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domingo, 8 de noviembre de 2015

Truman, de Cesc Gay



Título original: Truman. Dirección: Cesc Gay. País: España y Argentina. Año: 2015. Duración: 108 min. Género: Drama, Comedia. Guión: Cesc Gay y Tomás Aragay. Producción: Marta Esteban y Diego Dubcovsky. Coproducción: Daniel Burman, Hugo Sigman, Alejandro Gorodish, Matías Mosteirín y Axel Kuschevatzky. Sonido: Albert Gay y Jesica Suárez. Fotografía: Andreu Rebés. Música: Nico Cota y Toti Soler. Montaje: Pablo Barbieri. Dirección Artística: Irene Montcada. Estreno en España: 30 Octubre 2015.
Intérpretes: Ricardo Darín(Julián), Javier Cámara (Tomás), Dolores Fonzi (Paula), Àlex Brendemühl (Veterinario), Javier Gutiérrez (Asesor funeraria), Eduard Fernández (Luis), Elvira Mínguez (Gloria), Silvia Abascal (Mónica), José Luis Gómez (Productor), Pedro Casablanc (Médico), Francesc Orella (Actor restaurante), Oriol Pla (Nico), Ana Gracia (Actriz restaurante), Susi Sánchez (Mujer adopción), Ágata Roca (Mujer 1) Nathalie Poza (Mujer 2), Trolio (Truman).

Sinopsis:
Dos amigos de la infancia ahora ya en la mediana edad, Julián y Tomás, se reúnen después de muchos años y pasan unos días inolvidables juntos, principalmente debido a que su reunión es también, seguramente, su último adiós.

Javier Cámara y Ricardo Darín en "Truman"

Comentarios:
Darín y Cámara pasaron por el último certamen del Festival de San Sebastián 2015 y arrasaron, obteniendo ex aequo, el galardón al Mejor Actor. Estamos ante una bellísima historia de amistad, donde el amor a los animales se eleva al cielo. “Truman” es antes que nada, en palabras de su director, un intento. El intento de perder el pánico que a todos nos invade cuando la vida nos sitúa ante la enfermedad y ante el final que se acerca; el nuestro o el de alguien querido. Una mirada sobre cómo reaccionamos ante lo imprevisto, el desconsuelo y lo desconocido.
'Cave canem'. Los romanos ricos colocaban esta frase a la entrada de sus casas para avisar. 'Cuidado con el perro' no era tanto una amenaza (que también) como el nombre de una frontera imaginaria. De un lado, lo íntimo, lo privado, lo propio; del otro, todo lo demás. Y en medio, un ladrido. “Truman” es, además del título de la película de Cesc Gay que inauguró la competición de San Sebastián, el nombre de un perro. El animal es feo, viejo, tranquilo y se diría que sentimental. Además de eso es una metáfora; una metáfora que ladra. Suele ocurrir.
La película cuenta la historia de un hombre que muere. Un cáncer es el responsable. Justo en el momento en el que recibe la noticia, su único propósito no será otro que aguantar en pie lo que queda. Despedirse de quien debe hacerlo y dejar a 'Truman', su perro, de la mejor manera posible. No hay más. Ricardo Darín es el que se despide y Javier Cámara, el amigo que acude a recoger lo que queda cuando ya apenas queda nada.
Quiere el director adentrarse en el terreno quizá prohibido al que siempre se niega la posibilidad de la palabra. Vivimos un tiempo extraño en el que la intimidad es, y cada vez más, mercancía; un producto con el único valor de la exhibición pública, que no púdica. Sin embargo, hay un asunto que aún se mantiene al margen. Morir tiene mala prensa. Y es raro. Al fin y al cabo, la muerte o mejor la consciencia de ella (que diría, con perdón, Heidegger) nos define como proyecto inacabado, como posibilidad, como deseo. De alguna manera, la sociedad moderna ha claudicado, en el consumo acelerado de lo inmediato, de cualquier reflexión con sentido sobre quizá la única certeza: pase lo que pase llegará un momento en que dejará de pasar. Es así.
Pues bien, sigue comentándonos Luis Martínez, tras su asistencia al Festival de San Sebastián, a ello se aplica “Truman” con una claridad en equilibrio siempre inestable con la justa emoción. Digamos que la película traspasa la línea del 'Cave canem' con el rigor, la precisión y la intensidad debida. Se trata de entrar en el delicado terreno de lo privado, de lo íntimo, sin mercadear con las emociones, sin ladrar. Importa el dolor punzante del mordisco, no el ruido del ladrido. 
El cine de Cesc Gay se alimenta básicamente de la palabra; del tumulto de las conversaciones echadas a rodar sobre la retina. Y más adentro. La cámara se mueve sobre los rostros de los personajes sólo pendiente de cada inflexión de la voz. La carga de la prueba siempre descansa en el trabajo de los actores. Y aquí lo que ofrece “Truman” es una intensa, trágica, divertida por momentos y siempre resplandeciente exhibición de unos intérpretes al límite de casi todo. Darín, más Darín que nunca.


1 comentario:

  1. Los diálogos son impresionantes sobre todo los diálogos sin palabras, los de las miradas.
    Como bien dices, Darín más Darín que nunca.

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