coches, la
literatura maldita y el sexo, eran demasiado altas. Todo un hándicap.
Garrett Hedlund
Walter Salles cuida la ambientación al detalle y se mantiene fiel al
esquema del libro, pero se defenestra al filmar con excesiva sobriedad y al
centrarse en lo accesorio y lo anecdótico (las fiestas, las drogas, la
inmadurez, lo epicúreo) en lugar de bucear en lo más hondo, en ese hastío, en
esa necesidad de vivir de un modo diferente y apasionado en el marco de una
sociedad encorsetada, en el genio y la independencia de unas personas increíbles.
Su rebeldía. De modo que, tal y como señala Rodríguez Marchante en el diario
"Abc": "Todos aquellos tipos geniales (...) no dejan en la
pantalla más que el retrato de una pandilla de tontos del haba; porque la
imagen los banaliza". Un error espectacular si se tiene en cuenta que
Kerouac, Burroughs o Ginsberg (aunque también tuvieran algo de inmaduros y de
pasados de rosca) conformaron uno de los grupos literarios más importantes y
renovadores de la literatura universal. Capaces de dar la vuelta al modo de
entender el arte para siempre. De hecho, ¿existirían las "road
movies" si no hubiera existido "On the road"?
Kirsten Dunst
No obstante, el filme de Salles, pese a su tedioso metraje, a la falta de
gancho y de química de los actores principales (los secundarios, con Dunst,
Buscemi o Mortensen, cumplen como siempre) y la carencia de alma, puede influir
en que aquellos espectadores que aún no hayan leído las obras de los
"beatniks" se animen a hacerlo. Entonces, cuando lo hagan, cuando se
sumerjan en la prosa incandescente de Kerouac, en las descacharrantes
elucubraciones de Burroughs o en los aullidos de Ginsberg descubrirán que hubo
un tiempo en el que unos pocos escritores gozaron de la libertad con rabia. De
una libertad absoluta, tan total que incluso asusta.
De hecho, ¿no fue "Easy rider" de Dennis Hopper, esa fábula de
moteros, una adaptación "sui géneris" de "On the road"? ¿No
estaba Kerouac de algún modo en esa frase mítica: "Hablan, hablan y hablan
de libertad pero, cuando ven a alguien libre, entonces le tienen miedo"?
Quiero pensar que Dean Moriarty aún no ha muerto. (Miguel Jímenez)