El músico André Previn,
compositor y director de orquesta ganador de cuatro premios Oscar, falleció el
pasado 28 de febrero de 2019, en Nueva York a los 89 años de edad, según
confirmó al diario The New York Times su representante, Linda Petrikova. Previn
murió en su residencia de Manhattan, aunque no se ha explicado la causa exacta.
El compositor trabajó en
docenas de películas, y por su labor mereció la estatuilla de Hollywood por “Gigi”
(1958), “Porgy y Bess” (1959), “Irma la dulce” (1963) y “My Fair Lady” (1964).
Además, mantiene el récord de haber recibido el mayor número de nominaciones a
los Oscar en un año, cuando en 1961 se destacó su trabajo musical en “El fuego
y la palabra” y “Suena el teléfono”, y su canción “Faraway Part of Town” de la
comedia “Pepe”. En total fue 11 veces candidato al Oscar -la última por su
trabajo en “Jesucristo Supertar”- y grabó más 500 álbumes.
Nacido el 6 de abril de
1929 en Berlín, con el nombre de Andreas Ludwig Priwin, Previn ingresó en el
Conservatorio de Berlín a los 6 años de edad, después de que sus padres
descubrieran su talento. Además estudió un año en París en 1938, cuando su
familia huyó del régimen nazi, tras lo que se trasladaron a Los Ángeles (EE.UU.)
en 1939, ya que allí residía su tío abuelo Charles Previn, director musical en
Universal Studios. El padre de André Previn, abogado y juez en Alemania,
trabajó en EE.UU. como profesor de piano -no dominaba el inglés-, y su hijo
espabiló para ayudar a la familia. Se convirtieron en ciudadanos
estadounidenses en 1943. Previn empezó en MGM, en 1946, cuando un ejecutivo de
la major se dio cuenta de su capacidad musical al oír sus arreglos en una radio
local. Durante años -su nombre aparece por primera vez en “Corrientes ocultas”
(1946), de Vincente Minelli- trabajó en el departamento musical de la Metro Goldwyn
Mayer, que dirigía Arthur Freed. Para el cine grabó o adaptó música en medio
centenar de bandas sonoras para películas como “Los cuatro jinetes del
Apocalipsis”, “Gigi”, “Conspiración de silencio”, “Siempre hace buen tiempo” y
un puñado de las obras maestras de Billy Wilder.
Pese a su lucrativa
carrera profesional en Hollywood, el músico decidió en los años sesenta
abandonar el estudio, y volcarse en su pasión por el jazz, el piano y la música
clásica, lo que le llevó a dirigir la Orquesta Sinfónica de Houston en 1967 y,
al año siguiente, la Orquesta Sinfónica de Londres, una institución que dijo en
un comunicado estar "profundamente entristecidos" por su muerte.
"André Previn es una parte inmensamente importante de la Orquesta
Sinfónica de Londres", dijo su directora, Kathryn McDowell, que destacó su
capacidad de llegar a nuevos sectores del público a través de la televisión.
Según Previn, en la MGM sabía que tenía trabajo y que cobraría, aunque nunca
podría desarrollar su ambición musical. El eclecticismo de Previn le llevó a
que fuera descrito como uno de los mejores y más completos músicos del siglo
XX, y a actuar junto a estrellas del jazz como Ella Fitzgerald, además de
componer musicales, piezas de orquesta, dos óperas y varios conciertos para su
quinta y última esposa, la violinista Anne-Sophie Mutter. Grabó con
artistas como Shorty Roberts, Russ Freeman, Benny Carter, Dinah Shore o Doris
Day.
Ese talento para todo
tipo de músicas de Previn queda claro en los diez Grammy que ganó: cinco por
grabaciones de música clásica, dos por jazz, dos por bandas sonoras y un último
por un disco, “Like Young”, con canciones que contenían en sus títulos las
palabras young o youth. Previn también compuso dos óperas: “Un tranvía llamado
deseo” (1995) y “Breve encuentro” (2009). Fue además candidato a un Tony y a
seis Grammy.
Previn se casó cinco
veces. Una de sus ex esposas, la también compositora y cantante Dory Previn,
tomó cumplida venganza de los amoríos de su marido con una actriz, y se vengó
en la canción Beware of Young Girls. Esa actriz fue la tercera esposa de
Previn, Mia Farrow, de la que se divorció en 1979. Ambos tuvieron en común tres
hijos y adoptaron a otros tres, entre ellas Soon-Yi Previn, que acabaría
emparejándose con Woody Allen. (Gregorio Belinchón)
Nos quedamos con “I Never Was You”, una canción que forma
parte de un musical escrito por el compositor alemán Kurt Weill. Aquí, podemos
escucharla cantada por la soprano Kiri Te Kanawa y al piano, André Previn, quien
interpreta una versión personal del acompañamiento. La interpretación es
sublime; Kiri Te Kanawa canta con una voz dulce y serena, suavísimo, el pequeño
crescendo que hace no abandona, no sobrepasa el dolce continuo con el que canta
esta canción. Previn toca como sólo un gran músico es capaz de hacerlo:
haciendo notar su presencia de un modo desapercibido. La compenetración entre
ambos es íntima; no se sabe quién no quiere tapar a quién. Recuerda aquellas
palabras de Kleiber: «deje entrar primero a quien tiene al lado». La canción es
una de las más bonitas de este mundo.
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