7 películas se estrenan
el 9 de junio 2017 en la cartelera cinematográfica de Sevilla. Tres
producciones son estadounidenses, tres francesas y una española. Seguimos con
una cartelera plagadas de estrenos mediocres. Llega el verano y el nivel baja
considerablemente. Habrá que esperar a los cines de verano para volver a ver
los grandes estrenos de la temporada. Esta semana sólo una recomendación y
tampoco para “tirar cohetes”.
Testigo. (Francia, 2016). Dir. Thomas
Kruithof.
Thomas
Kruithof debuta como director con “Testigo”, un thriller político y algo
kafkiano, donde un hombre solitario y corriente se ve envuelto en un poderoso
complot. “Testigo” se hace eco de importantes producciones de espías de la
historia del cine como “La Vida de los Otros” (2006) de Florian Henckel von
Donnersmarck o “La Conversación” (1974) de Francis Ford Coppola. Todas tienen
como denominador común tratar el tema del seguimiento externo y de la violación
de la privacidad, sin embargo, Thomas Kruithof añade un tono y un brillo
especial que la hace ser diferente. Uno de los aspectos más interesantes de “Testigo”
es la forma de gestionar las escuchas telefónicas. En una sociedad de grandes
avances tecnológicos, Thomas Kruithof y su guionista Yann Gozlan tienen la
brillante idea de retornar al mundo analógico, no se utiliza ni internet ni
sofisticados ordenadores sino una máquina de escribir y cintas de casette. Una
eficaz forma de evitar el robo de información relevante por hackers
informáticos tan en boga en las portadas de los periódicos de todo el planeta,
sobre todo, tras las Elecciones a la Presidencia de Estados Unidos y Francia. En
la trama de “Testigo”, tanto las condiciones laborales y los medios arcaicos
que utiliza Duval como el desarrollo de los acontecimientos contribuyen a crear
una atmósfera típicamente kafkiana donde se nos aparece un mundo complejo, en
el que Thomas Kruithof mezcla de forma brillante la intriga con multitud de
situaciones angustiosas y absurdas que rozan a veces lo surrealista. Recomendada.
Pieles. (España, 2017). Dir. Eduardo Casanova.
Tras
dirigir una serie de cortometrajes entre los que se encuentran 'Ansiedad',
'Amor de madre', 'Fumando espero' o 'La hora del baño', el actor Eduardo Casanova
debuta dirigiendo un primer largometraje llamado 'Pieles'. Si la cámara de
Diane Arbus se postraba ante el cuerpo del monstruo como ante la presencia de
un aristócrata y el fotógrafo Joel-Peter Witkin afirma buscar en la carne
deforme la presencia de lo sagrado, Eduardo Casanova propone en su ópera prima
otra manera de mirar de frente aquello que los discursos dominantes relegan a
un territorio de exclusión: los personajes de “Pieles” son, a lo Pierre et
Gilles, ángeles caídos del firmamento del deseo condenados a vivir en un
burdel/infierno, pintado en tonos rosa-queer, que los oferta en un surtido
catálogo de perversiones sexuales para apetitos patológicos. En un prólogo que
ya despliega toda la malsana poesía que recorre esta película desestabilizadora
y profundamente política, una madame desgrana el ideario que sostiene el cruel
orden social donde la belleza (o la normalidad) segrega a la diferencia para su
explotación inmisericorde, porque, a fin de cuentas, hay gente que ha nacido
para sufrir… Por lo menos hasta que llegue el momento de rebelarse contra la
Casa del Dolor, como las criaturas de “La isla de las almas perdidas” (1932). “Pieles”
encarna, pues, un gesto de rebelión, una violenta toma del Palacio del Afecto
con el ariete de una aparente comedia cruel que acaba mutando -¡y cómo!- en
desgarrado melodrama. Ni siquiera la obsesión por lo excrementicio y lo anal
que puntúa la delicada estética de la película es gratuita: de lo que se trata
aquí no es tanto de mirar al abismo de frente como de dejar que sea el propio
abismo quien escrute a la platea desde la pantalla. En ocasiones, Casanova
recurre a una concisión conceptual que podría recordar a los relatos del
japonés Yasutaka Tsutsui, como en el sencillo juego de inversiones de la
discusión entre el personaje con el rostro deformado de Candela Peña y su
amante –“Solo me quieres por mi físico”- o en el demoledor momento en que el
padre de la chica con cara de culo, a la que da vida una arrojadísima Ana
Polvorosa, le regala a esta una máscara de unicornio que es recibida como una
puñalada en el corazón. Depurando de manera espectacular el tono y escritura de
su ya llamativa obra en cortos, Casanova cae de pie en proezas tan suicidas como
la de intentar conmover a través de una alambicada historia con pedófilo
dentro. Hay mucha luz y mucho genio en esta película lacerante y retorcidamente
hermosa… Recomendada (con
reservas).
