lunes, 25 de julio de 2016

La Gran Historia del Cine: Le Film d´Art en Francia.

Capítulo 11. Le Film d´Art en Francia.



A pesar del rápido desarrollo del cine durante los primeros años, las  películas eran consideradas tan solo un entretenimiento ingenuo y vulgar destinado a las masas  populares. A nadie se le ocurría pronunciar la palabra «arte» por entonces. Pero la proliferación de filmes y la repetición de temas empezaban a aburrir al público, por lo que se vio la necesidad de recurrir a la Literatura, la Historia o la Biblia como fuentes de inspiración. 

A la vez, los productores pretendían interesar con ellos a una nueva categoría de espectadores, más cultos, que hasta entonces despreciaban el cine.

Con esa intención se fundó en Francia la sociedad productora Le film d’Art, que  se  proponía como objetivo ofrecer películas de contenido artístico. Para ello se contrató a los mejores autores teatrales de la época, con la misión de adaptar piezas clásicas al cine y se llamó a los grandes actores de la Comedia Francesa para que las interpretaran. Hasta la «divina» Sarah Bernhardt se dejó convencer para rodar unas cuantas películas («esas ridículas pantomimas fotografiadas», las había llamado),  seducida,  sin duda, por los mil ochocientos francos por sesión que le ofrecían. 

En 1908 se estrenó el que es considerado el primer film d’Art de la historia del cine: “El asesinato del duque de Guisa”, dirigida por Charles Le Bargy (dirección de actores) y André Calmettes (puesta en escena). Sus protagonistas eran Charles Le Bargy (Enrique III), Albert Lambert (el duque de Guisa), Gabrielle Robinne (la marquesa), y Berthe Bovy. La acción de la película se trasladaba a Francia, 1588. El rey Enrique III decide desembarazarse de su encumbrado rival Enrique de Lorena, duque de Guisa. Lo convoca a su castillo de Blois. A pesar de las advertencias de su amante la marquesa de Noirmoutiers, que sabe que se avecina un drama, el duque acepta, seguro de su autoridad. A la hora convenida, en el Cabinet-Vieux, será apuñalado por los guardias del rey. Éste último, que ha asistido al crimen oculto tras un tapiz, manda quemar el cuerpo, "todavía más grande muerto que vivo", en tanto que la marquesa rompe a llorar, dejando escapar su dolor. La cinta contaba con la primera partitura musical escrita para una película, compuesta por Camille Saint-Saëns.


La película reunió en sus títulos de crédito los nombres de un académico (Henri Lavedan), de actores del Français y de un compositor de renombre (Camille Saint-Saëns), encargado de componer una partitura original, algo que no se había visto hasta entonces. En el plano técnico, el film no carece de cualidades. Su influencia fue sobre todo sensible en el extranjero: Griffith y Dreyer, entre otros, encontraron allí las primicias de una nueva dramaturgia.

“El asesino del duque de Guisa” marca el fin del período feriante del cine; concreta el divorcio entre los pioneros y los maestros de la industria. 



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