viernes, 21 de mayo de 2021

El tesoro de Sierra Madre (John Huston, 1948)


  “Adiós, montaña. Y gracias”


Howard (Walter Huston), ya maduro y con una gran experiencia, lo sabe perfectamente: “El oro en sí no vale nada como no sea para hacer joyas y dientes”. Aunque lleva toda la vida buscando el metal precioso por todo el mundo, no se ha hecho rico. “Sé lo que hace el oro en el alma de los hombres”, dice en una mugrienta pensión a Dodds (Humphrey Bogart) y a Curtin (Tim Holt), dos peones que se han quedado en el pueblo mexicano de Tampico y están de nuevo sin blanca por culpa de McCormick (Barton MacLane), un turbio hombre de negocios que les ha estafado. A pesar de todo, los ojos de Howard brillan cuando habla de buscar oro. Por este motivo, cuando Dobbs y Curtin deciden asociarse y dedicarse a esta actividad para salir de la situación desesperada en la que se hallan, él solicita de inmediato participar. Los tres se marchan en dirección a un rincón impracticable del país, la Sierra Madre, pues Howard piensa que allí encontraran lo que buscan. Howard es el jefe de la expedición porque tiene los conocimientos necesarios para que la misión llegue a buen puerto. No obstante, le da mucha importancia al hecho de que todo el mundo se lleve bien; sabe perfectamente que el éxito depende de la confianza mutua. Si ésta se rompe, el descubrimiento de oro puede derivar en una situación mortífera. Parece que el resplandeciente metal carcoma el sentido común de las personas y nuble su razón. Curtin es el más inocente de los tres pero tiene unos fuertes valores morales. Por el contrario, Dobbs, un auténtico fanfarrón, tiene una tendencia exagerada a sospechar de los demás. Se imagina todas las circunstancias que pueden propiciar una posible emboscada. Le han engañado tantas veces que ahora ve indicios de conspiración hasta en la más simple y amistosa de las conversaciones de sus compañeros. Los tres socios encuentran oro, muchísimo oro. El drama está servido.




El director, John Huston, que aparece en tres breves escenas de la película interpretando a un rico norteamericano vestido de blanco, había descubierto antes de la Segunda Guerra Mundial la novela del mismo título publicada por el misterioso B.Traven en 1927. El texto le fascinó. Sin embargo, fue llamado a filas y todos sus planes profesionales quedaron aplazados. Tuvo que esperar al final del conflicto bélico para recuperar el proyecto. Para el realizador era importante disimular el origen literario de la historia: los diálogos le parecían demasiado prolijos, la trama era desbordante y el conjunto resultaba excesivamente metafórico. Huston se centró sobre todo en el desarrollo de los personajes y en la plasmación de los abismos de la mente humana. La película debía describir la transformación gradual de la confianza mutua en recelo extremo. El director viajó a México para buscar las localizaciones apropiadas, puesto que deseaba realizar el mayor número posible de tomas en escenarios reales.

El filme retrata claramente el aislamiento que sufren los tres buscadores de oro durante meses, a solas con su imaginación. Estos caballeros de fortuna, cada día más maltrechos, están rodeados sólo de rocas, polvo, calor y cactus. El padre de Huston, Walter, que fue galardonado con un Óscar por su interpretación en esta película -el propio John obtuvo dos de estas preciadas estatuillas, por ser el mejor director, y al mejor guión adaptado- se vio obligado a renunciar a sus prótesis dentales a petición del hijo, que deseaba que el viejo Howard resultase lo más auténtico posible. Además, Walter Huston hablaba a toda velocidad: a un ritmo endiablado y sin equivocarse. Sus disgresiones filosóficas sobre el oro y el efecto que tiene sobre las personas son más valiosas que el propio metal.




Howard es el más humano de los tres personajes. Vive según una máxima: no puede pedirle a la vida más de lo que ésta quiera dar. Cuando al final, el viento disperse en polvo todo el oro que tanto esfuerzo les ha costado encontrar, estalla en una sonora carcajada: “El oro ha vuelto a donde lo encontramos”. La naturaleza no se rige por normas morales pero esto no impide a Howard considerar el drama de la pérdida como una inteligente y divertidísima broma. Su risa es tan liberadora como renovadora, es un sonido que aleja la amenaza de la muerte e invita a obtener el máximo partido de la vida. Más importante que la riqueza es la felicidad de las personas que se saben parte de un grupo basado en la confianza. En su obra “A puerta cerrada” (1944) Jean Paul Sartre sentenciaba: “El infierno son los demás”. Poco antes de iniciar el rodaje de esta cinta, Huston había puesto en escena este texto del autor francés en Nueva York.




