Lois Weber |
Cuando hablamos de los primeros años de la historia del cine en los Estados Unidos inevitablemente nos vienen a la mente nombres como David W. Griffith o Cecil B. DeMille, pero hubo también una mujer, una importante directora, que los trató de igual a igual, hasta el punto de contar con un puesto permanente en la poderosa Motion Pictures Directors Association: Lois Weber (1879-1939) la primera directora de cine norteamericana.
Una mujer emprendedora, valiente y arriesgada que llegó a ser la directora mejor pagada de Hollywood; una cineasta involucrada en todos los aspectos de la producción que utilizó el cine para exponer sus ideas. Hizo películas sobre la pena capital, la anticoncepción, el matrimonio o la pobreza, reflejando en su obra los profundos cambios que, especialmente para las mujeres, se estaban produciendo en los Estados Unidos a principios del siglo XX. Su carrera empezó hacia 1908 y se prolongó varias décadas, estima que en este periodo hizo unas doscientas películas, mayormente cortometrajes, de las que sólo se conserva algo más de una veintena.
Lois Weber nació en Pittsburgh (Pennsylvania) en 1879, en el seno de una familia anglicana, desde pequeña mostró dos pasiones que terminarían confluyendo en su trabajo como cineasta: una extrema sensibilidad artística, que la empujó a iniciar una frustrada carrera como pianista, y unas profundas convicciones religiosas, que la llevaron, siendo poco más que una adolescente, como miembro de los Trabajadores del Ejército de la Iglesia (Church Army Workers) a ejercer de misionera y evangelizadora, cantando himnos por la calle y viviendo exclusivamente de las limosnas que recibía durante algo más dos años.
Lois Weber junto a Phillips Smalley |
En 1904 se trasladó a Nueva York con el objetivo de convertirse en actriz teatral. Entendía que el teatro y, más aún, la incipiente industria del cine le ofrecían la posibilidad de que su proselitismo llegara a un público mucho más numeroso, empezando por el propio gremio de los actores, cuya fe se propuso mejorar. Allí conoció al también actor Phillips Smalley, con quien se casó y trabajó como pareja artística. En 1908 los encontramos a ambos trabajando como actores para la filial americana de la productora Gaumont. Weber actuó el algunas películas a las órdenes de Herbert Blaché, al tiempo que detrás de la cámara filmaba fonoescenas y escribía guiones para la histórica compañía y luego también para la Solax Company, a las órdenes de Alice Guy-Blaché de la que aprendió el oficio de dirección.
A partir de 1911 Weber y Smalley decidieron probar suerte por su cuenta en la industria fílmica dirigieron conjuntamente numerosas películas cortas, tanto para Gaumont como para otras compañías como New York Motion Picture Co., Reliance Studio, Rex Motion Picture Company” etcétera. Weber escribía los guiones y los subtítulos, diseñaba los decorados y el vestuario, actuaba, dirigía, montaba e incluso revelaba los negativos. Todo indica que ella era la mitad más talentosa de la pareja.
Su primer cortometraje fue Una heroína de 76 (A Heroine Of ‘76, 1911), que ambos protagonizaron y codirigieron junto con Edwin S. Porter.
Donde el talento como cineasta de Lois Weber quedó patente fue en Suspense (1913) un drama de acción y suspense de apenas diez minutos de duración, considerado una de las joyas de la historia del cine por su modernidad técnica y narrativa y el manejo de la cámara. La historia es la siguiente: un ama de llaves abandona su trabajo en una aislada casa, dejando una nota de despedida. Dentro queda una mujer y su bebé. La huida de la sirvienta es aprovechada por un buscavidas para asaltar la casa; la madre (interpretada por la propia Weber) al percatarse, telefonea a su marido que trabaja en la ciudad. El hombre, alarmado, roba un vehículo para acudir en su auxilio, por lo que es perseguido por el propietario del automóvil y varios agentes de policía.
Suspense |
Utilizó de modo magistral el recurso de mostrar la pantalla dividida en forma triangular, para mostrar tres acciones de modo simultáneo, incrementando la tensión en el espectador; un recurso que utilizarían después muchos otros cineastas. Destaca también la variedad de planos y la originalidad de los encuadres, así como el rodaje de una de las primeras secuencias de persecución en automóvil de la historia del cine.
En 1914 se convirtió en la primera mujer en dirigir un largometraje en los Estados Unidos: El mercader de Venecia, adaptación de la obra de Shakespeare, un filme perdido del que, a día de hoy, se conservas sólo algunos fotogramas.
En 1915 consiguió un rotundo éxito con su título más ambicioso hasta el momento, Hypocrites en el que asumió en solitario la dirección, el guion, la producción y la interpretación. La cinta ponía en evidencia una sociedad obsesionada por el dinero, el deseo y el poder, pasiones que la llevan a corromperse. De esta cinta, lo que hizo correr ríos de tinta fue la aparición del primer desnudo femenino frontal, no pornográfico, de la actriz que interpretaba a la 'verdad desnuda' con la que un monje predicador intentaba convencer a sus feligreses. Como suele ocurrir, la polémica sirvió para llenar los cines, convirtiendo la película en un monumental éxito de taquilla.
