sábado, 27 de abril de 2019

La espía roja (Trevor Nunn, 2018)


Título original: Red Joan. Dirección: Trevor Nunn. País: Reino Unido. Año: 2018. Duración: 103 min. Género: Drama, Thriller.  
Kristina Hetherington (Montaje), Zac Nicholson (Fotografía), Lindsay Shapero (Guión), David Parfitt (Producción).
Estreno en Sevilla: 18 Abril 2019.

Reparto:
Judi Dench (Joan Stanley), Sophie Cookson (Joven Joan), Stephen Campbell (Moore Max), Tom Hughes (Leo), Robin Soans (Clement Attlee), Ben Miles (Nick).

Sinopsis:
Joan Stanley es una encantadora anciana que jamás ha levantado ningún tipo de sospecha… hasta que una mañana agentes del MI5 llaman a su puerta. Ha salido a la luz uno de los mayores casos de espionaje del KGB y Joan es sospechosa.
Durante el interrogatorio vuelve a los años 30, cuando estudiaba Física en Cambridge y se enamoró del joven comunista Leo Galich, el mismo que durante la II Guerra Mundial, le pondría ante la difícil encrucijada de elegir entre traicionar a su país o salvar al mundo de una catástrofe nuclear.

Fotograma "La espía roja"

Comentarios:
Roger Ebert definió “¿Teléfono rojo? Volamos hacia Moscú” (1964) como “una película que hace correr la alfombra bajo la Guerra Fría", argumentando que, si un explosivo nuclear destruye toda la vida en la Tierra, "será difícil adivinar qué tiene de disuasorio”. Sus palabras mimetizaban la mirada nihilista de ese trabajo que, inspirado en una novela que su autor escribió como thriller –Red Alert de Peter George-, Kubrick y su coguionista Terry Southern transformaron en farsa sobre la pulsión de muerte del ser humano. El cambio de tono revelaba que, en situaciones extremas –la Guerra Fría estaba ahí-, quizá la única respuesta posible era la risa macabra.
“La espía roja” de Trevor Nunn ambienta buena parte de su relato en los primeros compases de la Guerra Fría, partiendo de un personaje real, la funcionaria y espía Melita Norwood, convenientemente filtrado por la intermediación literaria de la novela “Red Joan” de Jennie Rooney. Melita Norwood se transforma así en Joan Stanley, personaje que es presentado en la primera escena como adorable anciana que será objeto de una espectacular detención en su pequeña casa con jardín. En el proceso de trasvase de la realidad histórica a la novela y, posteriormente, a la pantalla entran en juego cambios tan radicales como los que convirtieron Red Alert en farsa presidida por el Dr. Strangelove, pero esos cambios delatan que estamos en unos tiempos más mansos en los que lo amable cotiza más al alza que lo consecuente (o lo ideológico).
La imagen de una anciana a la que se atribuía un pasado como espía de la KGB centró el fenómeno mediático de su detención. Los medios de comunicación llamaron a Norwood “la abuela espía”: En realidad, era una comunista convencida que vendió secretos nucleares a Stalin para que el bloque soviético contase con su propio poder disuasorio. Joan Stanley, a la que dan vida en la película Judi Dench y Sophie Cookson, es presentada, por el contrario, como una mujer que actúa movida por su conciencia pacifista y se hace espía, en buena medida, por amor. Trevor Nunn factura una de esas películas que tienen la corrección como norte y alma de moqueta de hotel inglés en crudo invierno. Su objetivo es reconfortar, no plantear preguntas, pero, eso sí, su corte y confección certifican la presencia de un buen sastre, de uno incapaz de darle una mala sorpresa a su clientela de toda la vida. (Jordi Costa)
Recomendada (con reservas).


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