El pasado 27 de agosto de 2012 fallecía a los
86 años en Madrid la actriz vallisoletana Aurora
Bautista.
Su paso por el cine español quedará para el
recuerdo, no ya solo por sus vehementes interpretaciones de Juana la loca en el
mayor éxito de los años cuarenta Locura de amor (1948), o el de la
perversa Aurora de Albornoz en Pequeñeces (1949), o la heroica Agustina
de Aragón (1950), tres melodramas dirigidos con gran acierto por Juan
de Orduña, sino también por otros trabajos diversos entre los que destaca con
letras mayúsculas su genial interpretación de La tía Tula (1963) con la
que el entonces neófito director Miguel Picazo quiso rescatarla ya de un primer
olvido. Porque la historia profesional de Aurora Bautista ha estado plagada de
vaivenes. Encumbrada por el público tras sus primeros éxitos en aquel cine
grandilocuente propio de la posguerra, ella se empeñó en participar en
películas más cercanas a la realidad española, y encomendó a Manuel Mur Oti la
realización de Condenados, (1953) que
resultaría un trabajo fallido, según el propio director, porque ambos eran
excesivos, él petulante, y ella sobreactuada. “Me pedía que lo hiciera muy en Aurora Bautista”, recordaría años
después la actriz, es decir, con la expresión desmesurada y la voz forzadamente
trémula, características que convertidas en la caricatura acompañarían a la
Bautista durante toda su vida.
Aurora Bautista en el cartel de Agustina de Aragón |
La preocupación de la actriz por acercar sus
películas a la realidad cotidiana española seguramente le venía de su padre,
condenado a muerte tras la guerra por haber colaborado con la Segunda
República, y luego deportado a 700 kilómetros de Madrid. De joven, en
Barcelona, ella se empeñó en ser actriz de teatro y lo consiguió bien pronto,
pero aunque el cine acabó convirtiéndola en gran estrella, se sentía
decepcionada de su trayectoria. Regresó al teatro a las órdenes de José Tamayo
o Luis Escobar: Antígona, Medea, Fuenteovejuna, La gata sobre el tejado de zinc
o Yerma (1960) de García Lorca, cuando en pleno franquismo representar a este
autor no era algo exento de riesgos. Es conocida la anécdota de Luis Escobar
dirigiéndola en esta obra, diciéndole al principio de la obra; “Aurorita, guapa, cálmate, que aún no ha
pasado nada“, dada la desproporcionada pasión que ella ponía.
Aurora Bautista |
La Bautista fue mujer valiente, capaz de
enfrentarse no pocas veces a la censura, especialmente en su empeño por llevar
al cine la vida de Teresa de Jesús, lo que finalmente consiguió en 1962, de nuevo
bajo las órdenes de Juan de Orduña, aunque con un guión tan mutilado que se
avenía más a la crónica beata de aquellos tiempos que a la reconstrucción
histórica que ella pretendía.
Aurora Bautitsa, ídolo de multitudes |
Decidió marcharse a México y Argentina donde
filmó varias películas que no tuvieron mayor relieve hasta que a su regreso a
España La tía Tula volvió a entronizarla provisionalmente en el cine español,
esta vez como actriz más comedida o alejada al menos de su habitual carácter de
trágica, interpretación por la que obtuvo numerosos premios. Volvió a
arriesgarse en el teatro, con Oye, patria mi aflicción, de Arrabal y otras
obras de compromiso, pero su popularidad había pasado. El público, tan voluble,
no la reconocía ya como la actriz que había propiciado grandes éxitos o abierto
el cine español a países nuevos. A pesar de ello intervino en muchas otras
películas (de Garci, Patino, Garcia Sánchez, Cuerda, Aguirre, Lucia…), siempre
con empuje, generosidad y arrojo.
Aurora Bautista en una de sus últimas apariciones en público |
Fue una persona entrañable y una actriz irrepetible.
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