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jueves, 14 de mayo de 2020

Los chicos de la banda (William Friedkin, 1970)


Título original: The Boys in the Band. Dirección: William Friedkin. País: USA. Año: 1970. Duración: 118 min. Género: Drama.
Mart Crowley, basado en una obra “The Boys in the Band” de Mart Crowley (Guión), Burt Bacharach (Música), Arthur J. Ornitz (Fotografía), W. Robert La Vine (Vestuario), Gerald B. Greenberg, Carl Lerner (Montaje), Mart Crowley (Producción).
Nominada a Mejor actor revelación (Kenneth Nelson) en los Globos de Oro 1970.
Estreno en España: 22 enero 1979.   

Reparto: Kenneth Nelson (Michael), Frederick Combs (Donald), Cliff Gorman (Emory), Leonard Frey (Harold), Peter White (Alan), Laurence Luckinbill (Hank), Keith Prentice (Larry), Reuben Greene (Bernard), Robert La Tourneaux (Cowboy Tex, el chaperon).
    
Sinopsis:
Nueve hombres se reúnen para una fiesta de cumpleaños; ocho de ellos se declaran abiertamente gays, y el noveno sostiene que no lo es.

Comentarios:
Vivíamos los inicios de los 70, que entre otras situaciones, nacían con las revueltas del Stonewall Inn de 1969, con los coletazos del Mayo del 68, los ecos de la primavera de Praga, etc. Eran formas de expresión y queja, sobre situaciones, en algunos de los casos, ancestralmente injustas, como ocurría en los colectivos gays, en aquel momento hablar de lo LGTB, quedaba lejos y tan sólo existían corpúsculos de asociaciones de hombres gays, algunas de lesbianas, aunque pocas y por supuesto las trans estaban en situación de gran marginalidad, más aún que todo lo anterior.

Esa era la realidad de 1970, año de realización de “Los chicos de la banda”, antes de sus grandiosos éxitos como “The French Connection” y “El Exorcista”,  William Friedkin, tuvo el atrevimiento de realizarla, incluso en el mismo año que se producían obras tan en la línea del cine del Hollywood de la época como “Patton”, “Love story”, “MASH”, “Satirycon”, “Mujeres enamoradas”, etc., películas que quizás hayan quedado más cercanas en nuestra memoria, que ésta que presentamos en nuestro Blog.

Basada en una obra de teatro de Mart Crowley, que ya estrenó en el Off Broadway, en 1968, en la que se daba total visibilidad, tanto positiva como negativa del mundo gay, convirtiéndolo en etiqueta real. Debe pensarse que aún se mantenía la homosexualidad, como un gran tabú en el Hollywood de la época, y quizás en casi todas las cinematografías; se trataba el tema de forma jocosa e hiriente. 

 
Es más, la más mínima insinuación se pagaba con la muerte truculenta o el suicidio del personaje que se atrevía a manifestarla. En la época del estreno y más en los circuitos del Off Broadway, que siempre fue más moderno y controvertido, permitió que se representara esta obra, y convertirla en el éxito de la temporada, ya no tanto por el morbo que despertaba, que también, sino por la exposición abierta de temas gays comunes; el complejo de culpa, la no auto-aceptación, la monogamia, la doble vida, el cruising, la promiscuidad, el afeminamiento, la marginalidad, el hedonismo, etc, todos aquellos que vivían los gays, pero de forma oculta, siendo la primera vez, que se abordaban tal como eran.

Los actores del film son el original casting del teatro, posiblemente debido a que ninguna estrella consagrada quisiese aceptar encarnar un personaje gay, estamos hablando de los inicios de los 70, incluso ahora resulta “comprometido” para algunas estrellas, imaginemos en el Hollywood de la época. Casualmente hace menos de un año han vuelto a reponer la obra en Broadway, pero con estrellas muy conocidas del cine y la TV de la actualidad.


Mucha gente ha criticado la película en ciertos aspectos como son su estructura y puesta en escena muy teatral, a pesar de que el director se esfuerza para que parezca más cine y menos teatro, sobre todo con sus  muchos planos medios y cortos, que acentúan el aspecto psicológico de la obra. Y otra de las críticas que se le ha hecho a la historia, es lo estereotipado de los personajes gays que la protagonizan; cosa menor a mi parecer, porque si nos plantamos con la mente de los 70, ésta era la primera vez que nos mostraban las miserias y grandezas de este colectivo, tan similares a grupos heterosexuales.

A veces nos pueden parecer personajes un tanto caricaturescos, pero era una forma de contar la historia, desentrañando aspectos que nunca se habían mostrado, que permanecían en lo que hoy tan abiertamente llamamos “armario”, pero que entonces eran calabozos, donde los encerraban, si eran descubiertos en algún local gay. Era una forma de ir generando referentes gays, que lejos de ser “simplemente locas”, son sujetos con emociones encerradas en cada persona, y las que transmiten, suelen a veces ser muy hirientes. Además expresadas por hombres con muy poca autoestima, fruto de una educación que los obligaba a ocultar sus formas, pensamientos y sentimientos.

Puede que muchas de las conversaciones que escuchamos en los diálogos, siguen vigentes hoy en día, para bien o para mal, esta película expresa que en lo esencial, los problemas de los gays, siguen siendo los mismos, aunque haya pasado más de cuarenta años. Aunque es evidente que con mejoras, aún existen penas de cárcel y/o muerte en ciertos países para los homosexuales. Y en nuestro entorno, se sigue viendo mal las expresiones “evidentes” de las emociones gays, lo oculto siempre funciona mejor. 

 
La cinta es una historia de carácter introspectivo, haciendo ver que todos tenemos similares miedos, deseos o sentimientos, independientemente de la opción sexual de cada uno, a diferencia de un cine que hasta entonces había tratado al homosexual casi siempre bajo un punto de vista cómico, anecdótico, vergonzante, etc., dándole ahora todo el protagonismo.

Es interesante también tener en cuenta que el momento socio-histórico de la película, era del despertar de lo gay, de una apertura en sus costumbres, aún muy gregarias e incluso un tanto “outsider”, pero eran tiempos Pre-SIDA, lo cual permitió que la sexualidad, no sólo la gay, evolucionara y fuera más fácil que se manifestara. Seguramente por eso, la película parece, puntualmente, de otro tiempo, como si estuviera hablando de un mundo que ya no existe, sin embargo el gran mérito de la obra y de la excelente realización, es que realmente muchas de las conversaciones pueden resultar muy modernas, y atemporales, es a veces apabullante la absoluta libertad con la que se expresan, su patetismo por momentos, y su manera de asumir el ridículo, que la hace aún hoy día feroz y turbadora.

Quizás existan otras películas LGTB más amables, incluso divertidas, pero esta resuma un realismo, que aun mostrando a un grupo de hombres adultos gay, podrían ser extrapolables a cualquier realidad occidental. Existían países en los que la censura prohibió la película, como en el nuestro, en el que no se pudo visionar hasta finales de los 70. Ahora, pasado el tiempo se puede ver como un documento reivindicativo de la dignidad del ser gay.

“Los chicos de la banda”, se debe visionar como un documento audaz y a favor de la inclusión y el derecho a la diversidad sexual, en un momento en el que ser gay estaba considerado dentro de las enfermedades mentales, lo que lo hace más avanzado aún, una lucha contra la corriente establecida;  ser gay era objeto de burla, castigo, incomprensión y “reeducación” dentro de las terapias que existían, algunas tan crudas como el temible electroshock, terapias que aún hoy en países avanzados se ofertan como milagrosas. (Javier Bernet)
Recomendada.

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