Este año se cumplen 50 años de El Padrino II y por ello parece oportuno recordar y revisitar esta magnífica película, que no desmerece en absoluto a la primera parte.
Título original |
The Godfather: Part II |
Año |
1974 |
Duración |
200 minutos |
País |
Estados Unidos |
Director |
Francis Ford Coppola |
Guion |
Francis Ford Coppola, Mario Puzo (Novela: Mario Puzo) |
Música |
Nino Rota, Carmine Coppola |
Fotografía |
Gordon Willis |
Diseño Producción |
Dean Tavoularis |
Reparto |
Al Pacino, Robert De Niro, Diane Keaton, Robert Duvall, John Cazale, Lee Strasberg, Talia Shire, Gastone Moschin, Michael V. Gazzo, Marianna Hill, Bruno Kirby, Danny Aiello, Harry Dean Stanton, Troy Donahue, Roger Corman, Morgana King, Joe Spinell, Richard Bright, James Caan, Dominic Chianese, Francesca de Sapio, G. D. Spradlin, Frank Siver, Tito Alba, Oreste Baldini |
La película se realizó a expensas de la insistencia de la productora, que tras ver el filón de la primera parte pretendían seguir explotándolo, por ello le propusieron a Coppola la dirección de la segunda parte. Dice Coppola en los comentarios del director que están en el DVD de la película, que ‘El Padrino, parte II “no es una película que quisiera hacer especialmente”, después del duro rodaje y de las tensiones soportadas con los directivos del estudio y con los productores en el film previo. Les dijo a los directivos que no tenía ganas de dirigirla, pero que probablemente sí la produciría, y que encontraría un director apropiado para ellos. Coppola había pensado en Martin Scorsese, pero el estudio se negó en redondo y acepto las condiciones irrenunciables que Coppola planteo: que el estudio no tuviera nada que decir a ninguna decisión suya, un sueldo muy elevado para un director en aquella época, una limusina y que la película se llamara ‘El padrino, parte II’ (lo de emplear los números romanos es una costumbre que se inició con esta película). Además fijo que la secuela estuviese interconectada con la primera, para poder exhibirse juntas, que pudiese dirigir una producción para la Opera de San Francisco y que pudiese trabajar sin presión sobre los guiones que tenía en marcha. El rodaje en esta ocasión se desarrolló sin tensiones ni conflictos, se le permitió elegir a todo el elenco de actores sin problemas y por supuesto se mantuvieron los mismos para dar continuidad a la primera, incorporándose Robert de Niro como Vito Corleone joven.
Tuvo un presupuesto de 13 millones de dólares, que acabaría cuadruplicando en ganancias (solo en el mercado norteamericano). Aunque tuvo algunos problemas de última hora: Coppola se llevó un buen susto con Pacino, pues justo ante de empezar el rodaje, le hizo llegar un mensaje a través de su abogado en el que le hacía saber que no estaba contento con el guion y que no pensaba hacer la película. Y esto cuando ya estaban construidos los decorados y la producción estaba en marcha. Coppola reescribió el guion con tal de contentar a Pacino y este acepto. Años más tarde le confiaría al director que pensaba hacerlo de todas maneras, pero que quería ver que estaba tan entregado como en la primera parte. Lo cierto es que todo fue como la seda, tanto la redacción del enorme guion, como la producción y la dirección de la película. Con localizaciones en Cuba, Nueva York, Sicilia, Las Vegas, Los Ángeles, no sufrió ninguno de los contratiempos con los que generalmente Coppola tiene que lidiar.
El guion fue también realizado por Mario Puzo y Coppola, usado materiales literarios existentes en la novela, que no se habían utilizado en la primera parte como la historia de la niñez y juventud de Vito Corleone, y desarrollando de forma paralela la historia de Michael Corleone, ya como Padrino. Consiguen armar un argumento bastante más extenso, con más personajes, y, si cabe, incluso más ambicioso que la primera parte.
Aunque algunos personajes de El Padrino I están inspirados en personajes históricos Michael Corleone está a medio camino entre la realidad y la ficción. Su personalidad no está basada en ningún jefe mafioso concreto y de hecho se puede considerar que Michael Corleone es un personaje de ficción en toda regla. Sin embargo, el papel que Michael representa en la Mafia de la película y varios de los sucesos que protagoniza hacen referencia directa a la biografía de Lucky Luciano, quien al igual que Michael Corleone, fue responsable de “profesionalizar” la Mafia, invirtiendo en empresas y apoderándose de negocios legales gracias a sobornos, chantajes o amenazas. Comprendió la importancia de dejar atrás ciertos tabúes de la Mafia siciliana, modernizando sus métodos y tratando de minimizar el uso de la violencia, ejerciéndola de manera puntual y lo más discreta posible. Pero el parecido entre ambos termina ahí: Luciano era muy inteligente pero no tenía estudios —había sido un delincuente callejero desde su niñez— ni tampoco era tan ascético como Michael Corleone, de hecho, a Luciano le gustaba estar rodeado de mujeres y solía retozar con prostitutas a diario. El único detalle similar en sus vidas sentimentales es el hecho de haberse enamorado de una italiana durante sus respectivos exilios: en el film, Michael Corleone se enamora de una siciliana —aunque es asesinada al poco tiempo— y lo mismo le pasó a Lucky Luciano con la mujer que convivió con él hasta que el mafioso murió de un infarto en un aeropuerto.
