martes, 11 de agosto de 2015

Misericordia: Los casos del Departamento Q, de Mikkel Nørgaard



Título original: Kvinden i buret. Dirección: Mikkel Nørgaard. Países: Dinamarca, Alemania y Suecia. Año: 2013. Duración: 97 min. Género: Thriller, policiaco. Guion: Nikolaj Arcel; basado en la novela de Jussi Adler-Olsen. Productor: Peter Aalbæk Jensen y Louise Vesth. Música: Patrik Andrén, Uno Helmersson y Johan Söderqvist. Fotografía: Eric Kress. Montaje: Morten Egholm y Martin Schade. Estreno en España: 5 Junio 2015.
Intérpretes: Nikolaj Lie Kaas (Carl Mørck), Fares Fares (Hafez al-Assad), Sonja Richter (Marete Lyngaard), Søren Pilmark, Troels Lyby, Eric Ericson, Marijana Jankovic, Claes Ljungmark.

Sinopsis:
Después de un error que le costó la vida de uno de sus colegas y que deja paralizado a su mejor amigo, el inspector Carl Mørck atraviesa una de las peores épocas de su vida. Su sentimiento de culpabilidad aumenta cuando su jefe y la prensa dudan de su actuación. Relegado a un nuevo departamento dedicado a casos no resueltos, Carl, junto a su nuevo compañero de origen sirio Hafez al-Assad, ve la oportunidad de demostrar su valía al descubrir las numerosas irregularidades cometidas en el caso de Marete Lyngaard. Cuando en 2002, esta joven promesa de la política danesa desapareció mientras realizaba un viaje en ferry, la policía decidió cerrar el caso por falta de pruebas. Sin embargo Marete Lyngaard sigue viva aunque sometida a un terrible cautiverio. Encerrada y expuesta a los caprichos de su secuestrador, sabe que morirá el 15 de mayo de 2007. Este es el nacimiento del Departamento Q y su primer caso por resolver...

Nikolaj Lie Kaas

Comentarios:
Intriga policíaca a la moda nórdica, es decir que traduce los clichés del género a una temperatura fría, una atmósfera sórdida y una luz deprimente.
Está basada en una serie de narraciones de Jussi Adler-Olsen sobre los casos del departamento Q, o de casos no resueltos.
El aspecto, el clima, la narrativa parece un cruce de Larsson con Fincher y algo del «True Detective» de Pizzolatto, en la creación del suspense sucio y del policía atormentado.
Hay varias elecciones sustanciales por parte del director, Mikkel Norgaard, y especialmente la de conducir la trama en dos hilos narrativos paralelos, las pesquisas del detective y los sucesos que rodean a la víctima, otorgándole al espectador la ventaja de saber de antemano mucho más que los investigadores; y otra elección narrativa arriesgada es la de encajar en ese doble presente, «flashback» imaginativos o reales del tiempo pasado cuando ocurrieron los hechos. Un montaje complicado, pero explícito, que le permite a la película no flaquear ni siquiera en sus momentos cliché, los más típicos del género, la tormenta familiar y vital del detective, el compañero impuesto a regañadientes que se va abriendo hueco en el corazón gélido del protagonista, las continuas broncas con los jefes por sus métodos ingobernables y una descripción del villano más bien saltarina y caprichosa. 
Oti Rodríguez Merchante afirma que el caso que se resuelve es sumamente angustioso, de una obscenidad moral aplastante, lo que contribuye a esa especie de indignación permanente en el espectador que puede falsear o sublimar la calidad real del producto, que es bueno, peor y mejor que muchos otros similares. Tal vez el mayor acierto sea la rara pulsión entre esa extraña pareja de detectives, que interpretan Nikolaj Lie Kaas y Fares Fares y que le ponen algo de personalidad a la fórmula.


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