Pese a haber sido enterrada en las profundidades del desierto y haber
sellado su tumba, una antigua princesa de Egipto (Sofia Boutella) regresa de
entre los muertos. Le arrebataron su destino injustamente, la momificaron,
pasaron los siglos y ahora la momia ha despertado en nuestra época. Su
despertar demuestra que existe una maldad oculta que ha crecido con el paso de
los siglos hasta límites insospechados. Desde las arenas infinitas de Oriente
Medio, hasta unos laberintos subterráneos desconocidos bajo la ciudad de
Londres, 'La Momia' ofrece una nueva versión del monstruo clásico. El reboot es
interpretado por Tom Cruise, Annabelle Wallis y Sofia Boutella. Completan el
elenco confirmado hasta el momento Jake Johnson, Marwan Kenzari, Courtney B.
Vance y Dylan Smith. La dirige Alex Kurtzman, quien también la produce junto
con Chris Morgan. Con esta película se abre el Universo de los monstruos
clásicos de Universal. La película cae
en una serie de sobre explicaciones y justificaciones que buscan proveer
información del famoso “Dark Universe”, centrándose en intentar darle forma a
ese universo, pero descuidando la narración de la película en cuestión, la cual
cae en una narración desprolija, atiborrada de un exceso de escenas plagadas de
efectos especiales, perdiendo el foco y tornándose por momentos aburrida. La
película termina por desaprovechar a una estrella como Tom Cruise, siempre
efectivo en películas de acción y al cual se percibe incómodo, con una
inexistente química con su compañera Annabelle Wallis, y un Russell Crowe como
el Dr. Jeckyll casi metido con calzador en la historia, habrá que esperar para
ver cómo se desarrolla el Dark Universe tras este incierto comienzo. No Recomendada.
American Pastoral. (USA, 2016). Dir. Ewan McGregor.
Basada
en la novela homónima del mismo nombre de Philip Roth, ganadora en 1997 del
Premio Pulitzer, supone el debut como director de Ewan McGregor. Esta película
sobre la historia de una familia americana cuya existencia se derrumbará por la
agitación social y política del momento, se presentó en la Sección Oficial del
pasado Festival de Cine de San Sebastián. Seymour Lvov, “el Sueco”, es un
exitoso hombre de negocios con una vida perfecta que ve como su estabilidad
familiar peligra por la turbulenta situación política estadounidense de la
década de los 60. La tormenta se desata cuando su hija Merry desaparece tras
ser acusada de cometer un acto violento. Lvov se dedicará a buscarla y a reunir
a su familia. Lo que descubre remueve sus cimientos, forzándole a mirar más
allá de la superficie y afrontar el caos que está forjando el mundo a su
alrededor: ninguna familia americana volverá a ser la misma. El guion de John
Romano se centra demasiado en la búsqueda de la hija desaparecida y en los
esfuerzos inútiles de su padre por localizarla. La radicalización de Merry
parece sorprendente y poco natural ya que apenas profundiza en sus causas,
además, la función de la terapeuta que contratan los padres es tratada de forma
escueta y meramente decorativa. Todo ello provoca que hayan muchos cabos
sueltos debido a las muchas preguntas que deja sin respuesta. En general, la película
resulta bastante insulsa con un ritmo de la narración lento. La historia, a
pesar de tener muchos ingredientes dramáticos apenas resulta conmovedora y emotiva.
