11 películas se estrenan el 21 de septiembre de 2018 en la cartelera cinematográfica de Sevilla. Aluvión de estrenos a la llegada del otoño, entre los que nos encontramos con tres producciones francesas, dos estadounidenses, dos alemanas, dos españolas, una británica y una mexicana. Esta semana se queda sin editar en Sevilla la película española “Diana” (Alejo Moreno, 2018), un drama sobre la prostitución; sin embargo, se estrena una película que la semana pasada se quedó sin editar, “Marisa en los bosques” (Antonio Morales, 2017). Vayamos a nuestro repaso semanal de los estrenos de la semana.
The Rider. (USA, 2017). Dir. Chloé
Zhao.
Ganadora de la Sección “Quincena de Realizadores” del
Festival de Cannes 2017. Espiga de Plata
en la Seminci de Valladolid 2017.
Drama enclavado en la vida rural norteamericana,
interpretado por Brady Jandreau, Tim Jandreau, Lilly Jandreau, Cat Clifford y
Terri Dawn Pourier.
La película arranca en una herida, la que tiene el joven
Brady en la cabeza, y no se tardan ni cinco minutos en saber que lo que uno ve
y verá en la pantalla atesora la temperatura, la luz y el pálpito de lo vivo,
de lo que no se ha recreado para la ocasión. El lugar y los personajes poseen
su piel y su herida natural, y lo que nos cuentan realmente lo están sintiendo
para ellos, no para nosotros, aunque nos permitan mirarlo y sentirlo. El
protagonista es un joven jinete de rodeo y vive en esa América rural que
contiene el polvillo del western en cada uno de sus planos. Tradicionalmente en
el cine, el jinete de rodeo es un personaje mecido por el azar, por la
fatalidad, como lo es el boxeador, un perdedor siempre de “algo”.
El “algo” que pierde el joven Brady es su capacidad para
seguir montando en el rodeo (un accidente) y la directora, Chloé Zhao, lo que
nos transmite de su historia con enorme armonía visual y poesía interior es la
frustración que tal pérdida ocasiona en el centro de equilibrio de ese hombre,
incapaz de conformarse con su destino, con entrenar y mantener las riendas de
su inevitable relación con los caballos (Zhao expone los términos de esa
relación de un modo amigable y fraternal, y en momentos de emoción realmente
exquisitos). La película tiene tanto de retrato individual como de esbozo
familiar y de dibujo ambiental, con una maravillosa fotografía que rezuma alma
e interior de los personajes, casi todos interpretados por actores no
profesionales pero inmensos, empezando por Brady Jandreau, que hace su primera
película aquí.
Es asombrosa la facilidad con la que penetra «lo
alternativo» en el entrelineado de la historia, su amigo jinete, su hermana
autista, su compañero de rodeo desguazado en una mala caída… «The rider» es una
pequeña joya sobre los lazos, las riendas, el aguantar arriba sin caerse, el
mirar la vida entre brincos y caídas…, y que no mira solo al mundo del rodeo y
los caballos, sino también a cualquier mundo que no vea la manera de compaginar
el antes y el después sin morirse un poco. Recomendada.
El capitán. (Alemania, 2017). Dir. Robert
Schwentke.
Mejor Fotografía en el Festival de San Sebastián 2017.
Coproducida entre Alemania, Francia y Polonia.
Basada en hechos reales y ambientada en la Segunda Guerra
Mundial, toca el tema del nazismo.
Protagonizada por Max Hubacher, Milan Peschel,
Frederick Lau, Bernd Hölscher, Waldemar Kobus, Alexander Fehling y Samuel Finzi.
Dos prisioneros en un campo de trabajo se ven obligados a
representar una sesión de comedia antisemita ante los militares que controlan
el lugar. La acción transcurre en abril de 1945, cuando la derrota alemana
parece ya un destino inevitable, pero las dinámicas de la crueldad siguen
perviviendo, declinadas casi a modo de farsa sanguinaria. La secuencia podría
aportar luz a cualquiera de los abundantes debates contemporáneos sobre los
límites del humor y los claroscuros de la incorrección política –aquí, el
cómico es la víctima, aplazando, mediante la moneda de cambio de la
autohumillación, un final escrito de antemano-, pero la película utiliza la
situación para otro fin: ahondar en el gran tema que articula su relato, la
supervivencia como camino de envilecimiento. En cierto sentido, esos cómicos
judíos a la fuerza son un espejo del sendero moral que transita el protagonista
de “El capitán”, un desertor que acabará asumiendo la condición de verdugo y
ángel oscuro en un panorama caótico donde su pragmatismo amoral y su plus de
sadismo al servicio de una precaria máscara, serán recibidos, por algunos, como
un regalo caído del cielo.
