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lunes, 15 de noviembre de 2021

Banda Sonora Original: You´re the one (Una historia de entonces)

 

 

El título de esta película de José Luis Garci está tomado de la letra de la famosa canción de Cole Porter, “Noche y día” y aunque se subtitule “Una historia de entonces”, declara una vez más su admirada rendición hacia la cultura norteamericana que subyace en el cine estadounidense. Esa historia de entonces nos cuenta algo ocurrido a mediados de los años cuarenta: donde un a bella mujer alta burguesía, Julia, se cura de la melancolía del amor desdichado al entrar en contacto con las gentes del pueblo (el maestro, el cura, la humilde familia que guarda la casa solariega) donde vivió su infancia.

 

Las mañanas son mejores que las tardes y las tardes mejores que las noches. El peor momento es cuando el sol desaparece por las ventanas…, le confiesa al doctor Bermann. Frente a la ventana, ataviada con el color del luto y con una mirada melancólica fuera del mundo, los ensimismados pensamientos de Julia penetran los finos visillos que cuelgan de las ventanas impregnando sobre ellos su pálida tristeza. Incluso la luz parece estar enferma. Julia está con la cabeza, pensando; con el corazón, sintiendo y con el cuerpo, sufriendo…

 


La luz es la vida, la vida es el calor, el calor es el amor; qué es el calor; qué es la vida. Vivir es querer; es tener esperanza, aun cuando sabes que la probabilidad es casi inexistente; vivir es sentirse morir… Una parte de ella es apasionada y arde sola. Y hay otra que se busca angustiosamente a sí misma. Julia se siente emocionalmente mutilada. La pérdida de quien habita su interior la ha dejado un gran dolor, un vacío casi incurable. Quizá su único consuelo lo encontrase en la música… ¡y en la ópera!, que llega a todos los rincones del alma, porque de él sale; porque es el lenguaje de los ángeles… a los sentimientos los viste y desnuda… es sagrada… es epifánica…

 

¡Cuánto tiempo hacía que la música no se escuchaba en la gran casona solariega de Llendelabarca! Y sucedió… Juanito se sintió abrumado ante aquella voz lírica y celestial que procedía de la habitación de la Srta. Julia. Era Nessun Dorma, la ópera de Puccini, que significa ¡Qué nadie duerma! No duermas, ni siquiera tú, oh, princesa, oh príncipe, en tu gélida habitación, en tu fría celda. La voz imploraba a dos almas en flor, a esos amantes que probablemente sabían que no volverían a verse jamás. ¡Mirad las estrellas, mirad el mar, que tiemblan de amor y de esperanza! El destinatario de sus sentimientos está en el corazón de Julia. Y nadie sabe su nombre, el nombre del muerto que lleva pegado a su alma, como expresó tía Gala (inmensa Julia Gutiérrez Caba) a su nuera Pilara y a su nieto Juanito. Cuando la luz resplandezca y los recuerdos se restablezcan, qué vencerá…

 


También se oye en el filme “Night and Day” (Letra y música: Cole Porter, 1932), en la versión de Allan Jones (1945). Una cinta sin fin en el segundo verso, en el subtítulo de lo que en su día fue. Su amor vencerá a los recuerdos mientras sigan habitándose en el alma del otro, aunque para ello deba dejarle partir…

 

Si en «El abuelo» las correspondencias epistolares mantenidas por Lucrecia Richmond con su amante Carlos Eraul eran a la vez su fortaleza y debilidad, en «You’re the One» Julia deberá superar el mensaje póstumo de su amado. Una carta, cuyo contenido escuchamos con la voz de él en el pensamiento de ella, hace sentirnos cómplices de su historia de entonces. En cada palabra suya sintió… qué sintió… su último aliento, los versos de su pretérita canción… You and me. You’re the One…

 


Conservador de una estética y narrativa cinematográficas que tomaban al Hollywood clásico como referente indiscutible, José Luis Garci es, sobre todo, un apasionado del cine, un escritor nostálgico de cinefilia carismática y mediática; un cineasta “copista”, que homenajea e imita hasta la exasperación un cine pretérito muy próximo al autor y con el que se siente cómodo entre la nostalgia y la reiteración temática y musical. Una de sus reconocibles manías es la manipulación de doblajes en la sala de montaje (las mismas voces para diferentes películas), las preferencias por idénticos sonidos naturales diegéticos, etc.

