martes, 6 de abril de 2021

El agente topo (Maite Alberdi, 2020)

 

Título original: El agente topo. Dirección: Maite Alberdi. País: Chile. Año: 2020. Duración: 84 min. Género: Documental.  

Guión: Maite Alberdi. Fotografía: Pablo Valdés. Música: Vincent van Warmerdam. Producción: Marcela Santibáñez.

Nominado al Oscar 2020 al Mejor Largometraje Documental. Premio del Público al Mejor Film Europeo en el Festival de San Sebastián 2020.

Fecha del estreno: 18 Marzo 2021 (España)

 

Intervenciones: Sergio Chamy, Rómulo Aitken, Marta Olivares, Berta Ureta, Zoila González, Petronila Abarca, Rubira Olivares.

 

Sinopsis:

Sergio es un espía chileno. O algo parecido. Al menos, se le ha ofrecido este trabajo después de un casting organizado por el detective Rómulo, un investigador privado que necesita a un topo creíble para infiltrarse en un hogar de jubilados. La cliente de Rómulo, una hija de una residente, sospecha que su madre podría estar siendo maltratada, por lo que le contrata para descubrir qué es exactamente lo que está sucediendo en la residencia. Sergio, sin embargo, tiene 83 años y no es precisamente el agente 007, por lo que no le resulta nada fácil aprender a manejar la tecnología y la metodología de espionaje. Mientras trata de recolectar pruebas, Sergio entabla amistad con algunos de los jubilados y se da cuenta que la supuesta terrible verdad que buscaba no tiene absolutamente nada que ver con lo que tanto él como Rómulo habian sospechado.

 

Comentarios:

No hay mejor antídoto contra el documental de tesis que el documental de búsqueda. Frente a las películas con la teoría y los objetivos ya establecidos incluso antes de realizarse (económicos, políticos, sociales, humanos, cinematográficos…), y que posteriormente obvian durante el proceso de filmación cualquier asunto que pueda enturbiar el juicio y el plan previos, tantas veces dogmáticos, están los documentales que saben virar hacia el lugar ideal: el que convierte la obra en verdaderamente interesante, compleja y atractiva, en lo artístico y en lo emocional. El agente topo, obra insólita, quizá única en la historia del cine, reciente nominada al Oscar al mejor documental, triunfadora en festivales, podría ser el paradigma.

La chilena Maite Alberdi estaba haciendo un documental sobre las agencias de detectives privados, seguramente sobre su relación con la sociedad y con los nuevos modos de vida, sobre la simulación en un mundo ya de por sí asentado en la falsedad y el fraude. Pero a una de las empresas protagonistas de su historia inicial llegó el caso más extraño: una familia que sospecha que en la residencia de ancianos donde está su madre hay maltrato y hasta robos. Y la directora, inteligentísima y flexible, sabia del documental, mutó radicalmente su idea previa. Aquí podía estar su película: en la cotidianidad en el hogar para mayores; en la ternura, el olvido, la soledad, la amistad, las risas y los llantos de las mujeres que, mayoritariamente, pueblan ese determinado centro; en su relación con el hombre que se convirtió en espía a los 83 años y que, en la realidad aunque parezca una ficción, se hizo ingresar en la residencia para investigar el caso al servicio de la agencia; en el trato a nuestros mayores y en el papel de las familias.

El agente topo, como la vida misma, sabe ser feliz y amarga. Con ella se ríe y se llora, y encuentra en las miradas de las ancianas, y en el saber escuchar del protagonista, la bendita emoción de la verdad: la del cariño y la (in)gratitud, la de la ilusión de sentir una compañía, la del esfuerzo por vivir en unos cuerpos que ya no responden, la del ahínco por recordar en unas cabezas que están dejando de funcionar, la de la compañía interior que a veces sustituye a la exterior, a la dejadez (o inexistencia) de las familias.

Meses de filmación en el hogar con los permisos necesarios, de la propia institución y de las internas, en los que el documental gira y gira hacia territorios insospechados, a lomos a veces de la comedia, otras del drama, siempre de la conmoción. Y, sobre todo, con el respeto y el pudor necesarios para no convertir el rodaje en un espectáculo y la vida en un simulacro. (Javier Ocaña).

Recomendada.




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