Título
original: The Mule. Dirección: Clint
Eastwood. País: USA. Año: 2018. Duración: 116 min. Género:
Drama.
Joel Cox (Montaje), Yves Belanger (Fotografía), Nick Schenk, Sam Dolnick (Guión), Arturo Sandoval (Música), Clint Eastwood, Dan Friedkin,
Jessica Meier, Tim Moore, Kristina Rivera, Bradley Thomas (Producción).
Estreno en Sevilla: 8 Marzo 2019.
Reparto:
Bradley Cooper (Colin
Bates), Clint Eastwood (Earl Stone), Taissa Farmiga (Ginny), Andy Garcia
(Laton), Michael Peña, Laurence Fishburne (Agente especial), Dianne Wiest
(Mary), Clifton Collins Jr (Gustavo), Noel Gugliemi (Bald Rob), Victor Rasuk
(Rico).
Sinopsis:
Earl Stone es un hombre
de unos 80 años solo y arruinado que se enfrenta a la ejecución hipotecaria de
su negocio y al que ofrecen un trabajo en el que sólo tiene que conducir. Pero
sin saberlo, Earl acaba de convertirse en un correo de drogas para un cártel
mexicano. Earl lo hace tan bien, que su carga aumenta exponencialmente y se le
asigna un controlador. Pero ese controlador no es el único que vigila a Earl.
La nueva y misteriosa mula de la droga también ha llegado al radar de Colin
Bates, un agente de la DEA. Y aunque sus problemas de dinero han desaparecido,
los errores del pasado de Earl vuelven a la carga. No está claro si tendrá
tiempo para corregir esos errores antes de que los agentes de la ley, o los
sicarios del cártel, lo atrapen.
Fotograma de "Mula" |
Comentarios:
A Clint Eastwood hay que
quererle como es: tan salvajemente incorrecto (quizá sólo reaccionario) como
lúcido en la puntual descripción de las contradicciones de sus héroes. En “Mula”
se coloca ante el espejo y allí le vemos reflejado, en el centro mismo de su
laberinto. La historia real de un viejo al que la casualidad le lleva a
convertirse en aliado de narcotraficantes (transporta droga sin que nadie pueda
sospechar de él: un hombre blanco, viejo y republicano) le sirve a la vez para
retratar los más turbios rincones de la sociedad racista que habita y, en un
alarde de cinismo, no diremos justificarla, pero casi.
De nuevo, con la ayuda del
guionista de “Gran Torino”, la película habita toda ella el corazón de un
hombre que al final de su vida tiene que enfrentarse a la certeza de todos sus
errores. Que son muchos e imperdonables. En un tono tan cerca de una comedia
grave como de la más ridícula de las tragedias, la película avanza consciente
de que no habla tanto de un personaje como de un mito. Y ese titán es él mismo,
el propio Eastwood disfrazado de Jimmy Markum (Mystic River) o William Munny
(Sin perdón). Borges imaginaba la vida de un rey condenado al desierto por su
afrenta al mismo Dios de construir el más intrincado de los laberintos, el más
perfecto de los espejos. Un desierto es, en efecto, un laberinto sin trampa,
sin más misterio que el silencio, primero, y la muerte, después. Y ¿qué es la
muerte sino el punto más alejado de la vida y, por ello, el centro de ella? Y
ahí, este Eastwood en una despedida que es, a la vez, bello y cruel
reencuentro. (Luis Martínez)
Recomendada.
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