 

La composición musical de Pablo Cervantes atesora calidad y sensibilidad, con un aire bello y melancólico. Es de una tristeza casi inmarcesible. Indisociable al graznido de las gaviotas y a las caricias de la brisa del mar, su profundidad melódica alienta y casi diluye las imperfecciones de la película, hasta el punto de lograr que no se las tenga demasiado en cuenta. Por ende, se erige como una protagonista cardinal, capaz de englobar y realzar las emociones implícitas de los personajes y de conmover la de quienes la escuchamos con deleite. La banda sonora original recibió en el filme un tratamiento descuidado (arbitrario, reiterativo…), lo que la hizo caprichosa, diferente… meritoria de estudio. Peor tratamiento musical dio Garci a su anterior película (la imperecedera asociación que estableció «Nimrod, Variaciones Enigma IX», del compositor inglés Edward Elgar, para su adaptación cinematográfica de la novela de Benito Pérez Galdós). Véase también cómo la música de cine fue una asignatura pendiente para el autor de «Volver a empezar».

 


Es Nochebuena. En el gramófono suena la opereta “Die Fledermaus” (el murciélago) de Johann Strauss, y piezas de Händel y Bach. “Uno deja de ser niño cuando no se atreve a saltar por encima de su sombra”, dijo don Orfeo a Julia ante el Oratorio Der Messias HWB 56, con el coro del Aleluyah de Händel… La música clásica resuena en la iglesia de Cerralbos del Sella… irradia alegría, nacimiento, esperanza… Hace soñar despierto al tímido y bondadoso Orfeo, el maestro de escuela enamorado (quizá) de una ilusión, de una mujer inalcanzable.

 

Convence o gusta más por lo que sugiere, por los matices del entonces, de lo que imaginamos nunca fue… nos dejó miradas puestas en el horizonte, con pies descalzos a orillas de un mar gris; el humo que desprendía el habano que fumaba tía Gala-fuerte y puro como su sabiduría-; el intimismo hasta donde pudo ser; la nostalgia, la melancolía,… el amor, el desamor... y la historia con sus lagunas, hermosamente fotografiada, decorada y nevada… con personajes como Juanito, que sueñan despiertos viendo películas americanas. «¿Te acuerdas de la película de vaqueros que vimos en el Bar España en que el chico le decía a la chica: no me gustan las despedidas, cariño? Pues a mí tampoco me gustan». Homenajes cinéfilos con proyecciones de Sospecha (Hitchcock), Tú y yo (1939, Leo McCarey), Sucedió una noche (Capra), Gunga Din (George Stevens)… o las partidas de ajedrez de tía Gala siguiendo el último movimiento de un contrincante no visible…

 


…El Tribunal de Represión del régimen franquista del que es víctima el amado pintor de Julia (un drama tocado sólo de paso); el aislamiento y el vacío, los anhelos y frustraciones,... Y la esperanza, que también sigue iluminando la ilusión de Pilara, quien espera el regreso de su marido arrancado de su lado por la guerra civil… y la duda vocacional del párroco don Matías, ese cura contradictorio, rancio en apariencia, que admira el cubismo de Picasso, que ama el cine -y lo ama de veras-, por mucho que éste lo oculte, que lo censure y que le molesten las vestimentas modernas y los besos de cine…Y con los naranjos en flor a punto de despertar su aroma a azahar, lo que «You’re the One» nos dejó en un invierno cualquiera…

 

Puccini, Cole Porter, Strauss,… y Pablo Cervantes inundan los fotogramas de esta película con musical celestial. Nos quedamos con Cervantes y su tema principal. 

 


 

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