Título original: The Trial of the Chicago 7. Dirección: Aaron Sorkin. País: Reino Unido, USA. Año: 2020. Duración: 129 min. Género: Drama.
Guión: Aaron Sorkin. Fotografía: Phedon Papamichael. Música: Daniel Pemberton. Canción: Celeste Waite. Montaje: Alan Baumgarten. Vestuario: Susan Lyall. Producción: Marc E. Platt, Stuart M. Besser, Matt Jackson, Marc Platt.
6 nominaciones a los Premios Óscar 2020 (incluida Mejor Película). Globo de Oro 2020 al Mejor Guión.
Fecha del estreno: 16 Octubre 2020 (Plataforma Netflix)
Reparto: Sacha Baron Cohen (Abbie Hoffman), Eddie Redmayne (Tom Hayden), Alex Sharp (Rennie Davis), Jeremy Strong (Jerry Rubin), John Carroll Lynch (David Dellinger), Noah Robbins (Lee Weiner), Daniel Flaherty (John Froines), Yahya Abdul-Mateen II (Bobby Seale), Mark Rylance (William Kunstler), Joseph Gordon-Levitt (Richard Schultz), Ben Shenkman (Leonard Weinglass), J. C. MacKenzie (Tom Foran), Frank Langella (Julius J. Hoffman), Kelvin Harrison Jr. (Fred Hampton), Michael Keaton (Ramsey Clark), John Doman (John N. Mitchell), Wayne Duvall (Paul DeLuca), Caitlin FitzGerald (Daphne O'Connor), Max Adler (Stan Wojohowski), C. J. Wilson (Scott Scibelli), Damian Young (Howard Ackerman), Alice Kremelberg (Bernardine), Alan Metoskie (Allen Ginsberg).
Sinopsis:
En 1969 se celebró uno de los juicios más populares de la Historia de Estados Unidos, en el que siete individuos detenidos durante una manifestación en contra de la guerra de Vietnam fueron juzgados tras ser acusados de conspirar en contra de la seguridad nacional. Su arresto se produjo a consecuencia de unos disturbios contra la policía y el juicio, impulsado por el nuevo fiscal general, fue claramente político, dando lugar a una serie de conflictos sociales -manifestaciones, movimientos ciudadanos, impulso de los derechos civiles- que pasarían a la posteridad en una época de grandes cambios en los Estados Unidos.
Comentarios:
Al menos dos de las mejores películas sobre juicios de las últimas décadas le deben gran parte de su maestría a la escritura de Aaron Sorkin. Un guionista superdotado que revolvió las aguas de uno de los grandes subgéneros de Hollywood con Algunos hombres buenos (1992), basada en su propia obra teatral y dirigida por Rob Reiner, y sobre todo con La red social, filme de David Fincher de 2010 sobre la fundación de Facebook y una prodigiosa disección del sustrato amoral del mundo que hoy pisamos. El juicio de los 7 de Chicago es una película que está bien pero que se queda lejos de esa altura pese a su oportunidad política, sus destellos y el trabajo de algunos de sus intérpretes, en especial el magnífico Mark Rylance en el papel del abogado defensor William Kunstler.
Por segunda vez en su carrera, Sorkin dirige uno de sus guiones, en un principio previsto para Steven Spielberg. En dos horas concentra uno de los episodios más simbólicos de la batalla política y cultural que se libró en su país en los años sesenta y que sentó en 1969 en un mismo banquillo a algunos de los líderes de la izquierda y de los movimientos civiles contra la guerra de Vietnam acusados de ser responsables de los graves disturbios callejeros ocurridos un año antes en Chicago durante la convención del Partido Demócrata.
Una película coral con un protagonista, el propio juicio, cuya tensión acaba deslucida por decisiones algo toscas y visualmente pobres, como el prólogo del filme presentando a los acusados, algunos flashbacks innecesarios o la historia de la policía infiltrada en el círculo de Jerry Rubin. No es solo que lo que se dice esté muchas veces por encima de lo que se ve, es que Sorkin se enreda en una explicación convencional del contexto, restando fondo a algunos personajes centrales y arrancando demasiado tarde.
Decisiones que lastran el potencial del nudo, centrado en el crucial duelo entre las estrategias políticas del activista Tom Hayden, líder del partido de la nueva izquierda Students for a Democratic Society, y las del ácrata Abbie Hoffman, cabeza de los contraculturales yippies, interpretados respectivamente por Eddie Redmayne y Sacha Baron Cohen. Queda así también deslucido el crescendo final y su épica, una toma de conciencia personificada en el propio Hayden y en el joven fiscal que da vida Joseph Gordon-Levitt, personaje que apela de forma directa al presente en uno de los momentos clave del filme, la mordaza impuesta en pleno juicio por el juez Hoffman al cofundador de los Panteras Negras, Bobby Seale, y cuyo eco resuena en el atroz asesinato de George Floyd y el movimiento Black Lives Matter. (Elsa Fernández-Santos)
Recomendada (con reservas).
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