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sábado, 30 de enero de 2016

La chica danesa, de Tom Hooper



Título original: The danish girl. Dirección: Tom Hooper. País: Reino Unido, Alemania y EE.UU. Año: 2015. Duración: 119 min. Género: Drama. Guión: Lucinda Coxon
basado en la novela de David Ebershoff. Producción: Gail Mutrux, Anne Harrison, Tim Bevan, Eric Fellner, Tom Hooper. Fotografía: Danny Cohen. Montaje: Melanie Oliver. Música: Alexander Desplat. Vestuario: Paco Delgado. Dirección artística: Grant Armstrong, Tom Weaving. Estreno en España: 15 enero 2016.
Intérpretes: Eddie Redmayne (Einar Wegener / Lili Elbe), Alicia Vikander (Gerda Wegener), Emerald Fenneld (Elsa), Matthias Schoenaerts, Amber Heard (Ulla), Tusse Silberg (Older woman), Ben Whishaw, Sebastian Koch, Victoria Emslie, Adrian Schiller (Rasmussen), Richard Dixon, Paul Kerry, Helen Evans,  Michael Gade Thomsen y Alicia Woodhouse.

Sinopsis:
Drama basado en la verdadera historia de una pareja de artistas daneses, Einar y Gerda Wegener. La vida de este matrimonio dio un giro cuando Einar sustituyó a la modelo femenina que su mujer, Gerda, tenía que pintar. Cuando los retratos resultan ser un éxito, ella anima a su marido a adoptar una apariencia femenina. Lo que comenzó como un juego llevó a Einar a una metamorfosis que puso en riesgo el amor de su esposa.

Fotograma de "La chica danesa"

Comentarios:
Pasó por el Festival de Venecia 2015 dentro de la sección oficial y últimamente ha conseguida cuatro nominaciones a los Oscar (incluyendo mejor actor). El realizador británico Tom Hooper, se interesa por el tema de la primera transexual Lili Elber. Tal como se podrá apreciar en la película, la identidad de género de Lili era femenina, pero al nacer era de sexo masculino. De acuerdo con la terminología actual, era una mujer transgénero, por lo que no debemos referirnos a ella con un pronombre masculino. Sería un error hablar de ella como de un hombre o llamarla un hombre trans, ya que Lili se veía a sí misma como una mujer.  
Catapultado por el éxito de su tercer largometraje, “El discurso del rey”, el cineasta Tom Hooper se lanza por otros derroteros, una espectacular versión musical de la novela de Victor Hugo “Los miserables” en la que, a pesar de algunos altibajos, Hooper volvió a demostrar ser un infalible director de actores, haciendo que Anne Hathaway lograse la estatuilla dorada a la mejor actriz secundaria por su desgarrador rol de Fantine.
Tras estos dos triunfos consecutivos, no es de extrañar que el realizador vuelva a reincidir en el cine de época con un nuevo biopic (género que parece estar en boga en los últimos años, así como muy presente en las carreras de premios), “La chica danesa” (The danish girl, 2015), que cuenta la valiente historia de la primera persona que se atrevió a someterse a un tratamiento de cambio de sexo, a través de cinco operaciones quirúrgicas a lo largo de dos años. Einar Mogens Wegener nació en Dinamarca en 1882 y llevó una vida normal como varón, dedicándose a pintar paisajes y casándose con otra joven artista, Gerda, especializada en ilustraciones para revistas de moda. El modo en que descubre su verdadera identidad como la pintora Lili Elbe, una mujer atrapada en un cuerpo masculino que no le corresponde, y cómo aquellas circunstancias afectaron a la relación con su esposa, quedaron reflejados en la autobiografía “Man into Woman”, publicada en 1933 y convertida en novela en 2001 por el escritor David Ebershoff.
En opinión de José Martín, “La chica danesa” es, al mismo tiempo, una poderosa historia de amor incondicional —el de Gerda hacia su pareja (primero Einar; finalmente Lili)— y un canto a la búsqueda de la felicidad, en este caso, lograda a través del encuentro y autoaceptación del verdadero yo de la protagonista, así como su paulatina metamorfosis en la mujer que siempre ha querido ser. El matrimonio Wegener queda representado en la película como la viva estampa de la complicidad y la armonía, compartiendo una vida idílica y su pasión por el arte. Precisamente, cuando Gerda necesita a una modelo para uno de sus trabajos y recurre a su marido para que pose vestido con prendas femeninas, se abre un camino sin retorno para la pareja, ya que, lo que comienza como una especie de juego (el éxito de la nueva y misteriosa modelo de Gerda es tal que Einar adopta el álter ego de Lili para sucesivos retratos), va dando paso al descubrimiento del marido de su auténtica naturaleza, la de una mujer atrapada en el cuerpo de un hombre que, desde ese momento, lucharía por salir a la superficie. Es en la comprensión de Gerda, su acompañamiento en el duro tránsito de su pareja a la apariencia que desea, y el cómo afronta que su todavía esposo comience a manifestar deseos sexuales hacia hombres, donde la película funciona mejor, pese a que el tratamiento de las relaciones de Lili con los personajes masculinos sea un poco ligero y superficial. El guion de Lucinda Coxon parece más preocupado, en este sentido, en resaltar el dilema al que se enfrenta Gerda que el torturado mundo interior del personaje central y su metamorfosis, centrándose exclusivamente en los obstáculos a los que el matrimonio tiene que hacer frente para seguir unido, por encima de cualquier género (su amor nunca desaparece; únicamente evoluciona) y relegando al resto de personajes secundarios a la categoría de meras comparsas sin excesivo desarrollo dramático.

