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lunes, 28 de enero de 2019

Adiós Michel Legrand

Un artículo de JUAN JOSÉ ROLDÁN 

Acabo de enterarme. Michel Legrand murió anoche, y me ha recorrido un indescriptible escalofrío cuando recuerdo cómo hace justo un año disfrutamos aquí, en el Lope de Vega, de su excelente forma al piano y la voz, recorriendo algunos de sus más memorables e inolvidables éxitos. Con él se va otra leyenda de la música ligera, el jazz y las bandas sonoras.

Recuerdo cómo siendo un niño crecí al son de una versión cien por cien respetuosa del tema de amor de Verano del 42 a cargo de la Orquesta de Dimitri Papadopoulos, una de tantas grabaciones que llenaban las estanterías de la sección de discos de El Corte Inglés, o la canción de El caso de Thomas Crown, Los molinos de tu viento, en versión de Henry Mancini y su Orquesta, y cómo luego descubriría su posible influencia en Penélope de Serrat y Lady Caroline Lamb de Richard Rodney Bennett respectivamente. El tiempo me hizo descubrir al compositor de la Nouvelle Vague, con Jacques Demy (Los paraguas de Cherburgo, Las señoritas de Rochefort) y Agnes Varda (Cleo de 5 a 7), y al fiel colaborador del matrimonio Alan y Marilyn Bergman (El caso Thomas Crown, What Are You Doing the Rest of Your Life, de Con los ojos cerrados, How Do You Keep the Music Playing, de Amigos muy íntimos, o las espléndidas canciones de Yentl, que le valieron su tercer Oscar).

Frank Sinatra, Barbra Streisand, Shirley Bassey, Matt Monro, Sarah Vaughan, Ray Charles Jessye Norman o más recientemente Natalie Dessay, por citar sólo algunos artistas, entonaron sus canciones apoyadas en maravillosas melodías y elegantes arreglos, irremediablemente asociadas a una época y una forma de ver la vida diferentes. Con lágrimas en los ojos, lo aseguro, escucho los títulos de crédito de Pret-a-Porter, una música que resume su talento, su glamour y su excelente habilidad para combinar lo clásico y el jazz, con ritmo y elegancia. ¿Qué vamos a hacer el resto de nuestra vida? De momento adaptarnos y seguir disfrutando del legado de Legrand, deseando que allí donde se encuentre, si de verdad vamos a alguna parte, nos cante con su dulce y quebrada voz aquello de Te esperaré. De momento les recomiendo escuchar a la soprano neozelandesa Kiri Te Kanawa en el disco que grabó con él en 1992, Magic, la emocionante Comme elle est longue a mourir ma jeunesse. Yo no puedo evitar llorar cada vez que lo hago.


domingo, 27 de enero de 2019

The Old Man and the Gun (David Lowery, 2018)


Título original: The Old Man and the Gun. Dirección: David Lowery. País: USA. Año: 2018. Duración: 93 min. Género: Drama.  
Lisa Zeno Churgin (Montaje), Joe Anderson (Fotografía), David Grann, David Lowery (Guión), Daniel Hart (Música), Toby Halbrooks, Bill Holderman, James M. Johnston, Anthony Mastromauro, Dawn Ostroff, Robert Redford, Jeremy Steckler, James D. Stern (Producción), Annell Brodeur (Vestuario).
Nominado al mejor Actor de Comedia (Robert Redford) en los Globos de Oro 2018.
Estreno en Sevilla: 25 Enero 2019.

Reparto:
Robert Redford (Forest Tucker), Casey Affleck (John Hunt), Sissy Spacek (Jewel), Elisabeth Moss (Dorothy), Danny Glover (Teddy), Tom Waits (Waller), Tika Sumpter (Maureen Hunt), John David Washington (L.T. Kelley), Elisabeth Moss (Dorothy), Keith Carradine (Capitán Calder), Isiah Whitlock Jr (Detective Gene Dentler).

Sinopsis:
Basada en la historia real de Forrest Tucker, un apuesto ladrón de bancos que en sus 80 años de vida logró escaparse 18 veces de prisión. Retirado del oficio, Tucker vive en un hogar de jubilados y ha encontrado en Jewel al amor de su vida. Cuando un día ve al detective John Hunt por televisión, el ex atracador siente la necesidad de dar un último golpe y demostrar que aún puede traer en jaque a los policías más competentes.


