miércoles, 8 de noviembre de 2017

Crónica del Festival de Cine Europeo de Sevilla (SEFF 2017) (3)



Película dirigida por la cineasta argentina Lucrecia Martel, coproducida por Argentina, Brasil, España, México, Francia, Holanda, EEUU, Líbano/ 2017/ 115 minutos

En la Sección Oficial del 5 de Noviembre (20 horas) la película fue presentada por su actriz principal, Lola Dueñas, y los productores de El Deseo (Agustín Almodóvar y Esther García) que elogiaron a la directora argentina, Lucrecia Martel, ya que “Zama” es su cuarta película [La Ciénaga (2001), La mujer rubia (2008), La niña santa (2005)] tras casi 10 años desde su último film, que por motivos de salud apartaron a Lucrecia del cine. La película toma como base la novela del mismo nombre del escritor argentino Antonio di Benedetto (1922-1986), escrita en 1956 y considerada una de las mejores novelas escritas en castellano. 

Zama es el apellido del corregidor, Diego de Zama (interpretado por Daniel Giménez Cacho) protagonista principal que nos conduce al Paraguay del siglo XVIII, a finales de la colonización hispánica. Una región de barbarie, olvidada, patio trasero de la Colonia y del Virreinato del Río de La Plata. Zama vive esperando su traslado a Lerma (actualmente en la provincia de Buenos Aires), es una espera interminable y kafkiana. Esa espera sirve para mostrarnos el paisaje del pantanal, donde todo está empantanado como en una ciénaga, donde nada sucede más allá de la decadencia que todo lo inunda y devora para sumergirlo en el caos. 

Daniel Giménez Cacho

La singular cámara de Lucrecia Martel unida a los sonidos humanos, de animales y objetos recorre un paisaje ardiente, primitivo, y hostil del que forman parte unos personajes anacrónicos, ataviados con pelucas y casacas, que aman a son de boleros y  viven en la “locura  equinoccial” del Paraná, sin esperanza. Esta película es un magnífico alegato a una colonización dominada por  la desidia, el abandono, el olvido y el caos, que fueron la piedra angular de todo un sistema que pervivió en América Latina a pesar de las “Independencias”. 

La obra de Martel tiene muchos guiños de otras películas que han tratado la colonización hispánica como: Aguirre, la cólera de Dios (Werner Herzog, 1972); La última cena (Tomás Gutiérrez Alea, 1976); Jericó (Venezuela, 1990); La misión (Roland Joffé 1986). También la influencia de Glauber Rocha es patente en este film de Lucrecia Martel, lo que le otorga cierto aire de western del que hablan algunos críticos, pero de western latinoamericano, concretamente brasileño, siendo esta una lengua que se habla en el film para significarnos la geografía fronteriza y periférica de un lugar distópico, de una tierra de nadie sumida en la nada.

Es una obra de arte cinematográfica pero difícil de entender por sus muchas elipsis, es un rompecabezas de los que gustan a Lucrecia Martel para mostrarnos el asfixiante caos de una barbarie real protagonizada por la decadente civilización occidental. 

María Dolores Pérez Murillo


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