Páginas

martes, 9 de febrero de 2016

Spotlight, de Tom McCarthy



Título original: Spotlight. Dirección: Tom Mccarthy. País: EE.UU. Año: 2015. Duración: 128 min. Género: Drama. Guión: Thomas McCarthy y Josh Singer. Producción: Stephen H. Carter (diseño). Fotografía: Masanobu Takayanagi. Montaje: Tom Mcardle. Música: Howard Shore. Dirección Artística: Michaela Cheyne. Vestuario: Wendy Chuck. Estreno en España: 15 enero 2016.
Intérpretes: Mark Ruffalo (Mike Rezendes), Michael Keaton (Walter “Robby” Robinson), Rachel McAdams (Sacha Pfeiffer), Liev Schreiber (Marty Baron), John Slattery (Ben Bradlee Jr.), Stanley Tucci (Mitchell Garabedian), Brian d'Arcy James (Matt Carroll), Gene Amoroso, Billy Crudup, Elena Wohl, Doug Murray, Sharon McFarlane, Jamey Sheridan, Neal Huff, Robert B. Kennedy, Duane Murray, Brian Chamberlain, Michael Cyril Creighton, Paul Guilfoyle, Michael Countryman

Sinopsis:
En 2002, un equipo de reporteros de investigación del Boston Globe destapó los escándalos de pederastia cometidos durante décadas por curas de Massachussets. La publicación de estos hechos, que la archidiócesis de Boston intentó ocultar, sacudió a la Iglesia Católica como institución.

Fotograma de "Spotlight"

Comentarios:
Avalada por 6 nominaciones al Óscar, incluido Mejor Película, nos llega este trabajo de Tom McCarthy, basado en hechos reales. Se trata de la historia real de investigación ganadora del premio Pulitzer llevada a cabo por el Boston Globe que sacudió la ciudad y causó una enorme crisis en la Iglesia Católica. Aunque ya se habían denunciado casos aislados de abusos sexuales por parte de sacerdotes católicos antes de la investigación de Spotlight, el exhaustivo reportaje de datos escrupulosamente corroborados elaborado por el equipo sacó a la luz el alcance de los delitos perpetrado por el clero, y la participación de la Iglesia para proteger a sus sacerdotes del sistema judicial penal, con una precisión y un detalle nunca vistos hasta la fecha.
En un párrafo del fabuloso Las aventuras de un guionista en Hollywood, William Goldman rememora de este modo sus angustias en el proceso de escritura de Todos los hombres del presidente: "Estaba de Watergate hasta las narices. Me había vuelto loco con lo de Haldeman cuando había hablado con Mitchell y con cómo encajar en todo ello al juez Sirica y cómo hacer que Erlichman apareciera como el perfecto vecino que decía que era y a la vez pudiera hacer lo que hizo. Estaba consumido".
Las películas políticas basadas en hechos reales, y aquella lo era, como también lo es Spotlight, tienen un gran problema: hasta alcanzar el subtexto, "el pulso que late bajo las palabras", de lo que realmente va la película, lo que lleva a la emoción y a la reflexión, hay que narrar toda una serie de complejísimos pasos repletos de "esos malditos nombres". Hacer comprensible al espectador, y aún más allá, emocionante, un proceso con el que incluso los mismos periodistas que protagonizan el relato se sienten perdidos no es tarea fácil. Goldman, con la foto de Gordon Willis y la puesta en escena de Alan J. Pakula, lo logró. McCarthy, con su propia puesta en escena, también. Spotlight es un triunfo del cine, de la escritura, de los derechos civiles, del periodismo, del trabajo.
Como en algunas de las grandes películas políticas de la historia, poco o nada se sabe de la vida privada de los protagonistas de Spotlight. Aquí no hay adornos; únicamente hechos, y consecuencias, alrededor de la labor del equipo de investigación del periódico The Boston Globe sobre los casos de pederastia sacerdotal en la ciudad y el encubrimiento de las altas esferas. Apenas tres pistas (una mirada del marido, o quizá novio, del rol de Rachel McAdams, con rostro de hartazón; unos imanes en el frigorífico de la casa del de Brian d'Arcy James; una vaga referencia a la ruptura sentimental del de Mark Ruffalo) sirven de modo harto preciso la complicación de sus existencias fuera del trabajo. Pero acudir a ello hubiera sido melodramático. Y aquí estamos ante una película sobre el poder, manejada por McCarthy, autor de Vías cruzadas y The visitor, con el sentido más clásico de la puesta en escena, y también del guion. Y ahí está la pista falsa con la que se juega a ver quién dejó pasar por alto la información adecuada, años atrás, grandiosa en su verificación, porque además apunta a uno de los grandes males del periodismo actual: la desidia.
Javier Ocaña mantiene que Spotlight, en la línea de Veredicto final, de Sidney Lumet, también sobre la Iglesia, cumple con su propósito de olvidar lo superfluo para disparar contra lo esencial. Como en el extraordinario discurso del director Liev Schreiber a sus redactores, "la gran historia no está en los curas, como individuos, está en la institución; práctica y política, hay que apuntar contra los males del sistema", la película es una guía profesional y moral sobre el ejercicio del periodismo. 


1 comentario:

  1. Una gran película. Una película sin adornos que va al meollo de la cuestión y nos va enganchando. Magníficos los actores y tema escabroso. Sin ahondar en las historias personales tiene sus momentos de emoción. Periodismo de verdad.

    ResponderEliminar