Pocas biografías del universo estrellado del Hollywood
clásico pueden sorprendernos y admirarnos tanto como la de Hedy Lamarr que aúna
un lado frívolo como actriz, modelo y femme fatal, con un lado serio como
inventora del Sistema de Salto de Frecuencia, que está en la base de las
tecnologías inalámbricas de la era digital.
Nacida en Viena en la segunda década del siglo XX en una
familia de origen judio, Hedwig Eva María Kiesler, luego conocida como Hedy
Lamarr, fue considerada desde pequeña una superdotada. A los 16 años comenzó a
estudiar ingeniería pero, a los 19, abandonó la Universidad atraída por el
mundo del espectáculo y se marchó a Berlín. Allí, con ayuda de un joven Otto
Preminger, logró trabajar en el teatro con el director Max Reinhardt.
Siempre se mostro como una mujer libre y muy decidida y el
1.933 se hizo mundialmente famosa por su participación en la película Extasis
(1.933), en la que no solo es la primera actriz que aparece completamente
desnuda en dos secuencias sino que, además, es la primera cuya cara aparece en
pantalla mientras simula un orgasmo. El film provocó las iras de su familia,
del Papá Pio XI y de todo el puritanismo yanqui, llegando a estar prohibida su
exhibición en algunos estados americanos más de veinte años.
Aunque se casó varias veces, es su primer marido, Fredrich
Alexander Fritz Mandl, el que más destaca. Pronazi y proveedor de armas de
Hitler y Mussolini, era tan extremadamente celoso que la mantuvo aislada y
encerrada en su casa durante cuatro años. Hedy aprovechó ese tiempo para
continuar sus estudios y "sonsacar" conocimientos sobre la tecnología
militar alemana del momento a los amigos de él. Posteriormente entregaría esa
información a los americanos. En 1.937 logró escapar de las garras de ese
monstruo haciéndose pasar por su asistenta y consiguió llegar primero a París y
posteriormente al Reino Unido.
Decidida a recuperar su carrera de actriz, en Londres conoce
a Louis B. Mayer, vende sus joyas y se embarca en el mismo barco que él rumbo a
Estados Unidos. Al desembarcar en Nueva York ya tenía un contrato de siete años
con la Metro y un nuevo nombre, ideado por Mayer en honor a una antigua amante
suya, Barbara La Marr, actriz ya fallecida.
Aunque realizó unas treinta películas en USA y trabajo con
los más importante actores y directores de los años 40, esta etapa de su
carrera recordada por su intervención en Sansón y Dalila (1.949), su mayor
éxito de taquilla. Casi siempre interpreto a mujeres "exóticas",
objetos del deseo del héroe blanco americano clásico. Ella toda su vida se
lamentó de su falta de criterio para elegir los guiones y llegó a rechazar protagonizar Luz de Gas y
Casablanca. Trabajo en el cine hasta 1.958 y con 44 años fue condenada al
olvido por Hollywood.
A pesar de su vida de estrella en la meca del cine pronto se
sintió aburrida y, animada por su odio al régimen nazi, decidió desarrollar su faceta de ingeniera.
En 1.942, junto al compositor George Antheil, inscribió la patente de un método
de comunicación secreto, conocido como Salto de Frecuencia, cuyo objetivo era
evitar la detección de los torpedos de las tropas aliadas. Su invento no se usó
en la II Guerra Mundial por limitaciones técnicas. Tampoco obtuvo
reconocimiento público porque la patente le fue dada con su apellido de casada,
Loder, en aquel momento.
Ya en los años 60 lo uso el ejército americano durante la
crisis de los misiles en Cuba, en la Guerra de Vietnam y, más tarde, en el Sistema Estadounidense de Defensa por
Satélite (Milstar). Con la llegada de la tecnología digital en los años 80,
este método de comunicación permitió implantar la comunicación por Bluetooth y
por Wifi.
Como hemos visto Hedy Lamarr fue mucho más que una estrella
de Hollywood. Logró la fama gracias al cine y la inmortalidad gracias a sus
inventos, pero, ante todo y como ella mismo dijo, fue "mujer por encima de
cualquier cosa".
Mª del Carmen Santiago
No hay comentarios:
Publicar un comentario