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martes, 12 de mayo de 2020

Música de Cine: Nino Rota (1911-1979)



El compositor de más prestigio en la música de cine europea, tanto por su indiscutible calidad como por las prestigiosas películas en las que intervino.

Procedente de una familia de músicos, comienza a estudiar piano con su madre, a los ocho años ya compone sus primeras piezas, y con los 11 entra en el Conservatorio de Milán en el que estudia armonía y contrapunto con los profesores Delachi, Orefice, y Bas, escribiendo allí su primer oratorio “L´infanzia di San Giovanni Battista” (1923), al que seguiría su comedia musical “Il principe Porcaro” (1926). En 1929 se diploma en composición en la Academia de Santa Cecilia de Roma, con Alfredo Casella, y dos años después se traslada a la ciudad norteamericana de Filadelfia donde sigue un curso de composición, dirección de orquesta e historia de la música con Rosario Scalero y Fritz Reiner.

Regresa a Italia en 1933 graduándose en literatura por la Universidad de Milán e iniciando una actividad como profesor musical, primero en Taranto y luego en Bari, donde dirigió su Conservatorio desde 1950 hasta la fecha de su muerte. Durante la desgraciada época del Fascismo italiano de Mussolini, intenta recuperar con su música la conciencia del pueblo ante lo que se avecinaba creando ritmos novedoso de alegres y nostálgicas sonoridades folklóricas, marcando para siempre estas melodías como su sello de identidad.

Alumno de los músicos Pizzetti y Malipiero, éstos le aportaron la inclusión de los instrumentos del folklore italiano en su música. En su música, repleta de lirismo y ternura, están representados Stravinsky, (con quien llegó a tener una buena amistad en sus tiempos de juventud), Debussy, Ravel, la música barroca, y Verdi; mientras que siempre ha manifestado que su ejemplo como músico de cine fue el maestro de maestros, Alfred Newman.


En el cine se ve inmerso en comedias intrascendentes como Casados a crédito o Un americano en vacaciones, y en el movimiento “neorrealista” surgido en la postguerra italiana, trabajando junto a Alberto Lattuada en Sin piedad y Luchino Visconti en Noches blancas y en uno de los estertores del movimiento Rocco y sus hermanos.

Un hombre clave para Rota será Federico Fellini, director con el que se encuentra en 1951 marcando su destino y estableciéndose entre ambos una de las uniones más duraderas y creativas de la historia del cine. Rota comprende a sus perdedores personajes en blanco y negro, con melancólicas y bellas melodías: El jeque blanco, Los inútiles, La strada, Almas sin conciencia, Las noches de Cabiria, y La dolce vita; después se aclimata a su mundo onírico y delirante creando música entre la nostalgia de pueblo y el divertimento cirquense: 8 ½, Julieta de los espíritus, I Clows, y Amarcord; y vuelve a sus raíces clásicas en las sobrias partituras de Roma, Satyricon, El Casanova, y Ensayo de orquesta.

Fellini junto a Rota
  
Aunque interviene en producciones internacionales históricas como Guerra y Paz, El gatopardo, y Waterloo, vive su momento de gloria cuando participa en El padrino (1972), utilizando como tema central una antigua melodía extraída de su película Fortunella (1957) y siendo éste el motivo por el que no puede optar al Oscar de ese año, obteniéndolo dos años después con El padrino II cuando una comisión especial decidió que la película podía competir al tener 40 minutos de música original y 25 de adaptada lo que no vulneraba las normas de la Academia. A partir de ese instante su nombre es reivindicado como uno de los grandes nombres de la música contemporánea, sus colaboraciones con Fellini idealizadas, su obra clásica reivindicada, y sus partituras italianas recuperadas. Mientras, en sus últimos años de vida, demuestra su clase en dos aclamadas bandas sonoras: Muerte en el Nilo y Huracán.




En 1995 nace la fundación que lleva su nombre en Venecia con el objeto de salvaguardar los trabajos de los compositores italianos del siglo XX, llevada personalmente por su hija, Nina; y ese mismo año la discográfica CAM establece su premio “Nino Rota Concerto” otorgado a compositores italianos de amplia trayectoria artística cuyo primer designado es un abnegado admirador de su trayectoria como Ennio Morricone.