Quizás Ewan McGregor no sea la opción ideal como actor para interpretar el
papel de “el Sueco”, entre otras cosas porque su apariencia física difiere
bastante de la descrita en la novela, además no logra transmitir la tragedia de
un hombre cuya vida se derrumba sin poder hacer nada por evitarlo y, se le
siente algo restringido en su interpretación. Asimismo el personaje de “el Sueco” no parece
un individuo de carne y hueso sino algo demasiado perfecto que no tiene
debilidades, no cae en tentaciones (en la novela no es exactamente así), no es
racista y su mayor error es que ama demasiado a su hija. American Pastoral
carece de reflexión social, no conmociona, y lo que es para mí más importante,
la falta de empatía con la obra de Philip Roth. Lo mejor, las interpretaciones
del elenco de actores que rodea a Ewan McGregor destacando a Jennifer Connelly,
Dakota Fanning y el toque de humor de Peter Riegert. No Recomendada.
Una policía en apuros. (Francia, 2017). Dir. Dany Boon.
Johanna Pasquali es una chica normal con gustos normales,
y además es policía. Pero ojo, no es la típica policía: es olvidadiza, torpe y
distraída. Con unas características así, siempre queda relegada a los trabajos
más aburridos, como a poner multas de tráfico o investigar pequeños hurtos en tiendas.
Sin embargo, tiene otras muy buenas cualidades, como una gran intuición
policial, una magnífica puntería y muy buena habilidad para el combate cuerpo a
cuerpo. Pero tiene un sueño, un sueño muy especial: convertirse la primera
mujer integrante del grupo especial de élite RAID. Se trata de la unidad de
élite de la policía francesa, donde vivirá muchas aventuras y tendrá que
demostrar a sus compañeros que es tan válida como cualquier hombre para
ingresar en el cuerpo. Esta comedia francesa ha sido escrita, dirigida y
protagonizada por Dany Boon. La comedia popular y la parodia policial, fusión
clásica en cualquier país desde el cine mudo y el slapstick, tienen un nombre
propio en Francia: Louis de Funès y su serie de películas sobre el gendarme de
Saint-Tropez, creadas para regocijo de sus fans entre 1964 y 1982. Un tipo de
humor que en los últimos años se ha empeñado en resucitar Dany Boon, parece que
su legítimo heredero, al menos en la cuestión del tirón entre el público. Desde
“Bienvenidos al Norte”, Boon viene explotando tanto el elemento paródico como
los contrastes entre ciudadanos y entre géneros, y aunque ya homenajeó al
guardia De Funès en la nefasta “Nada que declarar” (2010), reincide de nuevo
con “Una policía en apuros”, esta vez virando un tanto el modelo desde el
francés hacia el americano, y acercando su nueva película tanto a la ochentera
saga estadounidense “Loca academia de policía” como a la lamentable “Miss
Agente especial”, parodia de espías al servicio de Sandra Bullock, con
incrustaciones de otra reciente desmitificación, la de Espías, protagonizada
por Melissa McCarthy. Como ya ocurría con las películas de Bullock y McCarthy,
hay en “Una policía en apuros” una sobredosis de producción que la distancia de
la ingenua miseria intrínseca de De Funès, y la aproxima en cierto sentido al
poderío en la factura técnica y al engranaje narrativo de lo ridiculizado,
articulándose así como parodias que utilizan la fuerza del presupuesto para
acabar diferenciándose poco de sus modelos presuntamente serios. Si además el
guion, también de Boon, se llena de chistes malos sobre el contraste entre
mujeres y hombres y la lucha de sexos, y a mitad de película se añaden unos
cuantas líneas homófobas ("¿Quién hace de mujer y quién de hombre entre
vosotros?"), junto a una ridícula sobreactuación de Yvan Attal, el
resultado es, una vez más, simplemente aciago. No
Recomendada.
