El
9 de diciembre de 1916 nació Issur Danielovitch
Demsky en el estado de Nueva York, nosotros y el mundo le
conocemos como Kirk Douglas y este año cumple 100 años. Es una leyenda viva del
Hollywood dorado que se amplía aún más al convertirse en centenario.
Douglas
escribió su autobiografía en 1988 y la tituló “El hijo del trapero”, en ella
relataba su vida en Ámsterdam (estado de NY) como hijo de emigrantes judíos
procedentes de Rusia. Comentaba en una entrevista “Cuando llegaron a Estados Unidos, mi padres
que eran analfabetos y pobres, creían que las calles se construían con
adoquines de oro. Mi padre se hizo trapero porque a los judíos les estaba prohibido
trabajar en las fábricas”. En la escuela primaria ya comenzó a realizar
actuaciones, ingreso en la universidad para graduarse en letras, ya que era un
estudiante modelo y un gran atleta en lucha libre, pero no tenía suficiente
dinero para pagar sus estudios, por lo que realizo distintos trabajos en la
Universidad desde jardinero hasta bedel hasta su graduación en 1939. Tras licenciarse en Artes, ingresó en la Academia de Arte
dramático, en la que estudió interpretación durante dos años, allí conoció a
Lauren Bacall una de sus mejores amigas. Mientras asistía a las clases de
interpretación comenzó su carrera como actor en obras de aficionados y como
profesor de teatro en el barrio de Greenwich y en 1941 debutó en Broadway.
Durante la Segunda Guerra Mundial se
alistó en la marina y llegó a alcanzar el grado de teniente, y al finalizar el
conflicto viajo a Hollywood y ayudado por Lauren Bacall debutó en el cine, en
el melodrama dirigido por Lewis Milestone El extraño amor de Martha Ivers
(1946). En 1949 rodó El ídolo de barro
de Mark Robson, y en esta película tuvo su primer papel protagonista, interpretando
a un boxeador cuyo carácter se adaptaba perfectamente a las características de
su personalidad: ambicioso, luchador y sin demasiados escrúpulos, con él
consiguió su primera nominación al Oscar de la Academia.
Descubrió
también que podría tener control sobre su carrera si montaba su propia
productora, lo cual le permitía realizar proyectos a su gusto, y en los años 50
monto su productora llamada Bryna, el nombre de su madre. En esa década interpretó una serie de papeles que forjaron su leyenda como actor
y le convirtieron en uno de los favoritos del público y la crítica: Brigada
21 (1951), de William Wyler, Río
de sangre (1952) de Howard Hawks, Duelo de titanes (1957) de John Sturgen, La pradera sin ley (1955), de King
Vidor, El último tren de Gun Hill (1959) de John Sturgen, El Ultimo atardecer (1961) de Robert
Aldrich, o El compromiso (1969) de
Elia Kazan, pero fundamental para su
carrera fue la colaboración con Stanley Kubrick, Senderos de gloria
(1957) fue su primer trabajo en común. Esta película antimilitarista escrita
por el propio Kubrick tenia serias dificultades para encontrar productores, hasta
que Douglas se interesó personalmente en
el proyecto y decidió producirlo a través de la Bryna Productions, rebajando su
salario a un tercio de lo habitual. Tres años más tarde volvió a colaborar con
Kubrick en Espartaco (1960) interpretando a un esclavo que se subleva
contra el poder de sus amos en la Roma imperial, siendo este uno de los grandes papeles de su carrera.
Además de producir, en los años 70 comenzó
a dirigir sus propios filmes, debutando con Pata de palo (1973), que fue
un fracaso, destacando entre las películas dirigidas por él Los justicieros
del Oeste (1975), western convincente y demoledor. En los años 70 sus
películas ya no tuvieron el mismo impacto y dedico gran parte de su trabajo a
la producción, a la escritura de su
biografía y a la Televisión.
Ha sido nominado en 3 ocasiones a los
Oscar pero no lo ha conseguido en ninguna de ellas (sus biografias comentan que ello fue debido a sus ideas izquierdistas) y por fin en el año 1996, la
Academia de Hollywood le concedió un Oscar por toda su carrera cinematográfica.
En 1981 recibió la Medalla de la Libertad, otorgada por el presidente de
Estados Unidos, y en 1985 la Legión de Honor de la república de Francia, como
reconocimiento a uno de los más grandes actores de la historia reciente del
cine americano, capaz de interpretar con igual intensidad héroes o villanos y
en 2001, el Festival de Cine de Berlín le entregó el Oso de Oro en
reconocimiento al conjunto de su trayectoria como actor. Recientemente ha recibido el premio
Teddy Kollel, otorgado por el Congreso Mundial Judío.
Ha
sido un actor especial, poderoso, cautivador, con nervio, que ha interpretado
habitualmente a personajes complejos, que desprende una sensación de peligro y
tensión, al tiempo que emociona. Suele interpretar a personajes
arrogantes, egoístas, apasionados y fuertes, en una entrevista él ha
confesado “Cada personaje que he interpretado tiene algo de
mí. Me reservo el derecho a elegir papeles que me permitan interpretar algo que
me emocione”. Le sientan bien los géneros en los que ocurren muchas cosas, el western,
el cine histórico, la aventura, la épica, y la violencia física y psicológica.
No solo tiene arte y fuerza, tiene magnetismo.
Hay que agradecerle el haber tenido la osadía de poner
el nombre del guionista Dalton Trumbo (castigado por el macartismo y con el que
nadie quería trabajar por miedo a las represalias) en los títulos de crédito de
Espartaco, en ese momento las listas negras recibieron la primera crítica y comenzaron a desaparecer.
Douglas arriesgó mucho, demostró compromiso y coraje y le salió bien.
Recientemente ha manifestado su compromiso social mediante su posicionamiento político “El
día de mi centenario pretendo celebrar la derrota de Trump. Sus valores
no son por los que yo luché en la II Guerra Mundial. Dicen que cuando cumples
años tienes que pedir un deseo en silencio. Esta vez, lo voy a hacer en alto.
Me gustaría soplar las velas pensando que los días felices han vuelto".
Desgraciadamente no tendrá un regalo de
cumpleaños a su altura...
Bonito recuerdo a la carrera de este gran actor. Creo que es el único que ha llegado a esta edad...por ahora.
ResponderEliminarDisney es todo un referente en la historia del cine y quedara su nombre y su trabajo grabado con letras de oro. Su aportación al cine de animación ha sido de un valor incalculable y un referente para artistas posteriores del cine de animación (Tim Burton, Miyazaki…). Es cierto, cuando vemos su vida e ideología, está era de derechas y quedaba reflejada en su personajes que fue dulcificando con el paso del tiempo y en interés de cautivar al mayor número de público posible y de mejorar los ingreso de la factoría Disney.
ResponderEliminarEl sexismo fue otra constante que tiene que ver con el papel que la mujer jugaba en aquella época, pero que tampoco ayudo a mejorarlo. En cualquier caso, reconozcamos sus méritos y dejemos la crítica para un espacio más y análisis más amplio. Alfredo Castillo.