Páginas

viernes, 4 de marzo de 2022

Licorice Pizza (Paul Thomas Anderson, 2021)

 

Título original: Licorice Pizza. Dirección: Paul Thomas Anderson. País: USA. Año: 2021. Duración: 133 min. Género: Comedia dramática.

Guión: Paul Thomas Anderson. Fotografía: Paul Thomas Anderson, Michael Bauman. Música: Jonny Greenwood. Montaje: Andy Jurgensen. Producción: Sara Murphy, Adam Somner, Paul Thomas Anderson.

Nominada al Oscar a Mejor Película 2021. Nominada al Globo de Oro a Mejor Película 2021. Nominada al BAFTA a Mejor Película 2021. Mejor Guion 2021 del Círculo de Críticos de Nueva York.

Fecha del estreno: 11 Febrero 2022 (España).

 

Reparto: Alana Haim (Alana Kane), Cooper Hoffman (Gary Valentine), Sean Penn (Jack Holden), Tom Waits (Rex Blau), Bradley Cooper (Jon Peters), Benny Safdie (Joel Wachs), Skyler Gisondo (Lance), Mary Elizabeth Ellis (Momma Anita), John Michael Higgins (Jerry Frick), Christine Ebersole (Lucy Doolittle), Harriet Sansom Harris (Mary Grady), Ryan Heffington (Steve), Nate Mann (Brian), Joseph Cross (Matthew), George DiCaprio (Mr. Jack), Ray Chase (B. Mitchel Reed), Emma Dumont (Brenda), Yumi Mizui (Mioko), Megumi Anjo (Kimiko), Maya Rudolph (Gale), John C. Reilly (Fred Gwynne), Dan Chariton (Sam Harpoon).

 

Sinopsis:

Alice Hyatt, casada con un repartidor y madre de un rebelde hijo de once años, lleva una vida mediocre en Socorro (Nuevo México). Un día, conversando con su confidente y vecina, recibe la noticia de que su marido ha fallecido en un accidente de tráfico. A partir de ese instante se plantea cambiar totalmente de vida y, tras vender sus escasas pertenencias, ella y su hijo se dirigen a Monterrey (California), su ciudad natal y el único lugar donde Alice cree que podrá hacer realidad el sueño de su vida: cantar.  

 

Comentarios:

Hay tres otoñales directores en el cine estadounidense que mantienen el prestigio crítico desde sus comienzos: también el tirón comercial. Son David Fincher, Christopher Nolan y Paul Thomas Anderson. El primero casi nunca me ha decepcionado. Nolan y su poderío visual son capaces de lo mejor e igualmente de caprichos pretenciosos, aparatosos y vacíos. Anderson ha estado convencido desde su inicio de que lo que hace es permanentemente artístico y sus sofisticados e inquebrantables seguidores también están convencidos de que lo que aborda su ídolo se convierte en gran cine. Tengo mis dudas. Encuentro fascinantes, complejas, y tragicómicas dos obras maestras como Boogie Nights y Magnolia. Me intriga bastante The Master, a pesar de su muy pasado e insoportable protagonista, el glorificado Joaquin Phoenix. Y presto solo atención a los 15 minutos iniciales de Pozos de ambición. El resto me parece un delirio sin gracia. Y no soporto el resto de su aclamada obra. Pero se agradece que estos directores que te pueden deslumbrar o irritar sobrevivan en medio de ese Hollywood rutinario, formulista y bobo, volcado exclusivamente en Marvel y otras mareantes sagas.

Anderson es imprevisible, nunca sabes qué tema va a abordar, pero está claro que sus historias te van a sorprender. Para bien o para mal. No entendí nada de lo que contaba en El hilo invisible, su anterior película, la de ese sastre exquisito, destructivo y masoquista. Pero en Licorice Pizza ha decidido ser amable, plasmar con suaves matices la problemática y agridulce historia de amor entre un chaval de 15 años y una mujer de 25. Anderson retorna en la ambientación a los años setenta y la localiza en el Valle de San Fernando, un lugar que ha frecuentado en sus relatos y donde pasó su infancia y parte de la juventud. Imagino que en esta trama ha recurrido a sus recuerdos. Existe un tono intimista, púdico, un desarrollo de sentimientos que parece conocer muy bien. Él, que puede ser salvaje describiendo las relaciones humanas o utilizar una dureza perversa, aquí prefiere despertar la sonrisa, alejarse de lo agrio, describir con cercanía la permanente atracción, las incertidumbres, la huida ocasional, el disimulo, el pinchazo de los celos, la negativa a rendirse a la separación definitiva entre dos personas que se aman, aunque la diferencia de edad se lo ponga crudo para oficializar su relación. Ambos son emprendedores, poseen olfato para buscarse la vida, se intuyen, se huelen, se divierten, se juntan y se escapan. No sabemos si tienen futuro, pero nos despedimos de ellos sabiendo que tienen presente, que el sueño se está cumpliendo.

Anderson ha elegido para interpretar al crío a Cooper Hoffman, hijo de Philip Seymour Hoffman. Aquel señor, que la palmó con una sobredosis de caballo hace ocho años, era mi actor favorito de las últimas décadas. Podía dotar de credibilidad y magnetismo a todo tipo de personajes. Era genial. Su hijo reúne cierto parecido físico con él y ambos están amenazados por la redondez. Este adolescente es cálido, irónico, resistente. Y Alana Haim posee encanto, humor militantemente judío, atrevimiento, una personalidad rara y atrayente. Y también se apuntan al proyecto de Anderson en colaboraciones breves, e imagino que no por dinero sino por el honor de trabajar con director tan singular, alguna gente ilustre como Sean Penn, Tom Waits, y Bradley Cooper. La banda sonora es reconocible y eso se agradece. Salgo de Licorice Pizza con buen sabor de boca. Nada más. Me conformo con eso. (Carlos Boyero)

Recomendada.




No hay comentarios:

Publicar un comentario