miércoles, 10 de diciembre de 2014

La Primera Guerra Mundial y el Cine: Fuentes del Pacifismo

Por José Melero Bellido 


Cómo se promueve el sentimiento antibélico o pacifista en el cine de la Gran Guerra.

  1. La elección del tema se debe al convencimiento de que lo mejor del cine de la Gran Guerra tiene este carácter pacifista. Algunas de estas películas son obras maestras que figuran en cualquier lista exigente de las mejores de la historia del cine,  entre las cuales sin lugar a dudas se encuentran Senderos de gloria o La gran ilusión.



  1. El pacifismo no es exclusivo de la Primera Guerra Mundial pero sí lo es comparativamente con la Segunda Guerra Mundial porque es un conflicto no maniqueo, de buenos y malos.  La propia investigación histórica ha puesto de manifiesto la complejidad y hasta la oscuridad de las causas, lo que algunos cineastas supieron traducir tempranamente a través de personajes que no entendían el porqué de la Guerra como es el caso de Sin novedad en el frente. Y que por ello mismo manifiestan un comportamiento ambiguo o crítico. Otros, como Renoir en La gran ilusión, expresan un pacifismo que echa sus raíces en un planteamiento trasversal en que la guerra no es producto del enfrentamiento de naciones o pueblos sino de intereses ajenos a estos, que son sus víctimas. Por otra parte, la lejanía de este conflicto, que cada vez se ha ido volviendo más oscuro en sus causas, ha contribuido a que planteamientos políticos del presente se proyecten sobre este de manera indirecta: así ocurrió en plena Guerra Fría cuando la crítica al maniqueísmo y al militarismo de la época se tradujo en el nacimiento de una potente corriente pacifista centrada en la Gran Guerra a partir de los años cincuenta y que tuvo como bandera Senderos de gloria, pero que ha desarrollado sobre todo el cine europeo.




  1. Por tanto el pacifismo no es una invención de los guionistas o directores sino que es deudor de la propia realidad vivida por los protagonistas que no son sino los soldados. Se puede decir que el pacifismo sale de las trincheras y se manifiesta en importantes escritos literarios o, sobre todo, en las numerosas cartas enviadas a sus allegados por los soldados que expresan en ellas sus vivencias y sentimientos.



  1. Las manifestaciones concretas de este pacifismo en el cine son muy variadas. En general persiguen plantear aspectos que lleven al espectador a la reflexión, a la crítica o al rechazo de lo que contempla. Con frecuencia la acción se desarrolla en escenarios apartados del frente donde la falta de acción permite la reflexión pausada. Es frecuente recurrir a los permisos de los soldados para marcar el contraste con la vida ordinaria y la oposición entre lo que la retaguardia cree que ocurre y la realidad. De este contraste surge el alejamiento psicológico del soldado con respecto a su pasado, un soldado al que han arrebatado la ilusión, la alegría y la juventud en muchos casos.



  1. La industrialización de la muerte es un hecho nuevo y está presente en todas estas películas lo que promueve el rechazo, sobre todo cuando el soldado desconoce exactamente porqué lucha o porqué mata.

  1. La trinchera es el escenario predilecto para contar el horror. La guerra de posiciones la convierte en el icono perfecto de la Gran Guerra y cuando se quiere narrar cinematográficamente se debe mostrar su doble condición de lugar pestilente, nido de ratas y piojos y, a la vez, madriguera protectora del soldado.  Ahora, bien, meter la cámara para rodar allí equivale necesariamente a mostrar los semblantes del miedo, la tensa espera antes del ataque, la permanente inestabilidad creada por los obuses y morteros y, con ello, la escenografía del miedo. Y todo ello promueve en el espectador sentimiento de compasión y antibélicos.
 