Inspirada por la figura real del soldado alemán Willy
Paul Herold, ejecutado por crímenes de guerra en 1946 después de haber asumido
la falsa identidad de capitán de la Luftwaffe y orquestar la masacre de los
prisioneros del campo de Aschendorfermoor, El capitán se revela un inesperado
alto en el camino dentro de la carrera de Robert Schwentke: un proyecto
sumamente personal –el cineasta es, asimismo, único responsable del guion- tras
un recorrido no demasiado estimulante por los cauces del blockbuster más o
menos disfuncional –RED (2010), R.I.P.D. Departamento de Policía Mortal (2013)-
y las sagas a la medida millennial –La serie Divergente: Insurgente (2015), La
serie Divergente: Leal (2016)-. Al contrario que su protagonista, Schwentke no
parece un impostor camuflado bajo un barniz (blanquinegro) de superficial
prestigio: “El capitán” es un relato picaresco degradado en pesadilla que
sostiene en todo momento su poder perturbador y se apoya en una palpable
autoridad estilística.
El duelo burocrático ventana frente a ventana que
proporciona un brillante momento a la película podría sintetizar el concienzudo
sentido del espacio de este relato que se desarrolla, en todo momento, sobre la
cuerda floja de la suspicacia cruzada. En el fondo, Willi Herold sabe que no
engaña a nadie: es tan solo un monstruo útil mientras se derrumba el infierno. Recomendada.
Johnny English: De nuevo en acción. (Reino
Unido, 2018). Dir. David Kerr.
Tercera entrega de la saga. “Johnny
English” (2003) y “Johnny English Returns” (2011)
Comedia en clave de parodia de las películas de espías,
interpretada por Rowan Atkinson, Olga
Kurylenko, Emma Thompson, Jake Lacy y Ben Miller.
Unos chiquillos aprenden con Johnny English sus trucos de
espionaje alternando diversos gags visuales naif. Esta escena colegial abre el
regreso del espía tonto de Rowan Atkinson pero no solo eso: marca todo el
carácter de la película. Decididamente infantiloide, el guión no tiene
demasiadas vueltas: alguien ha hackeado la web del MI6 y ha dejado al
descubierto a todos los agentes. Solo quedan los retirados y el idiota de
Johnny English para resolver el problema.
La historia de “Johnny English: De nuevo en acción” es de
descartes: en una escena prometedora ya elimina la posibilidad (alucinantemente
cómica) de un grupo de ancianos peleando con Rowan Atkinson contra el mal. A
partir de ahí, aunque se espolee con la presencia de Emma Thompson en el papel
de una primera ministra alcohólica, el agotamiento de la serie se hace
evidente. Sin el encanto setentero de “I Spy”, sin la psicodelia de “Superagente
86” o sin la remezcla de todo lo anterior que Mike Myers hacía en la saga de
Austin Powers, ni siquiera los momentos más Bean de Johnny English van más allá
de un reflejo lejano de aquellos capítulos en los que el torpe inglés
destrozaba todo lo que se encontraba delante. Tan solo en una escena (un
restaurante que acaba de la peor de las maneras) se refleja algo del brillo cómico
que tuvo Rowan Atkinson. No Recomendada.
Enamorado de mi mujer. (Francia, 2018).
Dir. Daniel Auteuil.
Comedia romántica francesa interpretada por Sandrine
Kiberlain, Adriana Ugarte, Gérard Depardieu, Daniel Auteuil y Brigitte Aubry.
En principio, el interruptor de la expectación está
encendido: cuatro directores de teatro tan reputados como Josep Maria Flotats,
José Carlos Plaza, Claudio Tolcachir y Andrés Lima han montado en España
durante la presente década piezas del dramaturgo francés Florian Zeller; “Enamorado
de mi mujer” viene con su firma en el guion, inspirado en “L’envers du décor”,
otra de sus obras, y el director y protagonista de la película es un veterano
del cine y de las tablas como Daniel Auteuil, poco dado a ponerse detrás de la
cámara.
Y, sin embargo, qué trabajo tan extraño es “Enamorado de
mi mujer”. Un relato de ambientación casi única —el piso de una pareja de
intelectuales burgueses, durante una cena con un amigo del marido y su joven
nueva novia—, con un dispositivo narrativo que en modo alguno es nuevo, pero
que está utilizado con una atractiva ambigüedad: el transcurso de la cita está
alimentado por numerosos flashes de montaje con los pensamientos del editor
protagonista, cada vez más obnubilado por la belleza de la chica de su amigo.
