martes, 2 de agosto de 2022

Pig (Michael Sarnoski, 2021)

 

Título original: Pig. Dirección: Michael Sarnoski. País: USA. Año: 2021. Duración: 92 min. Género: Thriller, Drama.

Guión: Vanessa Block, Michael Sarnoski. Música: Alexis Grapsas, Philip Klein. Fotografía: Patrick Scola. Montaje: Brett W. Bachman. Producción: Vanessa Block, Nicolas Cage, Steve Tisch, David Carrico, Thomas Benski, Ben Giladi.

Mejor Guion Novel en los Premios Independent Spirit 2021. Nominada a Mejor Película en los Premios Gotham 2021.

Fecha del estreno: 14 Julio 2022 (España).

 

Reparto: Nicolas Cage, Alex Wolff, Adam Arkin, Nina Belforte, Gretchen Corbett, Dalene Young, Julia Bray, Darius Pierce, Elijah Ungvary, Brian Sutherland, David Knell, Sean G. Tarjyoto, Tom Walton, Davis King, Kevin Michael Moore, Beth Harper, Dana Millican, October Moore.

 

Sinopsis:

Un buscador de trufas que vive sólo y aislado en una zona salvaje de Oregón, regresa a Portland para recuperar a su querida cerda trufera, que le ha sido robada.

 

Comentarios: 

Truffle Hunters, un insólito documental de hace dos años, puso sobre la mesa cinematográfica el filón de un elemento culinario con un valor extraordinario, y desconocido para casi todos: la trufa. Hasta 11.200 euros se llegaron a pagar por dos ejemplares de 400 y 600 gramos en una subasta de Madrid Fusión. En aquel documental, los cerdos, o perros truferos, encargados de guiar a los recolectores, tenían ya una importante presencia, pero lo que ha hecho el director y guionista estadounidense Michael Sarnoski es singular: convertir a uno de esos animales —una cerda, en este caso— en el clásico objeto de deseo de los grandes thrillers americanos, en esa maleta repleta de dinero, en ese alijo de droga por el que se pelean las mafias, aunque aquí estas casi formen parte de la guía Michelin.

Al frente de semejante apuesta, Sarnoski, debutante de rotundo estilo a la hora de componer las secuencias, delinear el encuadre y dotar de un especialísimo y calmado ritmo a su película, ha colocado a Nicolas Cage. Un habitual elefante desbocado, en la cacharrería de la mesura. Arriesgado. Pero Cage, perro viejo que se las sabe todas, ofrece una interpretación de exquisita sobriedad: la de un antiguo chef convertido en ermitaño retirado en las montañas y practicante de una vida de indigente, al que le roban su cerda y no va a parar hasta recuperarla.

En ese sentido, el de la obstinación, Cage parece un extraño heredero de aquel Lee Marvin de la obra maestra A quemarropa, al que las mafias debían 93.000 dólares y cruzaba la película pasando por encima de cualquiera que se los negara; o el del padre de Hardcore, un mundo oculto, a la búsqueda de su hija en territorio de trata de blancas y cintas porno. Terquedad basada en la personalidad y en la sencillez. La honestidad del profesional, ya sea de la pistola, de la familia o de la búsqueda de setas. Además, las características vivenciales del personaje de Cage convierten a Pig en otro de los ilustres ejemplares del cine criminal asentado en el combate entre campo y ciudad, entre salvajismo y civilización, con esa fina línea que convierte a unos en su contrario al menor desvarío. Pausada, sutil y lacónica, deja puertas informativas abiertas para el que quiera echar un vistazo lírico: las puertas del dolor, el pecado, la rabia y el remordimiento. La gorrina como posible no ya reencarnación, sino como rememoración de la mujer fallecida.

Sarnoski huye del thriller de venganza al que estamos acostumbrados, y juega con la imagen enloquecida que se ha creado Cage en la última década y media para ofrecer todo lo contrario de lo que se espera. Un trabajo de rara finura en el que, en una secuencia paradigmática, se atreve a filmar un bello reencuentro, y un diálogo de no menos de tres minutos, mostrando casi en todo momento a la mujer de espaldas y a muchísima distancia. A la actriz no le habrá hecho mucha gracia. Al cinéfilo con gusto le encantará. Como también resolver el mejor duelo de la película únicamente con la palabra, y con dos interpretaciones magníficas: la de oscarizado actor de Leaving Las Vegas y la del no demasiado conocido Adam Arkin, ambos inquietantes, temperamentales y sin alzar la voz ni medio decibelio.

Escueta de metraje y sólida en todo momento, Pig es ese cine americano casi desaparecido, que prefiere la belleza de las formas a la tiranía del argumento. El silencio de un hombre con aroma a Jean-Pierre Melville en los bosques de Portland. (Javier Ocaña)

Recomendada.




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