Fotograma de "The Old Man and the Gun"

Comentarios:
«Nada dice adiós como una bala», fue la frase elegida para ilustrar el cartel de “Un largo adiós”, la película de Robert Altman sobre la novela de Raymond Chandler. Y en efecto, es así como otro Robert, de apellido Redford, ha decidido despedirse (o casi) del cine. “The Old Man and the Gun” es, antes que una película delicada, divertida e inteligente, que también, un admirable y muy elegante balazo. Si queremos ponernos tristes, en el mismo centro del corazón. El director David Lowery, un experto en presencias ausentes (eso era su anterior “A Ghost Story”), recrea ahora la historia de un atracador de bancos ya al límite de sus fuerzas. Redford mira al patio de butacas, pide el dinero y, si eres una persona decente, se lo das. Con este arranque, Lowery se las arregla para que todo fluya de forma calculada, precisa e intensa, pero hacia dentro.
Toda la cinta está plagada de detalles que llaman no tanto a la celebración de la memoria como a la propia constancia del tiempo; el tiempo que pesa, no que pasa. En un momento de la película, Sissy Spacek se queda sola. La cámara se mantiene delante. Quieta. Al fondo, el pitido eterno de una tetera. Sin más. Como en aquel instante interminable de “A Ghost Story” en el que la viuda comía pastel en el suelo, lo que cuenta es de nuevo el silencio. Y el tiempo. Para cuando al final de la cinta aparezcan retazos de la filmografía del propio Redford, el misterio queda resuelto. Creemos, en nuestro despiste, que estamos viendo la última película de Redford y no, la película nos está mirando a nosotros. Como un balazo. Al corazón, sí. Y adiós. (Luis Martínez)
Recomendada.

La casa de Jack (Lars von Trier, 2018)


Título original: The House That Jack Built. Dirección: Lars von Trier. País: Dinamarca. Año: 2018. Duración: 150 min. Género: Thriller.  
Molly Malene Stensgaard (Montaje), Manuel Alberto Claro (Fotografía), Lars Von Trier (Guión), Jenle Hallund, Lars Von Trier (Guión adaptado), Louisevesth (Producción), Tomas Eskilsson, Thomas Gammeltoft, Leonid Ogarev, Peter Aalbæk Jensen, Charlotte Pedersen (Producción ejecutiva), Kristian Selin Eidnes Andersen (Sonido), Dennis Knudsen (Maquillaje), Manon Rasmussen (Vestuario), Simone Grau Roney (Dirección Artística), Dennis Knudsen (Peluquería).
Presentada en la sección oficial (fuera de competición) del Festival de Cannes 2018.
Estreno en Sevilla: 25 Enero 2019.

Reparto:
Matt Dillon (Jack), Bruno Ganz (Verge), Uma Thurman (Mujer 1), Siobhan Fallon Hogan (Mujer 2), Sofie Gråbøl,  (Mujer 3), Riley Keough (Simple).

Sinopsis:
Estados Unidos, años setenta. Seguimos al brillantísimo Jack durante cinco incidentes a medida que descubrimos las muertes que marcan su recorrido de asesino en serie. Vivimos la historia desde el punto de vista de Jack. Para él, cada asesinato representa una auténtica obra de arte, pero su inadaptación le causa problemas con el mundo que le rodea. A pesar de que la policía parece estar cada vez más cerca de descubrir al autor de los crímenes (algo que le exaspera y le presiona) y contra cualquier tipo de lógica, decide arriesgarse cada vez más. A lo largo de la película, Jack nos habla de su situación personal, de sus problemas y de lo que piensa mediante conversaciones con un desconocido llamado Verge. Una mezcla grotesca de sofismas, de autocompasión casi infantil y de explicaciones detalladas de las difíciles y peligrosas maniobras de Jack.

Fotograma de "La casa de Jack"

Comentarios:
Para Lars von Trier, el P. T. Barnum del cine de autor, el ser humano es un espejo que refleja los dos reinos en conflicto de la cosmología cristiana: Cielo e Infierno. O alma y cuerpo. “La casa de Jack” sostiene que, bajo su encadenado de radicales experimentaciones, la filmografía del danés ha estado siempre al servicio de un único y obsesivo tema: la estrecha unidad entre el Bien y el Mal. No es casual que, al final de cada capítulo de su serie “The Kingdom” (1994-97), el cineasta, forradito de ironía filohitchcockiana (llegaba a presentarse como “el humilde Lars von Trier”), despidiera a los espectadores refiriéndose a esa falsa dialéctica moral que, en esta clara etapa de recapitulación creativa que aquí culmina, también ha inspirado el título -Lars von Trier. The Good with the Evil- de la exposición en torno a su obra que inauguró el Museo de Arte y Cultura Visual Brandts de Odense en noviembre de 2017.
Lars von Trier ya es una pieza de museo. La película puede interpretarse como el sonoro lamento de quien aspiraba al Louvre y tuvo que conformarse con la Saatchi Gallery. “La casa de Jack” adopta la forma de una confesión a las puertas del Infierno: un discurso que a ratos tantea la apología narcisista para culminar en feroz ajuste de cuentas con quienes no han sabido valorar la arquitectura genial que sustenta una obra incomprendida. Jack, el psychokiller encarnado con gélida autoridad por Matt Dillon, funciona como la contrafigura de un Lars von Trier embriagado por la fantasía, un poco adolescente, de diluir las fronteras entre arte y crimen.
Sostenida sobre secuencias de incuestionable fuerza –la cacería de la familia, el episodio de Uma Thurman-, la película acaba siendo esclava de una fórmula –discurso transgresor + interlocutor comprensivo + interludios culteranos- que el director ya había aplicado magistralmente en el díptico “Nymphomaniac” (2013). El tono es de comedia negrísima y todo apunta a un cierre de ciclo, pero la película no se gana un lugar en el infierno de los perversos, sino una temporada en el purgatorio de los redundantes. (Jordi Costa)
Recomendada (con reservas).