La música del Padrino II también fue compuesta por Nino Rota y Carmine Coppola, este último se encargó de los temas de música diegética, mientras que Nino Rota fue el responsable de la música incidental o Banda Sonora original. En esta segunda parte la Academia repararía la injusticia de la película anterior y Nino Rota ganaría -junto a Carmine Coppola- el premio de la Academia.
El compositor siguió en la misma línea que en la anterior parte y escribió nuevos temas musicales, con similar cariz melancólico, como el bellísimo dedicado a Kay o el tema principal "The Immigrant " que es que vemos cada vez que la historia nos lleva a principio de siglo. También hay variaciones del tema principal del Padrino I, el vals de los Corleone. En realidad, fue una banda sonora que continuaba lo escrito anteriormente, y lo desarrollaba, y que no se entiende sin la presencia de la anterior.
La fotografía de nuevo corrió a cargo de Gordon Willis, quien aplicó un tratamiento de fotografía casi idéntico a la primera y comienza ya a aplicar, en las secuencias de principios de siglo, un filtro sucio, amarillo, bronceado, que le da un magnífico aspecto de película de época, lo que sumado a su habitual iluminación cenital, y a la subexposición que comenzara a aplicar en la primera, da a la imagen ese aspecto tan recordado.
En esta película se entrecruzan varias veces dos historias paralelas por medio de elegantes flash-backs, de modo que asistimos a la historia en paralelo de un padre y de un hijo, medio siglo más tarde. La de Vito Corleone arranca en Sicilia, en 1901, cuando su padre, Antonio Andolini, su hermano Paolo y su madre son asesinados por orden del jefe local de la Mafia. Don Ciccio. El pequeño Vito, un chico débil y tímido, de tan sólo nueve años, consigue llegar a los Estados Unidos gracias a la ayuda de algunos vecinos. En la isla de Ellis, en la bahía de Nueva York, permanece durante algún tiempo en cuarentena. Una vez en la ciudad, entra a trabajar en la tienda de comestibles de un compatriota. Ya adulto, con esposa e hijo, las circunstancias harán que comience una carrera delictiva, con pequeños robos, hasta el momento en que mata a un miembro de la asociación criminal “La Mano Negra”, que extorsionaba a los negocios del barrio. A partir de ahí Vito - cuya familia va incrementándose con nuevos hijos - se convierte en un personaje respetado por todos, que consigue hacerse en poco tiempo con el control de su comunidad. Regresa a Sicilia como un triunfador, pero también con la idea de vengarse del hombre que mandó asesinar a toda su familia, algo que hará con sus propias manos.
Por otra parte, la historia protagonizada por Michael, el hijo y sucesor de Vito al frente del imperio criminal por él creado, se circunscribe a tan sólo pocos meses, a caballo entre los años 1958 y 59. Se inicia en su lujosa residencia a orillas del Lago Tahoe, en Nevada, mientras se celebra la Primera Comunión de su hijo Anthony. El poder y la calidad de vida de los Corleone se palpan inequívocos en el primer plano de la fiesta, a orillas de Lake Tahoe. Nos presentan a nuevos personajes y Coppola va colocando las piezas que van a cobrar importancia y a poner en jaque la inteligencia y la estabilidad sentimental de Michael Corleone.
Asistiremos a sus intentos de expansión en la Cuba de los últimos días de Batista, a sus sangrientas rencillas con otros mafiosos rivales, a sus crecientes problemas con las autoridades federales, y al paulatino desmoronamiento de su familia, culminado con la muerte de su madre, la ejecución por orden suya de su propio hermano Fredo, y la traumática separación de su esposa Kay y sus hijos. La peor pesadilla que puede experimentar es perder a la familia, verse aislado e incluso odiado por ella, Michael va a sufrir eso en sus propias carnes, cumpliendo el giro de toda tragedia: cuanto más se esfuerza en protegerles y en ser fuerte, más los aleja de sí. El final es una sensacional escena con todos los hermanos, un recuerdo de Michael antes de que el destino se cerniese sobre él, todos los presentes en esa escena están muertos, Michael está solo. Con su vida destrozada, pese a haber vencido a todos sus enemigos, la última imagen es la de Michael reflexionando en la finca a solas (a fin de cuentas, no es más que un hombre que no sabe amar), con una atmósfera otoñal. La cámara se acerca tanto a su rostro que la mitad de este pierde toda luminosidad, debido a la exposición, y queda totalmente a oscuras.
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