Eddie Redmayne y Alicia Vikander

Al igual que “El discurso del rey”, el nuevo filme de Hooper tiene ese acabado formal tan académico habitual en las cintas de época británicas —aun cuando la historia de “La chica danesa” transcurra en Copenhague—, con un notable trabajo de ambientación, vestuario y, sobre todo, una magistral labor en la fotografía de Danny Cohen, muy pictórica y esteticista (tal vez demasiado, ya que corre el riesgo de eclipsar con su belleza visual a lo que realmente quiere contar). También la música de Alexandre Desplat contribuye a construir una atmósfera sensible y delicada. Tan delicada como es la manera en el que se traduce en imágenes el progresivo cambio de Einar en Lili. En este sentido, Eddie Redmayne realiza una actuación impecable, con la dosis exacta de amaneramiento, midiendo milimétricamente cada mirada, gesto o movimiento para no caer en la caricatura y buscar, descaradamente, una nueva nominación al Óscar tras el premio recogido el año pasado por su celebrada personificación del astrofísico Stephen Hawking en “La teoría del todo” (James Marsh, 2014), otro biopic con el que “La chica danesa” guarda ciertas similitudes en el retrato de un matrimonio protagonista en el que la esposa sufre en sus carnes los conflictos internos del marido. Y, al igual que la magnífica Felicity Jones de aquella cinta, es Alicia Vikander quien roba la atención en un papel que, de primeras, tenía menos oportunidades de lucimiento que el de su compañero de reparto. La joven actriz inunda de fuerza, humanidad y empatía a su rol de Gerda, al tiempo que logra una maravillosa química con Redmayne que hace que el filme, a pesar de no resultar especialmente arriesgado o audaz en su escritura (todas las escenas se mueven dentro de terrenos convencionales), sea una auténtica doble lección de interpretación, así como una gran historia de amor, valor, coraje y superación. Tal vez, por pudor, “La chica danesa” se quede un tanto en la superficie de los tormentosos temas que trata, pero no cabe duda de que Hooper ha sabido plasmar con sutileza y elegancia esta inspiradora historia de Lili, auténtica pionera en los años 20 del movimiento transgénero, merecedora de ser conocida por las nuevas generaciones.


1 comentario:

  1. Sales del cine con un muchos sentimientos a flor de piel. Hay belleza en todo, en el vestuario, en los paisajes. Los cuadros que pinta ella recuerdan a Tamara Lempica. Ojalá gane varios Oscars. Ana

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