sábado, 26 de enero de 2019

El blues de Beale Street (Barry Jenkins, 2018)


Título original: If Beale Street Could Talk. Dirección: Barry Jenkins. País: USA. Año: 2018. Duración: 119 min. Género: Drama.  
Joi McMillon, Nat Sanders (Montaje), James Laxton (Fotografía), Barry Jenkins, James Baldwin (Guión), Nicholas Britell (Música), Megan Ellison, Dede Gardner, Barry Jenkins, Jeremy Kleiner, Sara Murphy, Adele Romanski (Producción).
3 nominaciones a los Oscars. Globo de Oro a la Mejor Actriz de Reparto (Regina King).
Estreno en Sevilla: 25 Enero 2019.

Reparto:
KiKi Layne (Tish Rivers), Stephan James (Alonzo 'Fonny' Hunt), Regina King (Sharon Rivers), Colman Domingo (Joseph Rivers), Aunjanue Ellis (Mrs. Hunt), Diego Luna (Pedrocito), Finn Wittrock (Hayward), Ed Skrein (Oficial Bell), Pedro Pascal (Pietro Alvarez), Brian Tyree Henry (Daniel Carty), Dave Franco (Levy).

Sinopsis:
Tish es una joven de Harlem que se ve obligada a luchar contra reloj para probar la inocencia de su novio Fonny, del que lleva un hijo en su interior.

Fotograma de "El blues de Beale Street"

Comentarios:
Algo ocurre cuando Tish y Alonso, protagonistas de “El blues de Beale Street”, se miran y descubren que lo que era una amistad de infancia se ha convertido en potencia transformadora de la vida y la mirada. Es un sencillo juego de plano y contraplano, pero no queda ninguna duda de que los ojos que están contemplando cada uno de esos rostros son los de un sujeto perdidamente enamorado. Hay un claro punto de estilización en la fotografía de James Laxton, que el director Barry Jenkins emparenta con la estética de Wong Kar-Wai, aunque, en realidad, mana de la fuente Sirk: fondos difuminados enmarcan cada rostro, subrayando su belleza. Un relevante detalle magnifica el efecto: las miradas rompen el pacto de transparencia, miran directamente a cámara, atraviesan la pantalla e interpelan al espectador. Es uno de los muchos detalles expresivos que, tras su sobresaliente “Moonlight” (2016), acreditan a Jenkins como maestro de una especialidad anómala en un tiempo donde cinismo y vacuo sentimentalismo se reparten el mercado: el cineasta es un auténtico orfebre de la empatía. Su cámara no captura: acaricia los cuerpos.
Publicada en 1974, “El blues de Beale Street”, quinta novela de James Baldwin, convirtió la voz narrativa, cuidadosamente construida, de la joven de Harlem Tish Rivers en dinámico instrumento de rapsódica vitalidad, capaz de transitar del afecto a la rabia mientras relata cómo una poderosa historia de amor se convierte en una forma de resistencia contra la opresión sistémica que sufre la comunidad afroamericana. Jenkins logra el milagro de convertir esa voz en forma cinematográfica, en puro estilo, y, si bien ha tendido a una cierta idealización –los amantes son más hermosos de lo que imaginó Baldwin, se omite el trágico destino de un personaje…-, el resultado es impresionante.
El modo en que la cámara se desplaza de un personaje a otro en las secuencias de diálogo –en especial, la del encuentro con el demolido amigo Daniel-, la elegancia de los juegos con el foco para crear movimiento dentro del plano y la orgánica habilidad para armonizar los diversos tiempos del relato son claros indicios de que la escritura visual de esta película se pone al servicio de algo tan intangible como su corazón. Porque de eso habló Baldwin y de eso habla Jenkins: del afecto –de una comunidad, de una familia- que rodea a dos amantes y convierte su deseo en imbatible coraza contra el odio. (Jordi Costa)
Recomendada.