Algunos, insertos de apenas un par de segundos, y otros, mucho más largos,
secuencias enteras. Y lo más llamativo es que esos pasajes comienzan siendo
claramente oníricos, imaginativos, simples delirios mentales, pero luego acaban
pudiendo ejercer también como flashforwards cinematográficos, adelantamientos
temporales del relato y, por tanto, reales.
Un juego narrativo que, desde luego, puede despistar y
fascinar, y que sirve a Zeller y a Auteuil tanto para sacar la acción de la
casa y de la cena como para decir muchas cosas al mismo tiempo sobre los
subtextos de la historia: el aburrimiento burgués; la penosa fantasía sexual de
los que ya deben ir pensando en la jubilación por chicas notoriamente
inalcanzables; y una interesante reflexión acerca de si el tedio de la madurez
es por falta de estímulos vitales o por simple vagancia a la hora de darse
cuenta de quién se es y de dónde se está en el ciclo natural de la vida y el
cuerpo.
Eso sí, a la hora de filmar esas pulsiones de la
imaginación (o de la realidad), en determinados momentos el director Auteuil
parece dejarse llevar por ese espíritu cabestro de viejo verde de su personaje,
y la fina línea que separa la mirada de su rol en la ficción de la mirada de sí
mismo como autor se rebasa con cierta forma de filmar al personaje de la joven,
interpretado por la española Adriana Ugarte, en su primer papel en Francia,
cercana a una impudorosa lascivia.
Una equívoca mirada con la que el espectador no sabe a
qué atenerse, lo que no deja de ser una virtud, pero que, en su defecto,
finalmente también provoca que las dudas sobre el desenlace en la historia, que
nos guardaremos en desvelar, se resuelvan en el peor de los sentidos: más por
razones de miedo o de cobardía que por verdadero convencimiento. No Recomendada.
El escándalo de Ted Kennedy. (USA, 2017).
Dir. John Curran.
Película basada en hechos reales donde se mezcla el drama
y el thriller. Interpretada por Jason Clarke, Kate Mara, Bruce Dern, Ed Helms,
Jim Gaffigan y Taylor Nichols.
El cine americano siempre se ha movido bien en la sátira
política. Conscientes de que los entresijos del poder tienen tanto de dramático
como de ridículo, no pocos directores se han adentrado en la labor de
gobernantes y aspirantes para sacar de su interior y de su exterior, de sus
ideales y de sus acciones, incluso de sus accidentes, lo más risible de la
condición humana. Normalmente ficciones, desde “El gran McGinty” (Preston
Sturges, 1940) hasta “Silver city” (John Sayles, 2004) pasando por “El
candidato” (Michael Ritchie, 1972), pero siempre con los suficientes
paralelismos con profesionales de cada época, como para que el espectador avezado
pudiera ejercer de adivino respecto de las cuitas de cada uno de ellos y sus
posibles espejos en la realidad.
Cuando se estrenó “Silver city”, lo obvio era fijarse en
las concomitancias de su más bien ignorante protagonista con George W. Bush,
pero apenas se habló de las semejanzas en variados aspectos con alguien que,
por entonces, también estaba en plena carrera, el senador Ted Kennedy: la
aparición de un cadáver en las aguas de un lago; la figura castradora del
padre, y el comité asesor dirigido por alguien casi de la familia. Entonces era
difícil, con el (pen)último de los Kennedy aún vivo y ejerciendo, pero tras su
fallecimiento en 2009, y sobre todo tras el decaimiento del poder familiar,
quedaba vía libre para la traslación a la pantalla del famoso suceso de
Chappaquiddick, precisamente el título original de la aquí rebautizada como “El
escándalo Ted Kennedy”.
El problema es que John Curran, director del evento, y de
obras excelentes como “Ya no somos dos” (2004) y “El velo pintado” (2006), no
se ha atrevido a jugar del todo con la sátira y la comicidad, y las variaciones
de tono de su película, demasiado esquinadas, rebajan las posibilidades de una
historia real que tiene tanto de trágico como de patético. Así, el papel
estelar de villano se adjudica al patriarca de los Kennedy, el durísimo Joseph
Patrick, padre de Joseph P., muerto en acción militar durante la II Guerra
Mundial, John Fitzgerald, asesinado siendo presidente, Robert, asesinado cuando
aspiraba a la candidatura a la presidencia, y Edward Ted, el “gordito y
acomplejado hermano pequeño”, que la cagó una noche cuando tras un accidente de
coche junto a una mujer que no era su esposa, ella murió ahogada en un río, él
salió ileso y además intentó tapar el asunto de la peor manera.