El sueño de Gabrielle. (Francia, 2016). Dir. Nicole
Garcia.
Drama
de época protagonizado por Marion Cotillard, Louis Garrel y Àlex Brendemühl. Las aguas de un río fluyen bajo el sexo de Gabrielle en el octavo
largometraje de Nicole Garcia, dejando claro que, a diferencia de la breve
novela en la que se basa, aquí la voz narrativa va a ser confiada al impetuoso
deseo de su protagonista, mujer capaz de vivir el amor con una de esas
intensidades capaces de alterar la percepción y transformar la realidad. Si en “Mal
de piedras”, la italiana Milena Agus proponía contemplar la desaforada
vehemencia romántica de Gabrielle a vista de nieta, como quien intuye, en una
foto antigua, un aire más puro o el penetrante sabor que las frutas del
presente ya han perdido, Nicole Garcia prefiere, en su lectura, que hablen los
sentidos de su protagonista y que sean ellos los que determinen la escritura
eminentemente sensorial de su película. La fragilidad de Marion Cotillard se
convierte en un instrumento fundamental para transmitir el fuego interior de
ese personaje, cuya familia no deja de sancionar como anomalía. El modo de
domesticar esa anomalía será el matrimonio arreglado con un jornalero español,
que Álex Brendemühl convertirá en una presencia tan afectuosa como opaca… hasta
que el desenlace revele ese espesor que el actor ha sabido modular, casi en
silencio, a lo largo de todo el metraje. Una temporada de convalecencia en un
balneario lanzará a Gabrielle en brazos de un militar que Louis Garrel
transforma en la última palabra en fantasías románticas en torno a la figura
del amante moribundo. “El sueño de Gabrielle” compromete su coherencia en su
tramo final, cuando lo que hasta ese momento había sido guiado por el deseo
irracional recurre, paradójicamente, a la racionalidad para atar cabos.
Compensa el desengaño que ahí la luz caiga sobre el tercer personaje en
discordia, revelando otra forma, serena pero profunda, de amar. Tiene aroma a cine viejo en el peor sentido, es visualmente
académica. Lo mejor es la interpretación de Cotillard. Pero no es suficiente. No Recomendada.
Capitán Calzoncillos, su primer peliculón. (USA, 2017).
Dir. Marie Noëlle.
Película de animación que nos habla de dos niños (Jorge Betanzos y Berto
Henares) muy gamberros que disfrutan haciendo trastadas en su colegio y
dibujando cómics. Un día, el Señor Carrasquilla, el director, cansado de tantas
travesuras, decide separarlos para acabar con su amistad, y con ella, con las
bromas. Horrorizados ante tal idea, Jorge y Berto hipnotizan al director con su
anillo mágico, y deciden convertirlo en el personaje de uno de sus cómics: el
Capitán Calzoncillo, un superhéroe bondadoso y que siempre va en ropa interior,
que termina por convertirse en un gran problema. Todo se sale fuera de control,
y los amigos no pueden detenerlo. Pero lo peor está por venir: su nuevo
profesor es en realidad un villano con un malvado plan secreto. DreamWorks
Animation había ofrecido en esta temporada películas (Trolls, El bebé jefazo)
divertidas y diferenciadas de su producción tradicional que copiaba los modelos
de Disney y reincidiendo además en hacer más melodrama moralista y aventura
mejorable en imagen real. Esta última propuesta es más original y se trata de
la adaptación de presumiblemente un tebeo protagonizado por dos niños, amigos
íntimos hasta extremos románticamente amorosos, que se empeñan en hacer
travesuras para exasperar al severo y malhumorado rector de su instituto. Lo
más lograda consiste en hipnotizarle y hacerle creerse un superhéroe: si
Superman y compañía visten leotardos, él vestirá slip y una cortina a modo de
capa. El nivel de esta caricatura es lo más de una broma de caca, culo, pedo,
pis que es, por supuesto, infantiloide pero, lo que tiene delito, carente de la
menor gracia, aunque sea ingenua. Los gags dan vergüenza ajena incluso al
público infantil. No Recomendada.
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