Fotograma de "Sin novedad en el frente"
  1. Las diferencias entre jefes y soldados, el contraste de las condiciones de vida (palaciego de los jefes y miserable en las trincheras) y el maltrato que reciben es  uno de los aspectos más criticados por los soldados, la literatura de guerra y por el cine. En muchas ocasiones tras esta crítica anida antes un sentimiento antimilitarista que antibélico. Se critica antes la manera de hacer la guerra de los jefes que la propia guerra. Destaca, en el contexto de la guerra de posiciones y desgaste, la planificación de misiones imposibles. En este esquema, el enemigo no es necesario para narrar y denunciar: son los propios jefes, no se necesita al teutón, que ya está amortizado e igualado como malvado, para nada. Esta manera de enfocar la tragedia de la guerra, desde 1957 con Senderos de gloria, se ha mantenido en el cine pacifista de la Gran Guerra hasta nuestros días. En estos aspectos reside la verdadera carga de profundidad de la película, una denuncia del militarismo francés de la III República que llevó a De Gaulle a vetarla hasta 1975.                 

Fotograma de "La gran ilusión"
Fotograma de "Senderos de gloria"

  1. Los juicios sumarísimos y sin  garantías perfectamente documentados en la realidad de los frentes en la que los soldados son víctimas de la frustración (a veces simulada más que real) y del desprecio de sus jefes. Naturalmente estos juicios constituyen una de las mayores canalladas de las que son víctimas los soldados y por tanto también en el cine se resalta la impunidad de los procedimientos y de las decisiones adoptadas con los soldados. Otra vez Senderos de gloria nos ofrece el mejor ejemplo. Con el añadido de que en el juicio, como ocurre en otras películas, se observa que a veces son los soldados los únicos en mantener la cordura con su “cobardía”, negándose a cumplir las órdenes, retrocediendo en vez de atacar, auto-mutilándose o desertando

  1. Los heridos de la guerra. La industrialización de la guerra produce una gran cantidad de heridos lo que plantea problemas a los que hay que dar soluciones. Uno de ellos es la incorporación de los afectados a la vida normal. El cine a veces ha tratado el problema con dramatismo, poniendo en primer plano las dificultades de adaptación pero en otras parece abrirse la esperanza (El pabellón de los oficiales). En ambos caso la carga de simpatía que despiertan estos damnificados de la guerra es fronteriza con un sentimiento pacifista indudable.



  1. Los dilemas morales. Las películas pacifistas se caracterizan entre otras cosas por plantear cuestiones que no tienen fácil respuesta y que, por ello mismo, promueven la duda, la reflexión o el sufrimiento. A veces se recurre a la reflexión de los propios personajes que suponen el punto de vista del guionista o de la obra en que se basa la película, otras veces es el espectador quien tendrá que optar entre opciones enfrentadas y representadas por personajes de la película (Capitán Conan). Otras veces, sencillamente el espectador se entrega al sufrimiento del héroe o del antihéroe (Sin novedad en el frente, Johnny cogió su fusil). En cualquier caso, de estas películas surgen a veces las más altas cotas de rechazo a la guerra.



  1. El cine nos muestra también cómo los protagonistas, que supuestamente tendrían que odiarse, entablan relaciones de amistad y confraternización. La película que mejor trata este tema es La Gran ilusión con su planteamiento de la guerra como ajena a los intereses generales de las clases sociales mayoritarias y su apuesta por la hermandad de los humanos más allá de nacionalidades o fronteras.  Coincidente con este planteamiento hay películas que han recogido las treguas de navidad, perfectamente documentadas como en el caso de Feliz Navidad, por ejemplo. Dentro de este contexto constituye un matiz el rechazo del nuevo tipo de guerra por los militares de viejo cuño que añoran sus viejos códigos de honor: el enfrentamiento ”legítimo” no está reñido con el establecimiento de puentes de paz entre los guerreros (La gran ilusión).
 
Fotograma de "Johny cogió su fúsil"
12.  La desaparición de una generación de jóvenes resume todo el horror y conciencia de la magnitud de la tragedia, promoviendo un profundo sentimiento pacifista (la muerte de Paul en Sin novedad en el frente).

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