Su capacidad de trabajo le hace responsable de una extensa obra clásica entre la que encontramos sinfonías, piezas líricas, música religiosa, dos sonatas para viola y piano, música de cámara para flauta, oratorios... También escribió las óperas: “Ariodante” (1942), “Torquemada” (1943), “Il cappello di paglia di Firenze” (1955), “I due timidi” (1950), “La notte di un neurasténico” (1959), “Lo scoiattolo in gamba” (1959), “Aladino e la lampada magica” (1968), “La visita meravigliosa” (1970), y “Napoli milionaria” (1977); y música para ballet: “La rappresentazione di Adamo ed Eva” (1957), “La Strada” (1965), “Aci e Galatea” (1971), “Le Molière Imaginaire” (1976) y “Amor di poeta” (1978).




Una docena de Bandas Sonoras imprescindibles:

·        1978: Death on the Nile (Muerte en el Nilo)
·        1976: Il Casanova (El Casanova)
·        1973: Amarcord
·        1972: The Godfather (El padrino)
·        1968: Romeo and Juliet (Romeo y Julieta)    
·        1963: Otto e mezo (8 ½)
·        1962: Il gattopardo (El gatopardo)
·        1960: Rocco e suoi fratelli (Rocco y sus hermanos)
·        1960: La dolce vita
·        1959: Plein soleil (A pleno sol)
·        1956: War and Peace (Guerra y paz)
·        1954: La strada



Estudio de la B.S.O. “Muerte en el Nilo”.
José-Vidal Rodriguez.

 

El 10 de abril de 1979 fallecía en Roma, víctima de una trombosis coronaria, uno de los maestros más destacados que ha dado la música de cine. El milanés Nino Rota entra de lleno en el grupo de compositores a los que el Séptimo Arte no terminará de agradecer sus incontestables joyas sonoras compuestas durante más de treinta años de dilatada carrera. Como de todos es conocido, la figura de Rota siempre quedará asociada a su partenaire artístico perfecto, el no menos genial Federico Fellini. Pero más allá de esta fructífera simbiosis, el compositor ahondaría durante su extensa filmografía en otros registros ajenos al peculiar universo felliniano, consiguiendo igualmente excelentes resultados.

Dentro de este grupo, no sólo obras archiconocidas tales como “El Padrino” o “Romeo y Julieta” suponen muestras de su indudable versatilidad. Rota tuvo también otros flirteos con el cine de “grandes estudios”, entre los cuáles el ejemplo que ahora nos ocupa se enmarca de lleno en el grupo de sus mejores creaciones. "Death On The Nile", superproducción que constituyó la segunda adaptación cinematográfica de una novela de Agatha Christie tras la exitosa “Asesinato en el Orient Express”, fue también la última de las grandes obras compuestas por Rota antes de su fallecimiento. Mia Farrow, David Niven, Peter Ustinov o Bette Davis conforman parte del espectacular reparto conducido por el director John Guillermin, que logró dar el suficiente empaque a esta nueva trama del detective Hercules Poirot: diez pasajeros de un crucero por el Nilo son los sospechosos del asesinato de una rica heredera norteamericana, y prácticamente todos ellos tienen más de una razón para haber cometido el crimen. Situación más que propicia para que el mítico Poirot ponga de nuevo su materia gris a funcionar para descubrir al culpable.


Para musicar el exclusivo entorno de lujo y pomposidad del crucero, y los devaneos, intrigas y dudas de un crimen a resolver, Nino Rota acude a un tipo de música que siempre se sitúa en un contexto de suntuosidad y lirismo envidiables. De hecho, si una palabra define la partitura del italiano, esa es sin duda la elegancia. El escenario elitista de la trama inspira al autor para ofrecer un ramillete de melodías lujosas, ampliamente melódicas, con la misma exquisitez de la que siempre ha hecho gala, pero en esta ocasión dotadas de un acabado más ampuloso de acuerdo con el cariz aristocrático de la tripulación del “S.S. Karnak”, la embarcación a vapor que remonta el Nilo y sirve de marco a las intrigas del filme.