La 'verdad desnuda' |
Weber ha sido considerada como una de las directoras que mejor ha sabido mostrar la realidad y los problemas sociales de su época a través de sus películas, tocando temas que pocos se atrevían a representar en la época: la pena capital, el antisemitismo, la miseria, el alcoholismo, el aborto, la prostitución, la corrupción, la infidelidad conyugal, etc., esto la ponía a veces en el punto de mira de la censura.
Utilizaba las películas para difundir sus ideas, abordando temas muy peliagudos, así en ¿Dónde están mis hijos? (Where Are My Children? 1916), que trata del aborto invitando a las mujeres a tomar el control de su sexualidad, Weber defendía el acceso a los métodos anticonceptivos, al tiempo que se mostraba partidaria de la eugenesia como medida de control de la natalidad.
Por su parte, en El pueblo contra John Doe (The People vs. John Doe, 1916), criticó con dureza la pena de muerte, mientras que en Hop, el brebaje del diablo (Hop, the Devil’s Brew, 1916) refleja la problemática de la drogadicción y el alcoholismo.
Shoes |
En Zapatos (Shoes, 1916) aborda el tema de la incorporación de la mujer al trabajo remunerado, generalmente en jornadas interminables por las que recibe míseros salarios, sin respetar descansos laborales ni otras consideraciones. La protagonista, Eva Meyer, afronta la carga de sostener una familia en la que el padre está en el paro y sin muchas ganas de encontrar trabajo, tiene tres hermanas pequeñas a las que alimentar, mientras su madre intenta llevar cada día la comida a la mesa. Su mísero salario semanal no alcanza para que pueda permitirse un par de zapatos nuevos. La protagonista ve que sus zapatos se van desgastando y aunque renueva las suelas con cartón, no aguantarán mucho más, y lucha entre el deseo de tener unos zapatos nuevos y la resistencia a las propuestas sexuales de un pretendiente. Esta película ha sido recientemente restaurada y editada en DVD usando varias de las copias existentes y el guion original de Weber descubierto en la NBCUniversal.
Con esta trayectoria, en 1916 Weber era la cineasta mejor pagada de los estudios Universal, donde llegó a tener de ayudante a un joven y todavía desconocido John Ford. En la cúspide de su fama, decidió independizarse y crear su propio estudio en 1917: Lois Weber Productions.
El borrón (The Blot, 1921) fue una de sus películas más famosa y de las pocas que se conservaron y estuvieron siempre disponibles. Aborda de nuevo un tema social, la desigualdad entre clases sociales, con la estructura de un drama romántico. Lois Weber, preocupada por los bajos salarios de los maestros y profesores, nos cuenta la historia de los Griggs y sus vecinos adinerados, los Olsens. El profesor Griggs aunque mal pagado, ejerce su profesión con ahínco, su esposa intenta llegar a fin de mes y su única hija, Amelia, trabaja en la biblioteca local. Su vecino, el señor Olsen gana un buen sueldo como zapatero y tiene varios hijos. El mayor de los Olsen ha puesto sus ojos en la joven Amelia, que también ha llamado la atención de otro de los rebeldes alumnos de su padre.
En los años 20 su carrera empezó a entrar en declive: el fin de la Primera Guerra Mundial, con la llegada de los felices años veinte, y la irrupción del cine sonoro, marcaron un punto de inflexión en su trayectoria; sus historias moralizantes ya no eran bien recibidas por un público que sólo quería divertirse. Se divorció de Smalley en 1922, perdió su productora, en 1923 sufrió una crisis nerviosa que la mantuvo alejada de la vida pública hasta 1925. Dirigió luego algunos títulos más, aunque poco relevantes, para la Universal o la United Artists, y tuvo que aceptar trabajos menores de revisión de guiones o de asistencia en el rodaje de otros directores.
Murió en 1939 arruinada y olvidada, ni siquiera dejó dinero para pagar su entierro, que fue sufragado por varios de sus antiguos compañeros de la industria del cine. La noticia de su muerte apenas tuvo repercusión en la prensa de la época: Variety publicó un obituario de dos párrafos y Los Angeles Examiner la mencionó brevemente. Sólo Hedda Hopper le dedicó un tributo en Los Angeles Times. Dejó escritas sus memorias, El final del círculo, que no fueron publicadas pese a los esfuerzos de su hermana Ethel por editar el manuscrito, que luego desapareció misteriosamente.
Una estrella en el Paseo de la Fama de Hollywood recuerda a esta figura clave de la historia del cine, largo tiempo olvidada pero a la que recientemente se está recuperando gracias a monografías como “Lois Weber: The director who lost her way in history” (1996), “Lois Weber in early Hollywood” (2015) y “Lois Weber: Interviews” (2019).
Dejamos aquí algunos enlaces a su obra:
Suspense: https://www.youtube.com/watch?v=AeZkmyLC7-k
Hypocrites: https://www.youtube.com/watch?v=hf6IYsbqz6E
Where Are My Children: https://www.youtube.com/watch?v=X3iqQLTaHBU
The Blot: https://www.youtube.com/watch?v=1cWpeuz8lV0
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