No cabe duda de que la película siempre es interesante, y
además se mantiene muy bien el punto de vista en un suceso sin respuestas
concretas, pero la mezcla de la trágica maldición de los Kennedy con las
extravagantes horas posteriores, directamente cómicas en las secuencias con los
fontaneros del poder, comandados por Robert McNamara, no acaba de cuajar. Un desvarío
tonal que se acrecienta por la remilgada dirección de Curran, sumando pompa a
lo que, en la base, quizá era únicamente farsa. No Recomendada.
Matar a Dios. (España, 2018). Dir. Caye
Casas y Albert Pintó.
Gran Premio del Público en el Festival de Sitges 2017.
Comedia española interpretada por Itziar Castro, Eduardo
Antuña, Boris Ruiz, David Pareja y Emilio Gavira.
El primer largometraje que dirigen Caye Casas y Albert
Pintó es algo contradictorio en su propuesta: en el resultado hay voluntad de
esperpento pero carencia de una de las cualidades esenciales de este género,
tanto más espléndido cuando más miserable, con obras maestras en la cultura
española, esa cualidad es el realismo, el reflejo de un sector de la sociedad.
Un hombre viudo de unos 70 años, sus dos hijos, uno de ellos divorciado, y su
nuera se reúnen en una mansión aislada en la montaña y decorada con trofeos
cinegéticos (de papel indiscernible en la trama) para celebrar la Nochevieja.
Tal festejo, íntimo, modesto y condicionado por el conflicto matrimonial entre
un hijo y su mujer pero finalmente caracterizado por el profundo afecto se ve
alterado dramáticamente por la intromisión en la cena de un vagabundo enano,
viejo, colérico y desastrado que reclama para sí atenciones de sus forzados y
renuentes anfitriones reivindicando su propia naturaleza de Ser Supremo y, más
que profeta, Hacedor del Apocalipsis.
El argumento, precedido de un prólogo impactante y
desconcertante, constituye por lo demás un ejemplo de teatralidad (respetuosa
con las unidades de lugar, tiempo y acción) y de pretenciosidad, con debates
que van desde las relaciones familiares hasta del destino de la Humanidad. El
prólogo es el primero de un suma y sigue de disparates que mezclan humor negro
y comedia doméstica, reducida ésta al ámbito familiar. No Recomendada.
La aparición. (Francia, 2018). Dir. Xavier
Giannoli.
Drama francés interpretado por Vincent Lindon, Galatéa
Bellugi, Patrick D'Assumçao, Anatole Taubman y Christopher Jenkins.
En los tiempos que corren, buscar la verdad no es una
empresa sencilla, como no lo es el misterio que debe intentar aclarar el
prestigioso periodista, traumatizado corresponsal de guerra, que encarna el
siempre sobrio y convincente Vincent Lindon. Nada menos que la autenticidad o
no de la aparición de la Virgen María a una joven en el sur de Francia, por
encargo directo de El Vaticano.
Durante el primer tramo, con mucho el más interesante, el
relato de Xavier Giannoli, autor de “Madame Marguerite”, se explaya con el
rigor de un documental sobre las investigaciones canónicas de la Iglesia
Católica sobre este tipo de fenómenos hasta que, en determinado momento, una
vez presentados los personajes principales y descrita la naturaleza tumultuosa
de las peregrinaciones, con la consiguiente parafernalia comercial y mediática
imaginable, el argumento se complica como una intriga de múltiples
ramificaciones y se cierra sobre sí mismo, en torno al misticismo atormentado
de la vidente que encarna la hipnótica Galatéa Bellugi. No Recomendada.
Madame Hyde. (Francia, 2017). Dir. Serge
Bozon.
Presentada en el Festival de Locarno 2017 y en el
Festival de Cine de Sevilla (SEFF 2017).
Drama francés interpretado por Isabelle Huppert, José
García, Romain Duris, Pierre Léon y Guillaume Verdier.
Durante el primer tramo de la película, Mme. Gèquil, la
profesora que encarna Isabelle Huppert, se gana todas las simpatías de los que
son profes como ella: los alumnos de su clase de física parecen más allá de
toda redención posible. Luego, le cae encima un rayo y adquiere «poderes» (no
pregunten; para más referencias, consulten la tesis de R.L. Stevenson). Son de
carácter más bien eléctrico, lo que se aviene bien con su competencia en el
campo de la física. Pero no los utiliza, como quizá podría uno esperar, contra
sus irrespetuosos alumnos. Ni tampoco su lado Hyde le hace desarrollar sus
peores instintos.
