Andrzej Witold Wajda (Suwałki, 6 de marzo de 1926 -Varsovia, 9 de octubre de 2016), director de cine y teatro, guionista y escenógrafo polaco. También se dedicó a la política, en 1989 fue elegido senador de “Solidaridad”. Fue una de las mayores figuras del cine mundial y de Europa del Este tras la Segunda Guerra Mundial. Considerado como uno de los más relevantes de la Escuela Polaca de Cine.
Estudió pintura en la Academia de Bellas Artes de Cracovia antes de entrar en la Escuela Nacional de Cine en Łódź. Dirigió en toda su carrera más de 40 películas. La guerra y el estalinismo marcaron a Wajda de manera clara e inimaginablemente dolorosa y penetraron profundamente en su trabajo. La historia de Polonia nunca se contó con tanta belleza y tanta pasión, la cual resultó ser para Wajda el mejor espejo de las pasiones, pecados y esperanzas humanas.
Su producción artística está llena de intentos interminables de captar esos fantasmas. La genialidad innegable de este gran productor, maestro de la dramaturgia y creador de cuadros inolvidables abordó los temas más difíciles e importantes de la historia de Polonia, presentando el significado de los fenómenos que cambiaron nuestras vidas para siempre.
Un cronista comprometido, con sensibilidad trágica, realizando una obra artesanal que conmueve al mismo tiempo que informa. Toda su obra está marcada por la reflexión historiosófica. Ha realizado películas psicológicas, históricas y políticas, así como adaptaciones de obras de ficción. En cada uno de estos géneros, ha creado imágenes que se han convertido en una parte permanente de la historia del cine polaco. Dejó en sus películas, esencialmente, el testimonio y la defensa de la lucha del hombre por la libertad.
Wajda ha sido galardonado con numerosos premios de prestigio en Polonia y en el extranjero, incluido un doctorado honoris causa de varias universidades y un Caballero de la Orden de la Legión de Honor. En el 2000 fue el primer cineasta en la historia de Polonia en recibir un Oscar; fue ganador de un Oscar Honorífico por sus numerosas contribuciones al mundo del cine, y donó el premio a la Universidad Jaguelónica de Cracovia.
En su extensa filmografía se destacan Kanał (1957, drama de la insurrección de Varsovia contra los nazis en 1944), Cenizas y diamantes (1958, la resistencia a la instauración del comunismo apenas concluida la guerra), El hombre de mármol (1977, muestra la tragedia de personas que creyeron en el sentido de las transformaciones comunistas y fueron destruidas por el sistema), El hombre de hierro (1981) de la cual siempre recordaba las circunstancias en las que nació la idea de esta película: «En el astillero Lenin en Gdańsk, los trabajadores habían estado hablando con el gobierno durante algún tiempo, pero al principio solo llegaron fragmentos de información a Varsovia. La Asociación de Cineastas, de la que yo era presidente, ganó la ley en ese momento. Los guardias obreros en la puerta me reconocieron de inmediato, y de camino a la sala de reuniones uno de los trabajadores del astillero dijo: ‘Haz una película sobre nosotros. ¡Hombre de hierro!’, respondió sin pensar, y no pude ignorar esa llamada.” Obtuvo la Palma de Oro en el festival de Cannes con esta película.
También hizo un film sobre Korczak (1990, un escritor responsable de un orfanato del gueto de Varsovia deportado a Auschwitz con los niños huérfanos). Y la obra que quizá marcó el nuevo siglo fue Katyn (2007), hacer un filme sobre Katyn habría sido imposible en la época comunista, y Wajda tenía un interés personal en este largometraje porque su padre, Jakub, un oficial del ejército polaco murió allí.
Otras de las películas más destacadas del director fueron Pan Tadeusz (1999), basada en el famoso poema de Adam Mickiewicz, y Wałęsa, hombre de esperanza (2013), en la cual se expone el liderazgo de Lech Wałęsa contra el gobierno comunista polaco.
Andrzej Wajda acompañó durante más de sesenta años a los polacos y a su atormentada historia, a pesar de la censura bajo la cual desarrolló la mayor parte de su carrera cinematográfica supo cómo abordar los hechos y reflejar todos aquellos instantes esculpidos en el tiempo. Nunca dejó de trabajar ni de hacer reflexionar a los polacos y a todo el mundo sobre la historia de su país: “Contra esos regímenes cada uno tiene su propia manera de militar.»
He vuelto recientemente de Polonia, tierra de mis abuelos. La memoria histórica necesita seguir siendo militada. El neoliberalismo viene ganando la batalla de silenciar las conciencias de los pueblos. El arte, la historia, la educación son indispensables. El cine de Wajda es parte de ello.
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