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viernes, 29 de junio de 2012

Recordando... Los santos inocentes, de Mario Camus




Año: 1984
País: España
Dirección: Mario Camus
Producción: César Benítez Andrés Santana
Guión: Antonio Larrete, Manuel Matji y Mario Camus, basado en la novela homónima de Miguel Delibes
Fotografía: Hans Burmann
Música: Antón García Abril
Montaje: José María Biurrún
Vestuario: León Revuelta
Dirección artística: Rafael PAlmero

Intérpretes: Alfredo Landa, Francisco Rabal, Juan Diego, Terele Pávez, Belén Ballesteros, Juan Sachez, Ágata Lys, Agustín González, Manuel Zarzo, Mari Carrillo, José Guardiola.

Sinopsis: En la España franquista, durante la década de los sesenta, en un cortijo de Extremadura, una familia de campesinos vive miserablemente bajo la férula del terrateniente. Su vida es renuncia, sacrificio y obediencia. Su destino está marcado y sólo algo violento e imprevisto podrá romper sus cadenas.



"Afortunadísima adaptación de la novela de Delibes, uno de los mayores éxitos del cine español dentro y fuera de nuestras fronteras. Rabal y Landa bordan sus papeles"
(Fernando Morales. El País)


Fotograma de "Los santos inocentes"


Los Santos Inocentes es considerada una obra maestra del cine español. Ganadora de varios premios en el Festival de Cannes de 1984, recibió el de Mención Especial del Jurado para el director santanderino, Mario Camus, y el premio compartido de Mejor Actor para Alfredo Landa y Paco Rabal. Sin duda, una obra básica para comprender nuestra intrahistoria.
En esta ocasión vamos a detenernos en valorar dos aspectos de esta joya del cine español:

1. La adaptación literaria. No era ésta la primera vez que Mario Camus adaptaba una obra de la Literatura Española, anteriormente lo había hecho con La leyenda del alcalde de Zalamea (1972), Los pájaros de Baden-Baden (1975) o La colmena (1982). Igualmente, tras el éxito de esta película, Mario Camus seguiría apostando por adaptar al cine obras literarias españolas, como La casa de Bernarda Alba (1987), La celestina (1996) o La ciudad de los prodigios (1999).

La película que nos ocupa está basada en la novela homónima de Miguel Delibes, publicada en 1981. La novela cuenta la historia de una familia extremeña que trabaja en condiciones de servidumbre para una familia rica. Esta familia acaba de ser realojada en una nueva finca, por lo que les adjudican las nuevas tareas a realizar, que llevan a cabo sin la más mínima reticencia, soportando los abusos y las humillaciones por parte de los burgueses que les dan de comer, además, tienen que mantener a una hija pequeña que padece una brutal enfermedad y al hermano de la madre, retrasado mental. La vida diaria de miseria, sufrimiento y humillación de esta familia se entremezcla en la película con fragmentos de un tiempo futuro en el que los hijos intentan encontrar una nueva forma de vida, en la ciudad.

Los principales temas que toca esta novela de Delibes son: la felicidad y la plenitud en la vida no las da el dinero, la opresión por parte de los señores, el desprecio y la falta de atención hacia sus criados, las humillaciones continuas a las que son sometidos cada día los sirvientes, la incultura generalizada en las clases bajas de la sociedad de la época, la resignación de los miembros de las clases más bajas al aceptar su condición de inferiores, siendo considerados casi como animales.

En definitiva, la novela muestra las abismales desigualdades que existían en una España aún en vías de desarrollo. Mario Camus logra plasmar en su película la realidad de un país, en el que en plenos años 60, aún había familias habitando en cavernas, alimentándose de ratas o, como en el caso de la familia que protagoniza esta película, viviendo en chozas similares a las del neolítico, sin luz eléctrica ni agua. Mediante numerosos contrastes, el director presenta también la otra cara de la sociedad: una familia burguesa y deshumanizada, rodeada de lujos y frivolidad.  

Mario Camus cuenta en una entrevista que, desde el primer momento que leyó la novela de Delibes, se imaginaba la plasmación de la misma en imágenes. Camus se enamoró de la novela desde el primer instante.

Miguel Delibes

2. La secuencia con la Milana. Paco Rabal consigue, con su magistral interpretación, dar vida a uno de los personajes más recordados de la historia del cine español, todo un icono de la filmografía nacional: Azarías. Rabal encarna al hermano de Régula, un retrasado mental cercano a la senectud. Azarías tiene un gran apego por un búho enfermo que tiene enjaulado, al que llama “La Milana”. Una de las secuencias más inolvidables es aquella en la que Azarías corre tras su pájaro, que se posa en un tejado, pero vuelve finalmente para posarse en su hombro, ante la expectación de toda la finca, mientras pronuncia su célebre frase: “Milana bonita”. La secuencia de la que hablamos tuvo gran complejidad a la hora de rodarse, sobre todo, por la dificultad de contar con un animal en la misma. Tal como indicaba Mario Camus en una entrevista, rodar con animales es extremadamente complicado, porque nunca estás convencido de como van a reaccionar a la hora de filmar.

Francisco Rabal y La Milana


Os dejo con unos comentarios del propio Mario Camus al respecto de lo que hemos comentado antes.





Los Santos Inocentes es un reflejo de aquella España en la que los poderosos mantenían semiesclavizadas a las clases más desfavorecidas, en virtud de perpetuar una jerarquía social que mantenía a una parte de la población en la miseria, en el analfabetismo y en la desgracia. Aunque todos teníamos claro, hace unos años, que esta situación en España ya había pasado a la historia, es necesario advertir, que debemos estar expectantes ante los acontecimientos actuales, ya que la denominada “crisis” se está llevando por delante mucho de los derechos ciudadanos y/o laborales que tanto trabajo nos ha costado conseguir. Así que alerta, no queremos en España volver a la situación que vivió Azarías y su familia.

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