De hecho, la referencia al mito de Stevenson acaba
disolviéndose como un azucarillo, sin mayores consecuencias: no se sabe bien a
santo de qué se le convoca. Ni película de terror ni crítica del sistema
escolar francés ni reflexión sobre la dualidad del alma humana, la falta de
definición o de dirección de la película podría parecer un mérito pero se
convierte en un lastre insalvable. La cada vez más frágil y etérea Huppert
justifica, como siempre, el desplazamiento. Pero el placer de verla, incluso el
de verla un poco en la vena de «X-Men», no impide que según nos aburrimos
pensemos en la profe que hacía en «El porvenir» o la mujer empoderada que
bordaba en «Elle», de Paul Verhoeven, por citar sólo dos de sus últimas
maravillas interpretativas. No Recomendada.
Marisa en los bosques. (España, 2017).
Dir. Antonio Morales.
Premio del Público en el Festival de Cine Español de
Alicante 2018.
Película a caballo entre el drama y la comedia interpretada
por Patricia Jordá, Aida de la Cruz, Mauricio Bautista, Yohana Cobo, Carmen
Mayordomo, Resu Morales, Xabier Murúa, Ibán Malo y Carmen del Conte.
Con la mirada puesta en el cine independiente
estadounidense y con una protagonista femenina omnipresente que parece
inspirada en algún personaje interpretado por Greta Gerwig, la ópera prima de
Antonio Morales, financiada por crowfunding es una especie de cuento de hadas
en clave de comedia urbana que sigue el devenir de una treintañera que pierde
el rumbo, tanto literal como metafóricamente, después de recibir una trágica
noticia.
Como una ingenua Alicia en un país sin maravillas, vaga
en busca de sí misma y de respuestas a preguntas sin respuestas que, por
supuesto, no le serán facilitadas por los peculiares y estrambóticos personajes
con los que se irá cruzando. La puesta en escena de Morales está marcada por la
maximización de los escasos recursos de que dispone y su principal baza son
unos diálogos frescos y naturales y, en algunos casos, hasta rayanos en el
surrealismo. Patricia Jordá logra una notable composición de la neurótica y
verborreica Marisa del título. No Recomendada.
Los cinco y el valle de los
dinosaurios. (Alemania, 2017). Dir. Mike Marzuk.
Nueva entrega de la saga literaria de “Los cinco”.
Cine familia, aventuras y dinosaurios, interpretado por Marinus
Hohmann, Ron Antony Renzenbrink, Amelie Lammers, Allegra Tinnefeld, Jacob
Matschenz, Peter Prager, Melika Foroutan, Dirk Borchardt y Jürgen Tarrach.
Quinta película de 'Las aventuras de los Cinco', basada
en la saga literaria de Enid Blyton. Julian, Dick, Anne y George pasan sus
vacaciones divirtiéndose junto con Timmy. Un día, los Cinco conocen a Marty
Bach, un joven algo estrafalario que les dice que su padre, tristemente
fallecido, había descubierto un esqueleto de dinosaurio entero e intacto. Sin
embargo, Marty no puede encontrarlo porque le han robado el código que revelada
las coordenadas de donde estaba, Marty cree que el esqueleto están en el mítico
Valle de los Dinosaurios, en el que se conservan varios fósiles de dinosaurios.
Los Cinco decidirán ayudar a Marty a encontrar el esqueleto del dinosaurio, ya
que, corren peligro de caer en manos de gente irresponsable, pero no solo el
esqueleto, sino también el Valle de los Dinosaurios. Una nueva aventura de los
Cinco, en la que se unirán para proteger el pasado. Ya sabe, cine para babys. No Recomendada.
Ana y Bruno. (México, 2017). Dir. Carlos
Carrera.
Película de animación mexicana.
'Ana y Bruno' es una cinta de animación que adapta la novela 'Ana', de
Daniel Emil, a la gran pantalla. La historia está protagonizada por una pequeña
que, con la ayuda de unos seres imaginarios de lo más variopintos, busca
escaparse de un hospital psiquiátrico para ir a buscar a su padre. La cinta
pudo verse en 2017 en el Festival de Annecy, el festival de animación más
grande del mundo. Mezclando una trama dirigida en su mayoría al público
infantil con una cierta oscuridad, el ganador de la Palma de Oro por 'El héroe'
y nominado al Oscar por 'El crimen del padre Amaro', Carlos Carrera, se pone al
frente de la dirección de esta cinta que cuenta con la voz, entre otros, del
actor Damián Alcázar ('Narcos'). Aunque la película no tiene una factura
impecable resulta una bocanada de esperanza para el cine de animación en México
y una de las películas animadas más humanas de los últimos años. La pelota en
sus tejados… No
Recomendada.
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