¿Quién fue el misterioso B.Traven?. Ni siquiera las obras de referencia especializadas se ponen de acuerdo al respecto. Sabemos con certeza que quiso mantenerse en el anonimato desde que obtuvo sus primeros éxitos literarios a principios de los años treinta hasta su muerte. Llegó a cambiarse el nombre en varias ocasiones. El periodista británico W. Wyatt estaba convencido de que tras este seudónimo se ocultaba Albert Otto Maximilian Feige, un alemán nacido en 1882 en Schwiebus, una población cercana a Francfort del Óden. La biografía de B.Traven que escribió Rolf Recknagel en 1966 (publicada en 1982 en Leipzig) identifica al autor con el muniqués Ret Marut, antiguo editor de la revista anarcosocialista “Der Ziegelbrenner”. Este nombre también era un alias. Asimismo tenemos constancia de que, tras la Primera Guerra Mundial, Traven, que por entonces se hacía llamar Berick T. Torsvan, huyó a México después de pasar por diversos lugares. Allí supo utilizar hábilmente la posibilidad que se le ofrecía de borrar por completo su antigua identidad e inició su carrera de escritor. Por lo que parece, adquirió la nacionalidad mexicana en 1941 con el nombre de Hal Croves. Traven es autor de angustiosas novelas de contenido crítico con la sociedad como “El barco de la muerte” (1926), “Los recolectores de algodón” (1926), “La rebelión de los colgados” (1936) y “El tesoro de Sierra Madre”(1927), que John Huston adaptó para la gran pantalla. Su obra, de tono extremadamente recalcitrante y estilo metafórico, es una crítica social teñida de existencialismo que ataca la inhumanidad y la brutalidad imperantes. Mientras preparaba “El tesoro de Sierra Madre”(1947), John Huston conoció a un tal Hal Croves en México. El hombre se presentó como agente de B.Traven pero, más adelante, el cineasta se mostró convencido de haberse reunido con el propio escritor. La viuda de éste, Rosa Elena Luján, confirmó tras la muerte de su esposo, acaecida el 26 de marzo de 1969, que se trataba del anarquista alemán Ret Marut, que había desempeñado un papel nada despreciable en la República Comunista de Baviera.


B. Traven/Otto Feige/Hal Croves/Ret Marut


Obras de B. Traven llevadas al cine:

. El tesoro de Sierra Madre (1948), John Huston

. La rebelión de los colgados (1954), Alfredo B. Crevenna y Emilio Fernández

. Canasta de cuentos mexicanos (1956), Julio Bracho

. Macario (1959), Roberto Gavaldón

. El barco de los muertos (1959), Georg Tressler

. Rosa blanca (1961), Roberto Gavaldón

. Días de otoño (1962), Roberto Gavaldón

. El puente en la selva (1970), Pancho Kohner

. Los recolectores del algodón (1970), Jurgen Goslar

. La rebelión de los colgados (1987), Juan Luis Buñuel


El tesoro de Sierra Madre es una sencilla película de aventuras, si bien la odisea se convertirá de un modo igualmente sencillo en la aventura de vivir en un territorio inhóspito” (Neue Zürcher Zeitung).

El tesoro de Sierra Madre fue una de las primeras películas estadounidenses que se rodó casi por completo en exteriores situados fuera del país. Tampico, en México, fue el punto de partida pero Huston deseaba llevar su equipo lo más lejos posible de la civilización, lo que para Bogart era cualquier sitio desde el que no se pudiera ir en coche al restaurante de Mike Romanoff para tomar una copa. John quería que todo fuera perfecto, dijo” (Moviediva).

Esta película consiguió nada más y nada menos que 3 Óscar de la academia: al mejor director (John Huston), al mejor guion adaptado (John Huston) y al mejor actor secundario (Walter Huston).



VIRGINIA RIVAS ROSA

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