Un artículo de Javier Bernet Toledano
Julita, la madre, ha cumplido todos sus
sueños de tener una familia numerosa, un mono y un castillo, y ahora sufre los
efectos de la crisis económica, sin dinero para poder mantener el imponente
inmueble, y a base de iniciativa y tacto logra mantener a la familia a flote.
(Filmaffinity).
La realización de una ópera prima en largo,
siempre supone un reto para el director que se lanza a la misma. Generalmente
se busca en lo propio, para llevarlo a la ficción, aunque en algunas ocasiones,
como la que nos ocupa, se muestra a modo de documental, su mundo desde una
perspectiva real, a la par de generosa, porque la verdad, es que su realidad
supera en mucho a la ficción, esto es “Muchos hijos, un mono y un castillo”.
Una pequeña y gran obra cinematográfica,
obtenida tras muchas horas de grabaciones familiares, unas antiguas en el formato
de super 8, y otras actuales, en las cuales la familia participa y pone
voz, en torno a la matriarca Julita.
Gustavo Salmerón dirigiendo a su madre Julita |
Madre que nos demuestra con su viva espontaneidad,
lo que llamaríamos ahora inteligencia emocional, un mundo caótico, a la par que
organizado, que ha ido fraguando a lo largo de más de 80 años de vida, más de
50 de matrimonio, 6 hijos y multitud de experiencias vividas.
Abuelos y tías, huesos escondidos, la guerra
civil, la felicidad de las navidades, un belén montado casi todo el año,
cenizas guardadas, sus recuerdos en cajas “organizadas con etiquetas”... todo
un diógenes de vida, que nos permite visionar en su metraje, que transcurre
entre lo más cómico, desde Berlanga a Fellini, hasta momentos de cierta
melancolía, situaciones muy reales, porque la vida es un cúmulo de experiencias
tristes y alegres, que vienen solas y que se adhieren a las experiencias de
toda la familia.
Julita de jovén con su mono |
Gustavo Salmeron ha sabido elegir, entre
tanto documento visual, los momentos más adecuados para que conozcamos a la
protagonista esencial del film, pero también nos da pinceladas del resto de su
familia, que vienen y van, moviéndose alrededor de la madre, de sus ocurrencias
y de sus intereses, los cuales salpican todo la película y la hace divertida e
interesante a partes iguales.
Este año será el “año Julita”, pues está
teniendo un buen recorrido por diferentes festivales: nominada a mejor
documental en los Premios Goya, mejor documental en el Festival de Karlovy Vary, mejor documental en
el Hamptons International Film Festival, nominada a mejor comedia en los
Premios Feroz, mejor documental en los premios Forqué, lo que ha posibilitado que
esta película documental, tan castigados en la cartelera, pueda mantenerse y
disfrutarse.
Así mismo descubrir a un futuro cineasta, al
cual hemos tenido la posibilidad de ver más como actor en cine, teatro y
televisión. Anteriormente había ganado un Goya como cortometrajista en 2001 por
“Desaliñada”, con lo que sería importante que siguiese carrera como director de
largos, esperamos a la próxima Gustavo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario