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domingo, 27 de enero de 2019

La casa de Jack (Lars von Trier, 2018)


Título original: The House That Jack Built. Dirección: Lars von Trier. País: Dinamarca. Año: 2018. Duración: 150 min. Género: Thriller.  
Molly Malene Stensgaard (Montaje), Manuel Alberto Claro (Fotografía), Lars Von Trier (Guión), Jenle Hallund, Lars Von Trier (Guión adaptado), Louisevesth (Producción), Tomas Eskilsson, Thomas Gammeltoft, Leonid Ogarev, Peter Aalbæk Jensen, Charlotte Pedersen (Producción ejecutiva), Kristian Selin Eidnes Andersen (Sonido), Dennis Knudsen (Maquillaje), Manon Rasmussen (Vestuario), Simone Grau Roney (Dirección Artística), Dennis Knudsen (Peluquería).
Presentada en la sección oficial (fuera de competición) del Festival de Cannes 2018.
Estreno en Sevilla: 25 Enero 2019.

Reparto:
Matt Dillon (Jack), Bruno Ganz (Verge), Uma Thurman (Mujer 1), Siobhan Fallon Hogan (Mujer 2), Sofie Gråbøl,  (Mujer 3), Riley Keough (Simple).

Sinopsis:
Estados Unidos, años setenta. Seguimos al brillantísimo Jack durante cinco incidentes a medida que descubrimos las muertes que marcan su recorrido de asesino en serie. Vivimos la historia desde el punto de vista de Jack. Para él, cada asesinato representa una auténtica obra de arte, pero su inadaptación le causa problemas con el mundo que le rodea. A pesar de que la policía parece estar cada vez más cerca de descubrir al autor de los crímenes (algo que le exaspera y le presiona) y contra cualquier tipo de lógica, decide arriesgarse cada vez más. A lo largo de la película, Jack nos habla de su situación personal, de sus problemas y de lo que piensa mediante conversaciones con un desconocido llamado Verge. Una mezcla grotesca de sofismas, de autocompasión casi infantil y de explicaciones detalladas de las difíciles y peligrosas maniobras de Jack.

Fotograma de "La casa de Jack"

Comentarios:
Para Lars von Trier, el P. T. Barnum del cine de autor, el ser humano es un espejo que refleja los dos reinos en conflicto de la cosmología cristiana: Cielo e Infierno. O alma y cuerpo. “La casa de Jack” sostiene que, bajo su encadenado de radicales experimentaciones, la filmografía del danés ha estado siempre al servicio de un único y obsesivo tema: la estrecha unidad entre el Bien y el Mal. No es casual que, al final de cada capítulo de su serie “The Kingdom” (1994-97), el cineasta, forradito de ironía filohitchcockiana (llegaba a presentarse como “el humilde Lars von Trier”), despidiera a los espectadores refiriéndose a esa falsa dialéctica moral que, en esta clara etapa de recapitulación creativa que aquí culmina, también ha inspirado el título -Lars von Trier. The Good with the Evil- de la exposición en torno a su obra que inauguró el Museo de Arte y Cultura Visual Brandts de Odense en noviembre de 2017.
Lars von Trier ya es una pieza de museo. La película puede interpretarse como el sonoro lamento de quien aspiraba al Louvre y tuvo que conformarse con la Saatchi Gallery. “La casa de Jack” adopta la forma de una confesión a las puertas del Infierno: un discurso que a ratos tantea la apología narcisista para culminar en feroz ajuste de cuentas con quienes no han sabido valorar la arquitectura genial que sustenta una obra incomprendida. Jack, el psychokiller encarnado con gélida autoridad por Matt Dillon, funciona como la contrafigura de un Lars von Trier embriagado por la fantasía, un poco adolescente, de diluir las fronteras entre arte y crimen.
Sostenida sobre secuencias de incuestionable fuerza –la cacería de la familia, el episodio de Uma Thurman-, la película acaba siendo esclava de una fórmula –discurso transgresor + interlocutor comprensivo + interludios culteranos- que el director ya había aplicado magistralmente en el díptico “Nymphomaniac” (2013). El tono es de comedia negrísima y todo apunta a un cierre de ciclo, pero la película no se gana un lugar en el infierno de los perversos, sino una temporada en el purgatorio de los redundantes. (Jordi Costa)
Recomendada (con reservas).

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