El tema escuchado en los ”Main Titles” es la muestra más clara de que nos hallamos ante un Rota más contundente de lo habitual y ampliamente dotado -si alguna duda quedaba- para quitarse el estigma felliniano y poder musicar superproducciones de este estilo. Con el lujoso “Karnak” como un protagonista más de la trama, el italiano compone una fanfarria a cinco notas dominada por un ritmo aminorado e incisivo, que representa magníficamente ese lento, pesado pero imponente navegar de la embarcación. Y con el trasfondo de la belleza del Nilo, el tema acaba derivando en una sutil frase a cuerdas de leve sabor arábigo, que como comprobaremos después, conformará un propio leitmotiv necesario para contextualizar el argumento. En este sentido, es loable cómo el maestro italiano es capaz de plasmar la distinción británica y el exotismo egipcio sin variar en demasía -sobre todo para esto último- la orquestación.

El quinteto de acordes de esta fanfarria central no cesará de sonar durante la partitura, con la intención clara de recordarnos la solemnidad del barco, mientras paralelamente se van sucediendo los trágicos acontecimientos a bordo. Al respecto, escucharemos el tema en la partida del crucero (“The Steamboat Departs”), o a modo descriptivo de las vistas del famoso río (“Journey On The Nile”), y en diversos cortes más de forma levemente sugerida.


Si el magnífico tema de los títulos de crédito es ya de por sí razón suficiente para hacerse con esta obra, qué decir de la segunda melodía en importancia, que funciona además como pretendido tema de amor. El ”Duet (Main Love Theme)” es la constatación de que la inspiración de Rota resultaba más que notoria hasta en sus últimos encargos, y que su distinción alcanzaba especiales cotas de genialidad en este tipo de melodías de virtuosa emotividad. El tema, (que ya sonaba en el “Arrival At Wode Hall” concluido por los acordes de la marcha nupcial) no es sino uno de esos cortes indispensables en la filmografía del italiano. Bellísima construcción que en "The Great Pyramids" alcanza resultados insuperables en su conjunción con una potente orquestación, desarrollándose la hermosa melodía base, mientras acotaciones de percusión y metal dotan al conjunto de una grandeza que se enmarca por méritos propios entre lo mejor compuesto por el Rota de la última etapa.

Momentos más oscuros e inquietantes nos ofrece el maestro en ”The Temple of Karnak”, en el rutinario suspense de “Linnet´s Pearls” o en ”The Conclusive Evidence”, ejemplo perfecto de cómo el músico es capaz de abandonar su omnipresente lirismo y volverse netamente incidental, en pos de potenciar la sensación de presagio por la resolución de la trama.

Es obvio que no podía faltar un referente musical asociado al incomparable paisaje egipcio. En "The Statues of Rameses" y sobre todo en "Jackie´s Theme" se recupera, de forma más desarrollada, aquella frase ya mencionada de los “Main Titles” con cierto sabor árabe, pero lo suficientemente elegante -de nuevo tengo que usar este adjetivo- como para funcionar con versatilidad y plena adecuación durante más de una secuencia del filme. No podríamos acabar la reseña sin destacar la enorme importancia que la música diegética alcanza en el score, como forma de ambientar el universo aristocrático de la tripulación del Karnak. Al respecto, el álbum ofrece no pocos ejemplos de los diversos estilos musicales interpretados a bordo, todos ellos perfectamente asimilados por Rota; desde esa especie de charleston del ”I Love My Baby”, pasando por el agradecido tango de “Jealousy” o el delicado "Walz-The White Nile”.
 

La reedición de la banda sonora por el sello DGR cuenta con el hándicap de ofrecer el mismo tracklist que ya estaba previamente disponible tanto en LP como en aquel compacto aparecido a principios de los 90, “Poirot At The Movies”, que incluía también el score de “Murder On The Orient Express” de Richard Rodney Bennet. 36 minutos que saben francamente a poco, pero suficientes para recomendar sin paliativos la compra de un álbum imprescindible para aquellos que deseen paladear el sabor de la distinción y la grandeza de un músico irrepetible.

Muerte en el Nilo

Y, para finalizar, os dejamos con una suite insuperable de su obra magna “El padrino”, realizada por The Danish National Symphony Orchestra. Todo un lujo y un placer.


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